Papa: Trinidad es Amor que quiere salvar y recrear al mundo

Por primera vez después de tres meses Francisco celebra el Ángelus desde la ventana de su estudio y los fieles se reunieron en la plaza, con mascarillas y a distancia de seguridad

 “Y hoy pensando en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, pensamos en el amor y pensamos en el hecho de sentirnos amados”. La pandemia cobra víctimas todavía en muchos países. como Brasil (sin nombrarlo). La devoción al Corazón de Jesús, une a “los grandes maestros espirituales y la gente simple del pueblo de Dios”.

 


Ciudad del Vaticano (AsiaNews) –  El misterio de la Trinidad – la fiesta litúrgica de hoy – es “Amor,toda al servicio del mundo que quiere salvar y recrear”. Así el Papa Francisco introdujo la oración del Ángelus hoy, volviendo a ser celebrada desde la ventana de su estudio, con los fieles reunidos en la plaza de S. Pedro. Es la primera vez, después de tres meses a causa de la cuarentena, que algún centenar de fieles vuelve a la plaza para el momento del Ángelus: todos están rigurosamente con la mascarilla y a distancia entre ellos.

El Papa comenta sobre todo una frase del Evangelio de hoy:  «Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único» (cfr. Juan 3, 16-18). “Estas palabras-dijo- indican que la acción de las tres Personas divinas – Padre, Hijo y Espíritu Santo – es todo un plan de amor que salva a la humanidad y al mundo”.

“Dios Padre ama tanto al mundo que, para salvarlo, da lo más precioso que tiene: su único Hijo, que da su vida por la humanidad, resucita, vuelve al Padre y, junto con Él, envía el Espíritu Santo. La Trinidad es por lo tanto Amor, amor completamente al

servicio del mundo, al que quiere salvar y reconstruir. Y hoy pensando en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, pensemos al hecho de sentirnos amados”.

Francisco invitó a todos a “dejarnos fascinar una vez más por la belleza de Dios; belleza, bondad e inagotable verdad. Pero también humilde, cercana, que se hizo carne para entrar en nuestra vida, en nuestra historia, para que cada hombre y mujer pueda encontrarla y obtener la vida eterna. Y esto es la fe: acoger a Dios-Amor que se entrega en Cristo, dejarnos encontrar por Él y confiar en Él”.

“Que la Virgen María-concluyó- morada de la Trinidad, nos ayude a acoger con un corazón abierto el amor de Dios, que nos llena de alegría y da sentido a nuestro camino en este mundo, orientándolo siempre hacia la meta que es el Cielo”.

Después de la oración mariana, el pontífice se alegró por la “pequeña presencia” de romanos y peregrinos en la plaza; “signo de que la fase aguda de la epidemia ha pasado en Italia”, aunque la necesidad “de seguir con las normas vigentes sea aún necesaria”. Pero recordó que en otros países, el virus sigue cobrándose muchas víctimas. El viernes pasado en un país hubo un muerto por minuto”. El Papa no citó a ningún país pero es intuible que hable de Brasil. La semana pasada, había recordado a los pueblos de Amazonía en la tragedia de la pandemia. “Deseo expresar mi cercanía a esas poblaciones, a los enfermos y sus familias, y a todos los que los cuidan. “Deseo expresar-agregó- mi cercanía a esas poblaciones, a los enfermos y sus familias, y a todos los que los cuidan.

Él luego invitó a la devoción al Corazón de Jesús, al cual está dedicado el mes de junio, “una devoción -explicó- que une a los grandes maestros espirituales y a la gente sencilla del pueblo de Dios. En efecto, el Corazón humano y divino de Jesús es la fuente de donde siempre podemos obtener misericordia, perdón y ternura de Dios. Podemos hacer esto reflexionando sobre un pasaje del Evangelio, sintiendo que en el centro de cada gesto, de cada palabra de Jesús está el amor, el amor del Padre. Y podemos hacerlo adorando la Eucaristía, donde este amor está presente en el Sacramento. De este modo, nuestro corazón también, poco a poco, se volverá más paciente, más generoso, más misericordioso, imitando al Corazón de Jesús”.

 Hizo repetir a los fieles una oración que él aprendió cuando era niño de su abuela: “Jesús, haz que mi corazón sea semejante al tuyo”