Papa: la misericordia de Dios es el centro de la vida cristiana

“No hay cristianismo sin misericordia”. “Invoquen siempre” a San José, “especialmente en los momentos difíciles y confíen a este gran Santo vuestra existencia” y también aquella de quien está enferma y de quien asiste a los enfermos, personas que arriesgan la vida”.

 


Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – Mañana, 19 de marzo, es la solemnidad de S. José, “invóquenlo siempre, especialmente en los momentos difíciles y confíen a este gran Santo vuestra existencia y también aquella de quien está enferma y de quien asiste a los enfermos, personas que arriesgan la vida. Y mañana por la noche, a las 21, “cada familia, cada comunidad religiosa” recite el Rosario. Una invitación a la oración concluyó la audiencia general de hoy, otra audiencia general sin fieles, en streaming desde biblioteca privada, en el Palacio apostólico (en la Foto de Vatican News). La Plaza de san Pedro y el Aula Pablo VI vacías.

En su meditación, continuando el ciclo de catequesis sobre las Bienaventuranzas, Francisco habló sobre la quinta: “Beatos los misericordiosos, porque encontrarán misericordia” (Mt 5,7), afirmando que ya desde el primer Ángelus dijo como Papa (el 17 de marzo de 2013), “sintió” el deber de dar el mensaje de la misericordia de Dios, que “no es una dimensión entre las otras, pero es el centro de la vida cristiana: no hay cristianismo sin misericordia”. “Y esto quedó muy impreso en mí, como un mensaje que como Papa yo habría debido dar siempre un mensaje que debería ser de todos los días: la misericordia. Recuerdo que aquel día tuve también la actitud un poco “desvergonzado” de hacer publicidad a un libro sobre la misericordia, apenas publicado por el Card. Kasper. Y aquel día sentí tan fuerte que este es el mensaje que debo hacer, como obispo de Roma: misericordia, misericordia, por favor, perdón”.

La quinta bienaventuranza, observó, tiene una particularidad: “es la única en la cual la causa y el fruto de la felicidad coinciden. Aquellos que ejercitan la misericordia encontrarán misericordi, serán ‘misericordiados’”.

“Este tema de la reciprocidad del perdón- observó luego- no está presente sólo en esta bienaventuranza, pero es recurrente. ¿Y cómo podría ser de otro modo? ¡La misericordia es el corazón mismo de Dios! Jesús dice: “No juzguen y no seréis juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados” (Lc 6,37) Siempre la misma reciprocidad. Y la Carta de Santiago afirma que “la misericordia tiene siempre la mejor sobre el juicio” (2,13). Pero es sobre todo en el Padre Nuestro que nosotros rezamos: “Perdónamos nuestras ofensas así como nosotros perdonamos a quienes nos ofenden” (Mt 6,12); y esta es la única pregunta retomada al final: “Si ustedes de hecho no perdonarán a los otros, tampoco el Padre Vuestro perdonará vuestras culpas” (Mt 6,14-15); Cfr Catecismo de la Iglesia Católica, 2838)”.  

“Hay dos cosas que no se pueden separar: el perdón dado y lo que hemos recibido. Pero tantas personas están en dificultad, no logran perdonar. Muchas veces el mal recibido es tan grande que lograr perdonar parece como escalar una montaña altísima. : un esfuerzo enorme; y uno piensa: no puedes, esto no puedes. Este hecho de la reciprocidad de la misericordia indica que necesitamos invertir la perspectiva. Solos no podemos, necesitamos la gracia de Dios, debemos pedirla. De hecho, ¡si la Quinta Bienaventuranza promete encontrar misericordia y en el Padre Nuestro pedimos el perdón de las deudas, significa que somos esencialmente deudores y necesitamos encontrar misericordia! Todos somos deudores.  Todos nosotros. A Dios, que es tan generoso, y a nuestros hermanos. Toda persona sabe que no es el padre o la madre que debería ser, el esposo o esposa, el hermano o la hermana que debería ser”.

Todos estamos "en déficit" en la vida. Y necesitamos misericordia. Sabemos que hemos hecho mal, también, y siempre falta algo del bien que hubiéramos hecho. ¡Pero esta misma pobreza nuestra se convierte en la fuerza para perdonar! Estamos endeudados, y si, como hemos oído al principio, nos medimos con la medida con la que medimos a los demás (cf. Lc 6,38), entonces es mejor que ampliemos la medida y perdonemos, que perdonemos. Cada uno debe recordar que necesita el perdón, que necesita el perdón, que necesita la paciencia; este es el secreto de la misericordia: perdonando se es perdonado”.

“Por esto Dios nos precede y nos perdona Él antes (cfr Rm 5,8). Recibiendo su perdón nos volvemos capaces a nuestra vez de perdonar, Así la propia miseria y la propia carencia de justicia se vuelven ocasión de abrirse al reino de los cielos, a una medida más grande, la medida de Dios, que es misericordia”.

“La misericordia de Dios es nuestra liberación y nuestra felicidad. Vivimos de la misericordia y no podemos permitirnos estar sin misericordia: es el aire para respirar. Somos demasiado pobres para poner condiciones, necesitamos perdonar, porque necesitamos ser perdonados”.

Después de la catequesis, el Papa recordó que el próximo viernes y sábado habrá la iniciativa "24 horas para el Señor", una cita importante "para la Cuaresma para la oración y para el sacramento de la reconciliación". "Lamentablemente, en Roma, Italia y otros países esta iniciativa no podrá llevarse a cabo en las formas habituales debido a la emergencia del coronavirus".

“También, en todas las otras partes del mundo, se continuará con esta bella tradición. Aliento a los fieles a acercarse en manera sincera a la misericordia de Dios en la confesión y a rezar especialmente por cuantos están en la prueba de la pandemia. Donde no se podrá celebrar 24 horas para el Señor, estoy seguro que se podrá vivir este momento penitencial con la oración personal”.