Mae Suay, muy pronto se celebrará el bautismo de Mayer: por Cristo le ganó a la droga

En la misión del PIME la comunidad se prepara para la Pascua y 102 catecúmenos se preparan para recibir el bautismo. En el Norte de Tailandia, se hace cristiano a través de una pareja: antes la social, luego la individual. Sobre la misión y sobre el resto de país incumbe la amenaza del coronavirus. La Iglesia tailandesa suspendió las ceremonias públicas. 

 


Mae Suay (AsiaNews) – Liberarse de la esclavitud de la dependencia, para recibir en su corazón la libertad de la fe en Cristo: es la prueba que tuvo que superar Mayer, uno de los cerca 102 catecúmenos (80 adultos y 22 jóvenes) que en las próximas semanas recibirán el bautismo en Ma Suay en el Norte de Tailandia. El párroco de la misión de la joven diócesis de Chiang Rai es el p. Marco Ribolini, sacerdote del Pontificio Instituto Misiones Extranjeras (PIME) desde hace 16 años en el país del Sudeste asiático.  Mae Suay es una de las más grandes de la diócesis y este año celebrará los primeros 30 años de vida. En su obra, el p. Ribolini es ayudado por el p. Raju Kavala Moganati  y el p. Massimo Bolgan – ambos sacerdotes del PIME- y Nathi Lobip, diácono crecido en la misión. Juntos se ocupan de 29 pueblos remotos, habitados por cerca de 5 mil cristianos pertenecientes a las minorías étnicas tribales Akha (mayoría) y Lahu.

“Aquí en el Norte- declara a AsiaNews el p. Ribolini – los catecúmenos sobre todo provienen del contexto tribal. En estas tierras se vuelve uno cristiano a través de una doble conversión. La primera es social, de grupo: comunidad, grupos de familias o enteros pueblos deciden abrazar al cristianismo. Éstos se dirigen al sacerdote, al cual comunican la voluntad de formar parte del ‘grupo social de los católicos’. A distancia de años, cuando adquieren un conocimiento más profundidad de la religión, algunos tribales empiezan una conversión personal. Estos son nuestros catecúmenos. Pero antes de aceptar su inscripción al catecismo, verificamos que existan las condiciones de una elección autónoma y consciente”. 

Entre los catecúmenos que recibirán el bautismo está Mayer. “El año pasado- narra el misionero- cuando tuvimos un coloquio juntos, nos enteramos que el hombre era dependiente de las drogas. Ya que era un fumador de opio, no pude aceptar su inscripción al catecismo. Le dije: ‘el bautismo nos hace libres. No puede recibirlo quien sigue siendo esclavo de una adicción’. Delante del catequista, Meyer me prometió que habría dejado y entonces lo admití y lo inscribí., reservándome el derecho de verificar su recorrido de liberación de la droga. Después de un año, con todas las atenciones del caso y gracias a las personas que le estuvieron junto, nos dimos cuenta que Mayer no se drogaba más. También su esposa pidió el bautismo. La preparación a una libertad del corazón del pecado y de la muerte se convirtió en una ocasión para liberarse de una esclavitud tremenda”.

hay otra cosa que el p. Rebolini desea contar, “si bien esta vez sucedió hace unos 20 años atrás”. “En la cultura Akha- explica el sacerdote- el nacimiento de una pareja de gemelos o mellizos es considerada como una desventura, porque es una intervención de un espíritu maligno o malvado. En tiempos pasados, se ponía remedio hasta abandonando a los niños en el bosque. A través de los años, esta práctica fue abandonada pero la superstición quedó. A este prejuicio no quería creer el jefe del pueblo, que amaba profundamente a sus hijos que les habían nacido. frente a este sentimiento, el chamán del pueblo dijo: ‘Si quieres vivir en paz, tienes sólo una posibilidad: hazte cristiano, porque su Dios ama a todos y no hace distinciones’. Esta persona no sólo se bautizó junto a la propia familia, pero convirtió a todo el pueblo (una treintena de familias, unas 100 personas) y se hizo catequista”.  

Para el p. Ribolini son días frenéticos: hierven los preparativos para la Pascua, pero en Mae Suay, como por el resto toda Tailandia, incumbe la amenaza del coronavirus. “La Conferencia episcopal tailandesa (CBCT) dispuso la cancelación de las ceremonias públicas. En la misión de Mae Suay nos acostumbramos y hemos anulado diversas iniciativas. El pasado fin de semana (7-8 de marzo), los catecúmenos provenientes de los pueblos de la misión participaron por la última vez a los ritos pre-bautismales. estas son actividades que normalmente en el tiempo de Cuaresma se desarrollan los fines de semana y concluyen el recorrido de fe que dura un año. Pero, lamentablemente, la crisis sanitaria nos obligó a suspenderlos. Los catecúmenos recibirán el bautismo en sus respectivos pueblos cuando yo y mis cohermanos y los catequistas los visitaremos a partir de después de Pascua. En aquellas ocasiones observaremos y trataremos de hacer respetar, las necesarias medidas para evitar el coronavirus. Es nuestra intención dar testimonio a las personas que, también en los momentos de miedo, el Señor existe y está al lado de cada uno de nosotros. Y este es el significado de la cruz: el Señor acepta una tal muerte para estar cerca de la humanidad. haremos de todo para que nuestra atención espiritual hacia la comunidad no nos haga difusores del virus, sin embargo no podemos faltar a estar junto a la gente con el apoyo de la fe; sobre todo en una situación que estamos viviendo”.  

(Se contó con la colaboración de P.F).