Papa: El resfriado no me permite participar en los ejercicios espirituales

En el Ángelus, el Papa Francisco expresa “tristeza” por la situación de los civiles en el norte de Siria y por los refugiados que Turquía está enviando hacia Europa. El comentario sobre las tentaciones de Jesús en el desierto. “Jamás hay que dialogar con el diablo”. “Más nos alejamos de Dios, y más indefensos e impotentes nos sentimos frente a los grandes problemas de la existencia”. La invitación a invocar la ayuda de la Virgen María, “la Madre de Aquél que aplastó la cabeza de la serpiente”. 

 


Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – Al culminar la oración del Ángelus junto a los fieles, en plaza San Pedro, el Papa Francisco anunció: “el resfriado no me permite participar en los ejercicios espirituales” que comenzarán esta noche en Ariccia, y en los cuales participa toda la curia romana. Francisco dijo que seguirá las prédicas - a cargo del jesuita Pietro Bovati, Secretario de la Comisión Bíblica Pontificia – desde el Vaticano. En los últimos días, el pontífice ya había cancelado algunas audiencias porque sentía una “leve indisposición”. Algunos medios expresaron temor (y circularon fake news) respecto a la posibilidad de que el Papa estuviera enfermo de coronavirus. 

Antes de excusarse, el Papa comentó el Evangelio de la misa de hoy, primer domingo del tiempo de Cuaresma (ciclo A, Mateo 4,1-11), que narra las tentaciones de Jesús en el desierto, donde “el tentador, el diablo,... trata de poner en aprietos a Jesús, tres veces”. 

“La primera tentación surge del hecho de que Jesús tiene hambre, y [el diablo] le sugiere: «Si eres el Hijo de Dios, di a estas piedras que se conviertan en pan» (v. 3). Pero la respuesta de Jesús es rotunda: «Está escrito: “No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios» (4,4). Él hace referencia a Moisés, cuando recuerda al pueblo el largo camino recorrido en el desierto, que le hizo aprender que su vida depende de la Palabra de Dios (cfr Dt 8,3)”.

“El diablo hace un segundo intento (vv 5-6), se vuelve más astuto, y entonces él también cita la Sagrada Escritura. La estrategia es clara: si tienes tanta confianza en el poder de Dios, entonces debes experimentarla, y de hecho la Escritura misma afirma que será socorrido por los ángeles (v. 6). Sin embargo, también en este caso, Jesús no se deja confundir, porque quien cree, sabe que no hay que poner a prueba a Dios, sino confiar en Su bondad. De modo que a las palabras de la Biblia, que son interpretadas de forma utilitarista por Satanás, Jesús responde con otra cita: «También está escrito: “No pondrás a prueba al Señor, tu Dios”» (v. 7)”.

“Por último, el tercer intento (vv. 8-9) revela lo que piensa realmente el diablo: ya que la venida del Reino de los Cielos marca el comienzo de su derrota, el deseo del maligno es evitar que Jesús cumpla su misión, y es por ello que le da una perspectiva de mesianismo político. Pero Jesús rechaza la idolatría del poder y de la gloria humana y, finalmente, expulsa al tentador, diciéndole: «¡Aléjate, Satanás! Está escrito: solo al Señor, tu Dios, adorarás; y solo a Él rendirás culto» (v. 10). Y llegado este punto, los ángeles se acercan para servir a Jesús, fiel al mandato del Padre (cfr v. 11)”.

Esto nos enseña algo: Jesús no dialoga con el diablo; Jesús le responde con la palabra de Dios… Jamás hay que dialogar con el diablo. Jesús hace dos cosas con el diablo: lo expulsa o le responde con la palabra de Dios”. 

“De la misma manera, hoy – concluyó Francisco - Satanás irrumpe en la vida de las personas para tentarlas con sus propuestas atractivas; mezcla su voz con tantas otras voces que tratan de domesticar la conciencia. De todas partes nos llegan mensajes que invitan a “dejarse tentar” para sentir la ebriedad de la transgresión. La experiencia de Jesús nos enseña que la tentación es el intento de recorrer caminos alternativos a los de Dios, ...caminos que nos dan una sensación de autosuficiencia, del goce de la vida como un fin en sí mismo. Sin embargo, todo eso es ilusorio: muy pronto uno se da cuenta de que mientras más nos alejamos de Dios, más indefensos e impotentes estamos frente a los grandes problemas de la existencia. Que la Virgen María, la Madre de Aquél que aplastó la cabeza de la serpiente, nos ayude, en este tiempo de Cuaresma, a estar vigilantes frente a las tentaciones, a no someternos a ningún ídolo de este mundo y a seguir a Jesús en el combate contra el mal; y así nosotros también saldremos victoriosos, como Jesús”.  

En el momento de los saludos, Francisco expresó el deseo de que para todos, “este camino cuaresmal, que acaba de comenzar, sea rico en frutos espirituales y obras de bien”. Y enseguida, agregó: “Estoy un poco triste por las noticias que llegan sobre tantos desplazados – hombres, mujeres y niños - expulsados a causa de la guerra, y de tantos migrantes que piden ayuda. En los últimos días, esto ha recrudecido. Recemos por ellos”. Es casi seguro que el Papa se refiera a la situación que rige en el norte de Siria, donde el ataque del ejército sirio en Idlib está provocando la huida de muchos civiles hacia Turquía. Ankara, por su parte, ha decidido abrir sus fronteras para que los refugiados se desplacen hacia Europa. Sin embargo, cientos de personas que lograron llegar a la frontera griega fueron repelidos con gases lacrimógenos.