El 8 de noviembre habrá elecciones en Myanmar: será un test para la democracia

El país estuvo gobernado por los militares durante décadas. Se vaticina una victoria de Aung San Suu Kyi y de su Liga por la Democracia, pero no un triunfo arrollador como el del 2015. La Señora ha perdido el consenso de las minorías étnicas y es criticada por la comunidad internacional, debido a la violencia desatada por el ejército contra los Rohinyás. 

 


Rangún (AsiaNews/Agencias) – Las elecciones generales y estatales en Myanmar tendrán lugar el próximo 8 de noviembre. El anuncio de la Comisión Electoral fue difundido ayer, en un mensaje transmitido por la televisión pública. Para muchos sectores, el llamado a votar será un test para la plena transición democrática del país, luego de décadas de dominio militar. 

La convocatoria electoral se llevará a cabo en todos los Estados del país, incluyendo las zonas de conflicto. En el Parlamento nacional, se juegan 330 escaños en la Cámara Baja, y 168 en la alta. El 25% de las bancas está reservado a los militares, que aún detentan la fuerza dominante. Hay 644 escaños más (y más de 29 minorías étnicas) por asignar, en las asambleas estatales. 

Los analistas prevén una nueva victoria de la Liga Nacional por la Democracia liderada por Aung San Suu Kyi. Sin embargo, se vaticina que no será por amplio margen como sucedió en el 2015 cuando Myanmar votó en elecciones multi-partidarias, después de más de 50 años de dictadura militar.  

En la caída del consenso incide, sin lugar a dudas, la difícil situación económica que atraviesa el país. Suu Kyi goza de un fuerte respaldo de la población de origen Bamar, mayoritaria en el país, pero es duramente criticada por las minorías étnicas, que la acusan de no haber actuado con firmeza para detener la violencia de los militares. La Consejera de Estado, ex Nobel de la Paz por su lucha contra el régimen militar, también es blanco de las críticas de la comunidad internacional, por su gestión de la crisis en Rakhine, escenario de enfrentamientos entre el ejército y las milicias armadas locales. Las operaciones de las Fuerzas Armadas, que la ONU ha rotulado como actos de genocidio, han provocado la huida a Bangladés de casi un millón de musulmanes Rohinyás.