Debido a la pandemia, aumentan en Japón los suicidios de mujeres y jóvenes

Según las estadísticas del gobierno, el número de suicidios en agosto aumentó un 15,4%, a 1.854 casos. A pesar de tener una tasa más baja de suicidios, el número de mujeres que se quitan la vida se ha incrementado aproximadamente un 40%. El número de suicidios de estudiantes, tanto de escuela primaria como secundaria, ha sido más del doble en comparación con el mismo período del año pasado.

 


Tokio (AsiaNews / Agencias) - El número de suicidios en Japón muestra que la pandemia de coronavirus ha tenido impacto sobre todo en mujeres, adolescentes y niños. Desde el punto de vista económico, el coronavirus ha afectado principalmente a las mujeres, que tienen más probabilidades de tener un empleo irregular en los sectores de la venta al por menor o de servicios. Las mujeres representan casi el 66% de las recientes pérdidas de puestos de trabajo en Japón.

Japón es una de las pocas economías importantes que publican datos oportunos sobre suicidios, ya que constituye un problema social persistente. Los números sugieren lo que podría suceder en todo el mundo mientras los países luchan contra las consecuencias del desempleo masivo y el aislamiento social que está afectando a algunos grupos de personas más que a otros. En Japón, la tasa de suicidios ha disminuido, excepto entre los jóvenes, pero sigue siendo una de las principales causas de muerte prematura: este año el suicidio se ha cobrado más de 13.000 vidas, mientras que el número total de muertes por Covid-19 es inferior a 2.000. 

Según las estadísticas del gobierno, el número de suicidios en agosto aumentó un 15,4%,  a 1.854 casos. A pesar de una tasa más baja de suicidios, el número de mujeres que se suicidan ha crecido aproximadamente un 40%. El número de suicidios de estudiantes de escuela primaria y secundaria ha sido más del doble en comparación con el mismo período del año pasado.

"Las cifras actualizadas de los suicidios pueden ayudar a determinar rápidamente qué grupos son de alto riesgo", dijo Yasuyuki Sawada, economista jefe del Banco Asiático de Desarrollo y profesor de la Universidad de Tokio, quien ha escrito libros sobre la prevención del suicidio y el impacto económico del fenómeno. "Si los gobiernos locales pueden determinar qué grupo de edad o qué ocupaciones presentan un mayor riesgo de suicidio, se pueden aplicar rápidamente medidas de prevención".

Un estudio estadounidense publicado en mayo ha previsto que en la próxima década otras 75.000 personas podrían querer "morir por desesperación" debido a la crisis del coronavirus.

En la India, el 65% de los terapeutas informaron un aumento de las autolesiones y los pensamientos suicidas entre los pacientes desde que comenzó la pandemia, según un estudio publicado en septiembre por la Suicide Prevention India Foundation.

Según un informe publicado esta semana, más del 60% de los 130 países estudiados por la Organización Mundial de la Salud dijeron que los servicios de salud mental para poblaciones vulnerables se han interrumpido debido a la pandemia.

La tendencia en Japón revela que la pandemia también está añadiendo nuevos factores de estrés potencialmente mortales: las llamadas a números de emergencia por violencia doméstica han aumentado cuando los miembros de las familias quedaron atrapados juntos en el hogar.

En la vecina Corea, que tiene la tasa de suicidio más alta de la OCDE, también se produjo un aumento en el número de mujeres que se suicidaron en abril, marzo y junio, aunque el número total de suicidios entre enero y julio disminuyó con respecto al año anterior.

En general, la depresión es más común en las mujeres y la adicción es más común en los hombres, por lo que la pandemia prolongada puede haber influido en el aumento de las tasas de suicidio de las mujeres, dijo Paik Jong-woo, director del Centro Coreano de Prevención de suicidios.

