Mons. D’Souza: Madre Teresa, la pandemia y el confinamiento
de Mons. Thomas D'Souza

El encuentro con Jesús en la Eucaristía y en los pobres. Madre Teresa enseñó con palabras y acciones, por medio del ejemplo de su vida. Pasajes de la homilía del arzobispo de Calcuta el día de la fiesta de la fundadora de las Misioneras de la Caridad.

 


Calcuta (AsiaNews) – “Muerte, hambre y pobreza nos rodean” debido a una “pandemia sin precedentes y muchos confinamientos que afectan la vida”. En esta situación, es importante pensar qué haría la Madre Teresa. Es el consejo que dio Mons. Thomas D’Souza, arzobispo de Calcuta, en su homilía durante la misa celebrada en homenaje a la santa de los pobres el 5 de septiembre pasado, día de su fiesta. A petición de nuestros lectores, ofrecemos algunos pasajes de la misma.

Queridos hermanos y hermanas. El centro de santa Madre Teresa era Jesús y su amor por todos, especialmente por los pobres. Su espiritualidad estaba fundada en la persona de Jesús que nos ha amado y que se entregó por nosotros. Ella creía en la dignidad de cada persona, creada a imagen y semejanza de Dios. Ver a Jesús en cada persona y amarlo de manera especial en los pobres, necesitados, enfermos, abandonados y sufrientes, a través del cuidado y el servicio: ese fue el centro de su vida como misionera de la caridad. Llamada a ser luz en la oscuridad, santa Madre Teresa vivió plenamente su vocación llevando la luz, el amor, la vida y la alegría de Jesús a la vida de miles de personas.

Estamos viviendo una pandemia sin precedentes y muchos confinamientos marcan la vida de muchas personas, especialmente los pobres. Muerte, hambre y pobreza nos rodean. Si hoy la Madre Teresa estuviera viva, nos diría: “Mira a Jesús en cada persona sufriente, necesitada, pobre o moribunda, y cuídala o cuídalo de todas las maneras que puedas… comparte lo que tienes con los necesitados… no seas indiferente; Jesús hará milagros a través de ti”.

La Madre estaba plenamente convencida de que Jesús alimentó a cinco mil personas haciendo un milagro para darles de comer, porque tuvo compasión de ellas y les enseñó el Reino de Dios. A través de las hermanas y hermanos misioneros de la Caridad y miles de colaboradores, la Madre continúa hoy su servicio a los más pobres de los pobres.

Muchos “soldados del Covid”, es decir, hombres y mujeres de todas las religiones y confesiones que de manera generosa y altruista están sirviendo en forma heroica a los enfermos, los pobres y los hambrientos, de alguna manera están inspirados en la vida y el ejemplo de Madre Teresa, ese excepcional Buen Samaritano de nuestros tiempos, como la definió el Papa Francisco. A su vez, ella fue una fiel discípula de Jesús y siguió su ejemplo de amor, compasión y servicio. En medio de la oscuridad y el sufrimiento, cada uno de nosotros puede ser un instrumento de luz y de paz, de esperanza y de fe, de alegría y perdón.

La Madre Teresa recibía su fuerza de la oración, sobre todo a Jesús en la Santa Eucaristía, y con esa fuerza encontraba al mismo Jesús en los más pobres de los pobres y lo servía a Él en el amor. El amor de la Madre por el Corazón Inmaculado de María llenaba su corazón de un amor puro. Que la Eucaristía donde encontramos a Jesús pueda ayudarnos siempre a nosotros también a encontrarlo a Él en los pobres y necesitados, y a responderle siempre en ellos con amor.

Hoy es también el “Día de los maestros”. Y envío mis saludos de agradecimiento a todos nuestros maestros. Santa Madre Teresa fue una maestra a todos los efectos y fue directora del St Mary’s School de Entally, cuando era una hermana de Loreto. Después, como Misionera de la Caridad, enseñó con palabras y acciones, por medio del ejemplo de su vida al servicio de los pobres. Que ella interceda por todos nuestros maestros y los bendiga desde el cielo.

Quiero concluir con las palabras del Papa Francisco al terminar su homilía el día de la canonización de la Madre, el 4 de septiembre de 2016. “A la Madre Teresa le gustaba decir: ‘Tal vez yo no hablo su idioma, pero puedo sonreir’. Llevemos su sonrisa en el corazón y regalémosla a todos los que encontramos en nuestra peregrinación, sobre todo a los que sufren. Abriremos así horizontes de alegría y esperanza a todos nuestros hermanos y hermanas desanimados y necesitados de comprensión y ternura”.

Santa Teresa de Calcutta, ruega por nosotros.

(Ha colaborado Nirmala Carvalho)