Papa: quizás podamos engañar a los hombres, pero a Dios no, es tiempo de conversión

El Señor “conoce nuestro corazón mejor que nosotros mismos. ¡Aprovechemos el momento presente! Este sí es el verdadero sentido cristiano del 'carpe diem'. No “disfrutar la vida en el momento fugaz”, no, ése es el sentido mundano. Sino aprovechar el hoy para decirle "no" al mal y "sí" a Dios; abrirse a su Gracia; dejar de encerrarse en uno mismo arrastrándose en la hipocresía".

 


Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - "Quizás podamos engañar a los hombres, pero a Dios no", con él "no sirve de nada hacerse el listo" y aprovechar la paciencia con la que espera nuestra conversión. Decirle 'no' al mal, pedir perdón y el compromiso de remediar el mal que hemos hecho. La fiesta de la Inmaculada Concepción - que se celebra hoy - llevó al Papa Francisco a hablar, en el Ángelus, sobre la liberación del pecado, esa gracia que “María comenzó a experimentar desde el seno de su madre y nosotros abrigamos la viva esperanza de gozar en el paraíso”.

“La fiesta litúrgica de hoy - dijo - celebra una de las maravillas de la historia de la salvación: la Inmaculada Concepción de la Virgen María. Ella también fue salvada por Cristo, pero de manera extraordinaria, porque Dios quiso que, desde el instante en que fue concebida, la madre de su Hijo no fuera tocada por la miseria del pecado. Y por eso María, durante todo el transcurso de su vida terrena, estuvo libre de toda mancha de pecado, fue la "llena de gracia" (Lc 1, 28) como la llamó el ángel, y disfrutó de una acción singular del Espíritu Santo, para poder mantenerse siempre en la relación perfecta con su hijo Jesús ”.

“Lo que desde el principio fue para María, será para nosotros al final, después de haber pasado por el 'baño' purificador de la gracia de Cristo. Lo que nos abre la puerta del Paraíso es la gracia de Dios”. “Todos los santos y las santas recorrieron este camino. Hasta los más inocentes estaban marcados por el pecado original y lucharon con todas las fuerzas contra sus consecuencias. Pasaron por la "puerta estrecha" que conduce a la vida (cf. Lc 13, 24). ¿Y saben quién es el primero del que tenemos la certeza que entró en el paraíso? Un delincuente: uno de los dos que fueron crucificados con Jesús. Se dirigió a él y le dijo: "Jesús, acuérdate de mí cuando entres en tu reino". Y Él le respondió: "Hoy estarás conmigo en el paraíso" (Lc 23,42-43) ".

“La gracia de Dios se ofrece a todos; y muchos que en esta tierra son los últimos, en el cielo serán los primeros (cf. Mc 10, 31). Pero cuidado. No sirve de nada hacerse el listo, postergar continuamente un examen serio de la propia vida, abusando de la paciencia del Señor. Él es paciente, y quizás podamos engañar a los hombres, pero a Dios no. Él conoce nuestro corazón mejor que nosotros. ¡Aprovechemos el momento presente! Sí, este es el sentido cristiano del 'carpe diem'. No disfrutar de la vida en el momento fugaz, no, ése es el sentido mundano. Sino aprovechar el hoy para decirle "no" al mal y "sí" a Dios; abrirse a su gracia; dejar de replegarse en uno mismo arrastrándose en la hipocresía. Mirar a la cara la propia realidad, reconocer que no hemos amado a Dios y al prójimo como debiéramos. Y confesarlo, comenzar un camino de conversión pidiendo en primer lugar perdón a Dios en el Sacramento de la Reconciliación, y luego reparar el mal que hicimos a los demás. Pero siempre abierto a la gracia. El Señor llama a nuestra puerta”. Para nosotros, ése es el camino para llegar a ser ‘santos e inmaculados’. La belleza incontaminada de nuestra Madre - concluyó - es inimitable, pero al mismo tiempo nos atrae. Encomendémonos a Ella y digamos de una vez para siempre 'no' al pecado y 'sí' a la Gracia”.

Después del Ángelus, el Papa Francisco dijo que esta tarde no iría a la Plaza de España para el tradicional homenaje a la Inmaculada Concepción, a fin de evitar aglomeraciones. Sin embargo, agregó, "fui allí esta mañana en privado". Aunque la imposibilidad de hacer una celebración no nos impide ofrecerle a María las flores que ella prefiere: "oración, penitencia y un corazón abierto a la gracia".