"Las medidas de salud pública y de prevención de enfermedades infecciosas no son suficientes para salvar vidas por sí solas", dijo Toshihiko Matsumoto, director del departamento de investigación de la adicción a las drogas del Instituto Nacional de Salud Mental de Japón. Subrayó la necesidad de contar con espacios donde las personas puedan estar alejadas de la presión familiar y al mismo tiempo evitar condiciones de hacinamiento con riesgo de infección.

Los niños presentan una situación aún más compleja. Bajo la presión de la pandemia, los padres estresados ​​"pueden no entender las señales de sus hijos y no estar lo suficientemente atentos a sus problemas", dijo Mayumi Hangai, médica del Centro Nacional de Salud y Desarrollo Infantil que analizó los niveles de estrés de los niños durante el coronavirus. El estrés o la infelicidad que manifiestan los padres también se pueden trasladar a los hijos, que no tienen ninguna salida social cuando las escuelas están cerradas y no hay actividades extraescolares disponibles. Aunque en Japón se ha registrado una disminución general de los suicidios durante la última década, los jóvenes menores de 20 años son el único segmento que ha experimentado un aumento.

En Asia, el número de víctimas podría ser incrementado porque se atribuye un mayor estigma a los problemas de salud mental que en las sociedades occidentales. En Japón, por ejemplo, hay una presión social para no mostrar los propios sentimientos.

Los suicidios cayeron inicialmente en la primavera durante el estado de emergencia ordenado por el gobierno para frenar la propagación del virus. Surgió también una solidaridad colectiva como la que nace en las guerras y los desastres naturales. Pero a medida que la economía comenzó a reabrirse, una  parte de la población se quedó atrás, como los trabajadores que fueron despedidos o los que seguían atrapados en su casa. En Japón, las escuelas se reanudaron en junio después de cerrar tres meses, pero aumentaron las denuncias de bulling y eso añadió estrés a la recuperación del trabajo escolar. "Los niños se sienten más presionados porque deben recuperar el atraso", dijo Hiroyuki Nishino, director de Tamariba, una organización sin fines de lucro que ayuda a los niños en dificultades”.

La interrupción debida al Covid-19 también está exacerbando el fenómeno profundamente arraigado del futoko: los niños que se niegan a ir a la escuela. Estos niños tienen un alto riesgo de suicidio. "Hemos escuchado a niños de apenas cinco años hablar sobre la muerte o el deseo de desaparecer", dijo Nishino.

Según Lifelink, una organización sin fines de lucro con sede en Tokio que opera una línea telefónica de ayuda para suicidas, alrededor del 20 por ciento de las llamadas recibidas entre mayo y agosto fueron de niños de primaria, secundaria y preparatoria. Las aplicaciones de mensajería han sido eficaces para ayudar a los niños a pedir ayuda, ya que algunos pueden usarlas sin que sus padres lo sepan, dijo Yasuyuki Shimizu, director de Lifelink. Esto es especialmente crucial cuando el problema es la violencia doméstica.

En julio, el gobierno japonés asignó un presupuesto adicional de 1.100 millones de yenes (10,4 millones de dólares) para la prevención del suicidio, que se suma a los 2.600 millones de yenes aprobados en abril. Los gobiernos de Japón y Corea, a pesar de las amargas disputas sobre el comercio y los derechos territoriales, intercambian regularmente ideas sobre estrategias de prevención del suicidio, según un funcionario del Centro de Prevención del Suicidio de Corea.

A raíz del Covid-19, se necesitan con urgencia fondos e inversiones en infraestructura de salud mental para atender a las poblaciones vulnerables, afirman los especialistas. Los servicios de salud mental tienen una financiación insuficiente crónica en todas partes, aunque los estudios han demostrado que invertir 1 dólar en el tratamiento de la depresión y la ansiedad puede devolver 5 dólares en productividad económica, según la OMS.

"El apoyo financiero del gobierno es importante, pero reconocer que la salud mental es un problema también lo es", dijo Sawada de ADB. "Las medidas para abordar la salud mental también deben ser un pilar de la política de salud pública".