El Elíseo elogia la figura del profesor decapitado por un extremista y defiende la libertad de expresión. Para el "sultán" las caricaturas sobre Mahoma son ofensivas, Macron tiene trastornos mentales y lanza un boicot a los productos franceses. Una batalla que gran parte del mundo musulmán interpreta como un choque ideológico entre “nosotros y ellos”.
Estambul (AsiaNews) - El llamado a boicotear los productos franceses en Turquía que hizo ayer el presidente Recep Tayyip Erdogan ha abierto un nuevo y cada vez más amplio frente de confrontación entre Ankara y París, que amenaza con desembocar en una guerra (básicamente comercial) entre dos mundos opuestos. La tensión se desencadenó por el asesinato del profesor francés Samuel Paty a manos de un radical islámico de origen checheno el 16 de octubre, en respuesta a la decisión del profesor de mostrar en clase las polémicas caricaturas de Charlie Hebdo sobre Mahoma. Europa se ha unido en defensa de París, mientras el mundo musulmán -con pocos matices en su interior- condena el gesto blasfemo y reivindica la defensa de los principios y valores de la fe musulmana en el contexto de una confrontación ideológica cada vez más marcada.
Ayer, en Ankara, el "sultán" Erdogan, quien se ha valido del nacionalismo y el islam como armas para conquistar el consenso, dirigió un mensaje a la nación pidiendo que "no compren marcas francesas", en el contexto de un discurso mordaz contra Macron y poniendo en duda su “salud mental". El titular del Elíseo estaría liderando una "campaña de odio" contra los musulmanes, que son tratados en Europa "como los judíos en la época de la Segunda Guerra Mundial".
Hace mucho tiempo que Francia y Turquía están enfrentados en varios asuntos internacionales, desde Siria hasta Libia y el Mediterráneo oriental. La última crisis, que nació en torno a las controvertidas caricaturas, llevó a Macron a llamar a consultas al embajador en Ankara. Rindiendo homenaje al profesor asesinado, el jefe de Estado francés añadió luego que el país seguirá defendiendo este tipo de caricaturas, como expresión de la libertad de pensamiento, de palabra y de sátira contra el oscurantismo.
En el mundo musulmán, la controversia se plantea como una cuestión de respeto por el Islam ante actos blasfemos que tocan el corazón de la fe. En los últimos días, al menos 200 personas se han manifestado frente a la residencia del embajador francés en Israel, mientras que en la Franja de Gaza algunos manifestantes han quemado imágenes del presidente Macron. En Líbano, el llamado a la protesta no ha recibido grandes adhesiones y el tono de la condena es difuso, como afirma una nota del movimiento chiíta Hezbollah que habla de "insulto deliberado".
En el norte del Sahara, desde Túnez hasta Marruecos pasando por Argelia, se realizaron pequeñas protestas y se reprodujo el llamado online a boicotear los productos franceses. El canciller marroquí habló de "caricaturas ofensivas" fruto de "actos de inmadurez", porque la libertad de expresión debe terminar donde "comienza la libertad y la fe de los demás". En Siria se registra un llamado simbólico al boicot en Bab al-Hawa, un punto de paso de bienes y productos en el noroeste, y se llevaron a cabo manifestaciones en zonas controladas por rebeldes y grupos extremistas cerca de Ankara. En Jordania, el gobierno puso de relieve que "ofender" las creencias de los demás no es un signo de libertad, mientras en Kuwait el Ministro de Relaciones Exteriores se reunió para aclaraciones con el representante diplomático de París mientras desaparecieron de las góndolas los productos clásicos de la tradición francesa, desde el queso hasta los cosméticos.
De Irak llega un comunicado de Rabat Allah, una nueva facción armada cercana a Teherán, que anuncia "represalias" sin especificar. El primer ministro de Pakistán, Imran Khan, acusó a Macron de "atacar" al Islam. En Qatar, las cadenas de distribución al-Meera y Souq al-Baladi han retirado los productos franceses de las estanterías, y desde Egipto llega la voz del gran imán de al-Azhar, Ahmad el-Tayeb, denunciando una "campaña sistemática para enredar al Islam en batallas políticas". Los llamamientos al boicot también se están difundiendo en Yemen. Por último, también llegan críticas y ataques desde las altas esferas de Irán, aunque la República Islámica está enfrentada con Turquía en muchos asuntos internacionales. La defensa de la religión musulmana, ya sea una actitud verdadera o solo un pretexto, va más allá de las divisiones en esta coyuntura.
Expertos y analistas subrayan que la polémica que se acaba de plantear parece más bien una batalla ideológica y oportunista, porque en muchos casos donde hay verdaderas persecuciones y ataques reales contra los musulmanes (uigures en China, rohingya en Myanmar) los países islámicos son los primeros en guardar silencio. Aquí parece estar poniéndose de manifiesto la polarización de posiciones contrarias en el debate público entre los llamados puristas del Islam y los defensores de la libertad, que no deja ningún espacio para el debate. Un mundo binario que gira en torno a "nosotros" y "ellos", sin alcanzar jamás un punto de encuentro.