Brahim Aouissaoui es un joven de 21 años que entró a Francia pocos días antes del ataque. Para el jefe de los servicios antiterroristas, el objetivo sería la Iglesia católica. Pero ayer hubo otros atentados fallidos: en Yeda, Lyon y Aviñón. Eran contra Francia. Ayer fue la fiesta musulmana de Walid, para celebrar el nacimiento de Mahoma. Oraciones en todas las iglesias de Francia por las víctimas de Niza y por el fin de la violencia. Laicismo y blasfemia.
Niza (AsiaNews / Agencias) - El joven de 21 años que mató a tres personas en la catedral de Nuestra Señora de la Asunción de Niza había entrado a Francia pocos días antes, y llegó a Italia hace un mes. Llevaba un documento que le entregó la Cruz Roja cuando descendió de una embarcación de migrantes en Lampedusa, el 20 de septiembre.
Poco se sabe de él. Su nombre es Brahim Aouissaoui, nacido en 1999, y llegó a Lampedusa el 20 de septiembre. Después de cumplir una cuarentena por el Covid, el hombre se trasladó a Bari el 9 de octubre y después desapareció. Las fuerzas de seguridad francesas vuelven a encontrar su rastro el 29 de octubre, en la estación de tren de Niza, donde se cambió la chaqueta y los zapatos. Brahim salió de la estación a las 8.13 am y se dirigió hacia la calle donde se encuentra la iglesia. A las 9 mató a tres personas.
Las tres víctimas se encontraban en el templo donde estaba por comenzar la misa matutina. En el interior del mismo murieron dos: una mujer de 60 años que fue prácticamente decapitada y el sacristán, un hombre de 55 años al que le cortó la garganta. El hombre estaba casado y tenía dos hijos. El asesino atacó también a otra mujer, de 44 años, produciéndole varias heridas con un cuchillo de 30 cm de largo. Ella logró escapar hasta un café cercano, pero murió poco después. Antes de morir, pidió que dijeran a sus hijos que los amaba.
Gracias a la alarma que dio una persona presente en el lugar, la policía llegó con rapidez y logró detener a Brahim, quien recibió varios impactos de armas de fuego y ahora se encuentra en el hospital en estado grave.
En el templo, la policía encontró la mochila del asesino, que contenía otros dos cuchillos y algunos efectos personales, entre ellos un Corán y dos teléfonos celulares.
Para Jean-François Ricard, responsable de las brigadas antiterroristas, las tres personas fueron agredidas "por la única razón de que estaban en la iglesia". Ricard considera que el objetivo del terrorista era la Iglesia Católica.
En realidad, la tensión estalló en las últimas semanas después que el semanario Charlie Hebdo reeditó las caricaturas satíricas sobre Mahoma. Con la decapitación del prof. Samuel Paty, las declaraciones del presidente Emmanuel Macron contra el Islam radical y las duras críticas del presidente turco Erdogan, Francia parece ser el verdadero objetivo, y probablemente también la libertad de expresión que incluye la libertad de blasfemia.
En el día de ayer se produjeron otros tres ataques. En Arabia Saudita, un hombre atacó con un cuchillo a un guardia del consulado francés en Yeda. La víctima fue trasladada al hospital y el agresor fue detenido.
En Lyon, un joven afgano conocido por los servicios de inteligencia, también fue detenido por la policía con un cuchillo de 30 cm. La policía sospecha que se disponía a lanzar un ataque.
Poco después, en Aviñón, un hombre de 33 años de origen magrebí que portaba un cuchillo, se negó a entregar el arma y fue abatido por la policía.
Según algunos expertos, todos estos ataques están relacionados: ayer fue la fiesta musulmana de Walid, en honor al nacimiento de Mahoma. Es probable que las caricaturas satíricas hayan provocado el deseo de venganza en algunos sectores musulmanes.
En muchas iglesias de Francia se celebraron ayer servicios de oración por las personas que murieron asesinadas en Niza.
El rector de la basílica de Niza, Olivier Spinosa, consideró que "hay que frenar esta situación, pero evitando que la violencia genere más violencia". Un docente católico afirmó que había sido exagerada la decisión de Charlie Hebdo de volver a publicar las caricaturas sobre Mahoma. Declaró a Le Monde que: “El laicismo no se puede reducir a una caricatura. Y el amor cristiano consiste en no herir al otro”.