Beijing prevé una mayor apertura de la administración Biden

La decisión de designar a Antony Blinken como secretario de Estado es interpretada en este sentido. Los chinos esperan un cambio de enfoque luego de los años de Trump, marcados por una fuerte impredecibilidad. El Congreso de los EE.UU quiere mantener una línea dura contra el gigante de Asia. El presidente en funciones inicia el proceso de transición. 


Washington (AsiaNews/Agencias) – Un diplomático con el cual se podrá dialogar. Esta es la idea que muchos analistas chinos tienen de Antony Blinken, a quien ayer el flamante presidente electo Joe Biden eligió como su Secretario de Estado.  

Beijing ve a Blinken como un pragmático, que hará que la diplomacia de Washington sea “más predecible”. En los cuatro años de la administración Trump, las relaciones entre las dos potencias empeoraron de un modo significativo. Apoyado por una serie de “halcones” anti-chinos, entre los que destaca el secretario de Estado Mike Pompeo, el actual inquilino de la Casa Blanca desató una guerra comercial, tecnológica y financiera contra su rival asiático. 

Para varios observadores chinos, la plana de líderes de Beijing espera de la presidencia de Biden un cambio de enfoque, más que un cambio sustancial. Ellos destacan que el Congreso de los EE.UU - demócratas y republicanos, sin distinción - quiere mantener una línea dura contra el gigante asiático. 

Blinken, quien se desempeña como asesor diplomático de Biden hace ya muchos años, tendrá que considerar estas directrices, especialmente en las negociaciones comerciales. En julio de este año, durante un encuentro en el Hudson Institute, Blinken subrayó que China debe considerar un hecho: que los EE.UU y sus aliados, juntos, cubren entre el 50 y el 60% del PBI global. 

La designación del futuro Secretario de Estado se dio a conocer el mismo día en que Trump dio instrucciones a la agencia federal competente para iniciar el proceso de transición para la asunción de la administración Biden, el próximo 20 de enero. Hasta ahora, el magnate se había negado a reconocer la victoria del candidato demócrata en las elecciones del 3 de noviembre.