​La oración del 14 de mayo responde a la vocación histórica del Líbano
de Fady Noun

Al país se le brinda la oportunidad de demostrar que realmente es el ambiente por excelencia donde se forja el futuro cultural y ético del mundo árabe, y del diálogo interreligioso. 

 


Beirut (AsiaNews) - Después del papa, el Secretario general de las Naciones Unidas Antonio Guterres y el Patriarca ecuménico Batolomé han aceptado la invitación del Alto Comité para la Fraternidad Humana: ayunar, rezar y practicar actos de misericordia el día jueves 14 de mayo, pidiendo por el fin de la pandemia de Covid-19. Estas adhesiones otorgan a este llamamiento una dimensión ecuménica, interreligiosa y planetaria. En efecto, los no creyentes también podrán asociarse a este momento de comunión para toda la humanidad.

En el Líbano, 17 instituciones cristianas y musulmanas han adherido al llamado, al igual que la Iglesia maronita. El día viernes, el patriarca maronita Béchara Raï, envió una carta a los obispos y superiores generales de su comunidad, pidiéndoles responder positivamente en sus ceremonias, al enfoque ya adoptado por las organizaciones de base. 

Si bien hay buenos motivos universales para aceptar este llamamiento, en el caso del Líbano hay una razón especial. En efecto, éste responde a su vocación histórica, y el llamamiento común del Papa y del gran imán de al-Azhar lo reta a responder a la llamada. Por eso, una vez más, se le brinda al Líbano la oportunidad de demostrar que realmente es el ambiente por excelencia donde se forja el futuro cultural y ético del mundo árabe, y del diálogo interreligioso.

Sin duda, Abu Dabi, el lugar donde fue creado (en la foto) el Alto Comité (en febrero del 2019) ha representado un paso decisivo en este significativo proceso islámico-cristiano, y el Líbano debiera estar feliz por ello. Fraternidad Humana no debiera ser una palabra vacía librada al uso de los revolucionarios de España y de las logias. Es también cristiana y musulmana, y en ninguna parte se ve esto con tanta claridad como en el Líbano

Hay quienes temen que la Iglesia, al hacerlo, sea engañada por un Islam conquistador que finge no serlo. O que caiga en un vago humanismo, en el cual el nombre de Jesús se confunde con el de otros maestros espirituales, en una suerte de “Religión mundial” donde en nombre de la tolerancia se diluya la verdad del cristianismo. Sin embargo, basta con seguir algunas homilías matutinas de Papa Francisco para ver con qué inteligencia de la Escrituras y con cuánta constancia proclama la palabra y el señorío de Jesús. Ello debiera aportar tranquilidad a aquellos que continúan creyendo que las oraciones suscitadas por musulmanes y cristianos - cada una según su credo, pero con una intención común - no son más que un engaño recíproco o, en el mejor escenario, mero folclore. 

No obstante, repitámoslo, esta vez hay otra razón más, política y coyuntural, para adherir fuertemente al llamado del Alto Comité. Y es que llega una semana después del 7 de mayo, una fecha dolorosa en la memoria de la comunidad sunita. Sin embargo, la inconciencia civil es tal en el Líbano, que en Twitter, ese mismo día, algunos alimentaron el fuego y cantaron la gloria de este golpe de Estado de los Hezbollah (2008), que humilló militar y políticamente el Camino sunita. Además, la invitación llega en un momento en el que Saad Hariri, celoso de su liderazgo y colmado de sentimiento confesional, no deja de afirmar que el gobierno de Hassane Diab, que se ha convertido en su rival, es el de Hezbollah. 

Frente a esta dinámica de división, odio y violencia latente que está surgiendo, hubiera sido irresponsable dejar pasar esta rara oportunidad de combatir positivamente este abandono nacional que raya con la desintegración, y esta cerrazón de una comunidad sunita puesta a la defensiva, que se considera perseguida. [Esta oportunidad] que refuerza el Líbano de la comunidad fraterna, la misma que hizo temblar a las masas el 17 de octubre. Era necesario preservar a toda costa este resultado, contra las regresiones hacia el sectarismo, que a veces se manifiesta, tanto a causa de una utopía retrógrada como de una “reconquista” ignorante, como ocurrió recientemente en el Chouf, o de un golpe de Estado, como en Lassa o en Jbeil Jurd.

Por tanto, hemos de considerar como una hazaña el encuentro de oración del 14 de mayo, a pesar del clima político triste de la gran institución sunita Makassed, columna dorsal educativa y social de Dar el-Fatwa, y de dos principales instituciones chiítas, el Fórum de encuentro de las religiones del jeque Ali Mohammad Hussein Fadlallah y las instituciones del Imán Moussa Sadr. Este es un fermento de fraternidad que no hay que descuidar, aunque, como sabemos, la levadura primero ejerce su acción en lo secreto, de forma oculta, en el silencio de la masa.

En nombre de una “cultura del encuentro” que el Líbano asegura es suya, será necesario defender a toda costa este “jueves de la unidad en la oración responsable y en la solidaridad espiritual”, en el legítimo derecho de todos a diferenciarse en base al propio credo. Después de todo, es precisamente a este nivel que todo el pueblo libanés se reencuentra.