Murió Boris Bobrinskoy, gran teólogo ruso en Europa
de Vladimir Rozanskij

Fue quien dio a conocer en Occidente los tesoros de la espiritualidad ortodoxa. Trabajó mucho tiempo con Pavel Evdokimov y Olivier Clément. Fue una gran personalidad ecuménica: apoyó el renacimiento religioso ruso durante el disenso y luego de la caída del régimen ateo. La “maldad babilónica” de la Iglesia rusa (su excesiva dependencia del poder estatal) y la necesidad de dejarse llevar por el “soplo desconcertante” del Espíritu.

 


Moscú (AsiaNews) – En la mañana de ayer, a la edad de 96 años, desapareció de este mundo el padre Boris Bobrinskij (Bobrinskoy, en la versión francesa), uno de los grandes representantes de la teología rusa en el exterior. Proto-prebístero de la arquidiócesis rusa del Patriarcado de Constantinopla en Europa Occidental (actualmente, Exarcado europeo occidental del patriarcado de Moscú), ex decano del instituto teológico San Sergio de París, Bobrinskoy fue el último miembro de la gran generación de teólogos rusos que en Occidente dieron a conocer los tesoros de la espiritualidad ortodoxa.

Nació en 1925, en una familia aristocrática de exiliados rusos en París. Desde su temprana infancia, Boris fue amigo de Vladimir Losskij, hijo del filósofo Nikolaj, que devendrá el principal divulgador de la “teología mística de la Iglesia de Oriente”, somo se titulaba su texto más famoso, escrito en 1944. Bobrinskoy estudió con los jesuitas de Meudon, y concluye sus estudios en 1949, en el instituto ortodoxo fundado en 1924 por Sergej Bulgakov, Georgij Florovskij y Nikolaj Berdjaev, por solo citar a los más famosos. Es justamente Florovskij,  fundador de la corriente teológica de la “neopatrística”, el relator de la tesis de Bobrinskoy sobre el “Sacramento de la unción crismal en los padres orientales del siglo IV”. Luego trató de introducir la práctica de la Confirmación siguiendo a los antiguos padres siríacos en la Iglesia ortodoxa, separándola del rito bautismal, que en la liturgia bizantina está incorporado a este último. 

Estudió varios años en Atenas, ahondando en la espiritualidad esicasta de San Gregorio de Palamas y de los monjes del Monte Athos. Regresó a París en 1951 para enseñar historia del Antiguo Oriente y Teología Dogmática, profundizando especialmente en la teología trinitaria. También se desempeñó como párroco de la iglesia de San Aleksandr Nevskij en París, y por muchos años fue uno de los principales puntos de referencia de la comunidad rusa de París, junto con el historiador de la teología Pavel Evdokimov y el patrólogo y teólogo Olivier Clément.

Boris Bobrinskoy fue uno de los grandes protagonistas del diálogo ecuménico durante y después del Concilio Vaticano II, y dictó cursos en la universidad protestante de Neuchâtel, en Suiza, y en la universidad católica de París. En años años ‘70 fue muy activo en la radio y en la televisión, y tuvo varias publicaciones; fue célebre su programa “La voz de la Ortodoxia”, difundido por varias emisoras, y funcionó como un apoyo al renacimiento religioso en Rusia desde los años del disenso y del samizdat, y después de la caída del régimen ateo. 

En sus obras denunció la “maldad babilónica” de la Iglesia rusa, no solo en el período de la persecución soviética, sino también en la excesiva dependencia del poder estatal en toda su historia. Propone una renovación espiritual, dejándose llevar por el “soplo desconcertante del Espíritu”, que transforma la vida entera en la vida de la Iglesia. Para referirse a ello, acuñó un término ruso, votserkovlenie zhizni (“iglesificación de la vida”) que luego será usado para describir el renacimiento religioso ruso de los años ‘90, en el sentido de que el mundo vuelve a la Iglesia.