En medio del Covid-19, la violencia y las conversiones, Jesús nace en Bangkok
de Adriano Pelosin

El padre Adriano Pelosin es misionero del PIME y hace 42 años que vive en Tailandia. Cuenta cómo es la Navidad en medio de la pobreza de los barrios de la capital. La ayuda que brindan a 300 familias pobres; cómo protegen a mujeres y niños contra la violencia y las agresiones en la familia; la preparación de decenas de jóvenes, adultos y niños para el bautismo.


Bangkok (AsiaNews) – Ayudar a quienes se han vuelto pobres a causa del Covid-19, que ha arrasado con el turismo. El catecismo para jóvenes, niños y adultos; la protección de mujeres y niñas contra la violencia doméstica y los abusos sexuales; la simple caridad: una crónica de la vida cotidiana en la capital tailandesa, según la experiencia del padre Adriano Pelosin, un misionero del PIME que lleva 42 años  en Tailandia.

 

Queridos amigos y benefactores ‘a distancia’ de nuestros hijos :

…  He estado siguiendo las noticias de Italia sobre el virus Covid-19 y con mis oraciones, estoy cerca de todas las familias afectadas por esta pandemia ..son tantos los enfermos y los muertos. Aquí en cambio sólo ha habido 4246 casos y 60 muertos [hasta el 15 de diciembre]. Hay que decir que el clima cálido de Tailandia ha protegido a la gente del virus y quizás también hayan intervenido otros factores. Por ejemplo, los tailandeses se saludan con una reverencia y con las manos juntas, sin estrecharlas. Desde que comenzó la pandemia, los grupos parroquiales de evangelizadores y los grupos juveniles han estado ocupados visitando a los más pobres y a los más afectados por el confinamiento obligatorio. El gobierno ha cerrado todos los aeropuertos y puertos, todas las fronteras con Laos, Camboya, Myanmar, Malasia. Esto ha afectado especialmente a los que trabajan en la industria del turismo, que representa el 15% de la economía.

Hemos asistido a casi 300 familias llevándoles arroz, huevos, aceite de cocina, pescado enlatado y paquetes de sopa china seca (sólo hay que añadir agua caliente). Después de un comienzo con miedo, nos recuperamos y continuamos nuestras reuniones bíblicas en siete lugares diferentes, llevando el poder y la visión de la Palabra de Dios.

También debo decir que la mayoría de las personas a las que hemos ayudado son budistas… pero para nosotros la religión no importa tanto: nos encontramos unidos en base a una comprensión más profunda que las diferencias de raza o religión. Estamos reconstruyendo la sociedad, destruida por el mal, y estamos comenzando desde abajo, por los últimos, los abandonados.

Ayer entré en la clase de catecismo. La Sra. Ying y el Sr. Taweesak estaban preparando a unos veinte catecúmenos que recibirán el Bautismo y me sorprendió el hecho de ver en los participantes una atención, una sinceridad y el deseo de mejorar sus vidas.  En otra aula, la Sra. Keng y el diácono Somsak enseñaban a veinte niños a hacer la señal de la cruz; en la pequeña capilla del segundo piso de la casa parroquial, el P. Sunday preparaba a una docena de jóvenes para el bautismo.

Una vez más, me di cuenta de que el hombre no vive sólo de pan, sino de cada palabra que sale de la boca de Dios.

En este año ha habido muchos acontecimientos que deben ser mirados con los ojos de Dios, que no hace nada para nuestra condena, sino que todo sucede para nuestro bien porque confiamos en Él.  Uno de los hechos más bellos es que los dueños de una escuela privada, que se encuentra en el territorio de nuestra parroquia, acogieron gratuitamente a once de nuestros niños más pobres. Los dueños y gerentes son miembros de una familia católica que antepone la caridad a las ganancias.

Hace poco tiempo salvamos una vida. Una madre de familia con cinco hijos (tres están en un orfanato estatal) y con un bebé de trece días fue traída aquí, a la parroquia, por una evangelizadora nuestra, para consultar qué hacer en esa continuación. El marido de esta mujer, bajo la influencia de las drogas (metanfetamina), quería matar a su esposa.

Decidimos permitir que la mujer se refugiara en nuestro pequeño centro de misericordia en Wat Sake, Sam Kok. Mientras tanto, pedimos al P. Paolo Salamone que acogiera a la otra hija de cuatro años en el centro de San Martín, que yo había iniciado hace más de 20 años, y preparamos todos los documentos necesarios. En tres días todo estaba hecho y la mujer regresó a vivir con su padre, junto con su bebé recién nacido. Ayer busqué al marido de la mujer para un encuentro, un diálogo, el comienzo de una nueva vida, pero no lo encontré. En estos días estamos tratando de ayudar a una niña de 12 años porque corre un gran peligro: ya ha sido violada varias veces con el consentimiento de su abuela, que recibe dinero de esos hombres. También estamos siguiendo de cerca a un primo pequeño de esta niña, que tiene seis años: su madre está en la cárcel por tráfico de drogas y no sabemos quién es su padre...

Es muy hostil el ambiente en el que viven estos niños: es como si todo el mundo estuviera equivocado, y por lo tanto se defienden y nos ven como intrusos. Que Dios nos ayude.

El nacimiento de Jesús trajo alegría a los pobres; su muerte trajo la salvación a los pecadores; su resurrección trajo esperanza a los defraudados y desesperados, y la venida del Espíritu Santo vuelve a hacer presentes todos estos dones. Todos los días somos testigos de esto, para que en medio de las penas de la vida y los dolores de la sociedad, alabemos a Dios y su gracia que se manifiesta en medio de nosotros.

Este es mi deseo para todos ustedes: que Jesús, que nació pobre, les traiga la alegría de los pobres que se asombran de todo lo bueno que pasa en sus vidas.

 

¡Feliz Navidad y Feliz Año Nuevo 2021!