Papa: construir una cultura que afirme la dignidad de las personas con discapacidad

Mensaje de Francisco para el Día Internacional de las Personas con Discapacidad. La sociedad y la Iglesia deben promover la participación “activa”, no sólo la asistencia. Incluso en las parroquias, eliminar obstáculos y promover la formación, para que también puedan enseñar el catecismo.

 


Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - Promover una cultura de la vida que afirme la dignidad de cada persona, "especialmente en defensa de los hombres y mujeres con discapacidades, de cualquier edad y condición social". La sociedad y la Iglesia deben promover una participación "activa" de ellos, que no sea sólo asistencia. En su mensaje para el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, que se celebra hoy, 3 de diciembre, el Papa Francisco afirma, entre otras cosas, que las parroquias no sólo deben eliminar todos los obstáculos que impiden la participación de las personas con discapacidad en los sacramentos, sino también "favorecer su formación, para que puedan adquirir además una preparación más avanzada también en el campo teológico y catequético", y de ese modo puedan ser catequistas.

En el documento, que aborda el tema del Día de este año: "Reconstruir mejor: hacia un mundo post-Covid-19 que incluya la discapacidad, accesible y sostenible", Francisco se refiere a la parábola de la casa construida sobre roca y parte de la "amenaza de la cultura del descarte".

Si bien en los últimos cincuenta años se han dado pasos importantes, tanto a nivel de las instituciones civiles como de las realidades eclesiales, sobre la "conciencia de la dignidad de cada persona, y esto ha llevado a tomar decisiones valientes para la inclusión de quienes padecen una limitación física y/o psíquica", todavía subsisten expresiones de rechazo que, sumado a una mentalidad narcisista y utilitaria, “conducen a la marginación, sin considerar que, inevitablemente, la fragilidad pertenece a todos" y que “hay personas con discapacidades incluso graves que, aún con gran esfuerzo, han encontrado el camino hacia una vida buena y rica de significado, así como hay muchas otras 'normalmente dotadas', que no obstante están insatisfechas, o a veces desesperadas".

En segundo lugar, si la pandemia "ha puesto aún más en evidencia las disparidades y las diferencias que caracterizan nuestro tiempo, especialmente en detrimento de los más débiles", "la primera «roca» "sobre la cual debemos construir nuestra casa es la inclusión". Recordando que "la fuerza de una cadena depende del cuidado que se dé a los eslabones más débiles".

“Respecto a las instituciones eclesiales, reitero la exigencia de disponer de instrumentos adecuados y accesibles para la transmisión de la fe. Además, deseo que se pongan a disposición de quienes los necesitan, en cuanto sea posible gratuitamente, incluso a través de las nuevas tecnologías, que han demostrado ser tan importantes para todos en este período de pandemia. Asimismo, aliento a que exista una formación ordinaria para sacerdotes, seminaristas, religiosos, catequistas y agentes de pastoral, sobre la relación entre la discapacidad y el uso de instrumentos pastorales inclusivos. Que las comunidades parroquiales se comprometan a que se desarrolle en los fieles el estilo de acogida a las personas con discapacidad. Crear una parroquia plenamente accesible requiere no solo que se eliminen las barreras arquitectónicas, sino sobre todo que los parroquianos asuman actitudes y acciones de solidaridad y servicio hacia las personas con discapacidad y hacia sus familias. El objetivo es que lleguemos a dejar de hablar 'ellos', y lo hagamos solo de 'nosotros' ”.

En tercer lugar, "para 'reconstruir mejor' nuestra sociedad es necesario que la inclusión de quienes son más frágiles comprenda también la promoción de su participación activa". En este sentido, el Papa reitera enérgicamente "el derecho de las personas con discapacidad a recibir los sacramentos como todos los demás miembros de la Iglesia", lo que implica hacer accesibles todas las celebraciones. Porque cada bautizado, «cualquiera que sea su función en la Iglesia y el grado de ilustración en la fe, es un sujeto activo de evangelización» (EG, 120). Por eso también las personas con discapacidad, tanto en la sociedad como en la Iglesia, piden convertirse en sujetos activos de la pastoral y no sólo en destinatarios”.

“El objetivo no es solo cuidarlos, sino que participen activamente en la comunidad civil y eclesial. Es un camino exigente y también fatigoso, que contribuirá cada vez más a formar conciencias capaces de reconocer a cada individuo como una persona única e irrepetible ”(FT, 98). En efecto, la participación activa de las personas con discapacidad en la catequesis constituye una gran riqueza para la vida de toda la parroquia. Estas, en efecto, injertadas en Cristo en el bautismo, comparten con Él, en su particular condición, el ministerio sacerdotal, profético y real, evangelizando a través, con y en la Iglesia. Por consiguiente, también la presencia de personas con discapacidad entre los catequistas, según sus propias capacidades, constituye un recurso para la comunidad”.

El documento concluye diciendo que "Peor que esta crisis, es solamente el drama de desaprovecharla" (Homilía en la Solemnidad de Pentecostés, 31 de mayo de 2020). “Por eso animo a cuantos, cada día y a menudo en el silencio, se sacrifican en favor de las situaciones de fragilidad y discapacidad. Que la voluntad común de «reconstruir mejor» pueda desencadenar sinergias entre las organizaciones tanto civiles como eclesiales, para edificar, contra toda intemperie, una "casa" sólida, capaz de acoger también a las personas con discapacidad, porque está construida sobre la roca de la inclusión y la participación activa". (FP)