Vicario de Alepo: más allá del Covid y las sanciones, una Navidad sencilla y participativa

Monseñor Abou Khazen: "Las sanciones matan más que las bombas". Embargo y Caesar Act tienen un impacto aún mayor que el nuevo coronavirus. Las familias son cada vez más pobres, el poder adquisitivo de los salarios disminuye continuamente mientras crece la inflación. Pocas luces y decoraciones, pero "gran participación". La visita del Papa a Irak es una fuente de coraje.

 


Aleppo (AsiaNews) - Una Navidad "sencilla", que recuerde a la Sagrada Familia en la gruta de Belén "con pocas luces y adornos", pero "participativa y con iglesias llenas" de fieles, en un contexto “dramático por las sanciones, que matan más que las bombas durante la guerra”. Así describe el vicario apostólico de los Latinos en Alepo, monseñor Georges Abou Khazen, el clima del Adviento en la metrópoli norte del país, ciudad que durante años fue el epicentro del conflicto sirio hasta su liberación en diciembre de 2016. El prelado confirma que "hemos eliminado las recepciones oficiales", porque habría sido "imposible permanecer de pie cinco horas y saludar a todos los representantes religiosos e institucionales con las restricciones del Covid-19. Se celebrará la misa y después se hará un saludo en la puerta de la iglesia con mascarillas, distanciamiento y desinfectantes”.

En la que fue la capital económica y comercial de Siria, este año la fiesta se celebrará en un tono menor, no tanto por el miedo a contraer el nuevo coronavirus sino por las sanciones y el embargo de Estados Unidos y Europa. “A las medidas punitivas ordinarias - explica Mons. Abu Khazen - se sumó después la Caesar Act que impuso Estados Unidos y que afecta a la población en la vida de todos los días, sumado a la inflación".

El nacimiento de Jesús, dice el vicario apostólico, siempre es “fuente de esperanza y alegría. Sin embargo, hoy en Siria hay poco que festejar, no tanto por el virus como por el empobrecimiento generalizado de la población. En un tiempo se cotizaba un euro a 50 liras sirias, hoy a 3600. Los salarios se han mantenido igual, los precios se dispararon y hay larguísimas colas en las panaderías para conseguir una pieza de pan, racionado por el gobierno. Y con el frío, muchas familias ni siquiera han recibido su cuota de gasoil. En el pasado, incluso en tiempos de guerra, cada veinte días llegaba una garrafa de gas, mientras que hoy no demoran menos de 60. La luz se enciende una hora y media, luego desaparece durante nueve, hay filas de autos haciendo cola para cargar combustible y así sucesivamente".

“En el pasado - recuerda el prelado - durante la guerra y a pesar del asedio y las bombas, la Navidad no planteaba tantas dificultades. Es probable que a las personas les resultara más fácil satisfacer las necesidades de la vida cotidiana. Hoy no se pueden comprar muchas cosas, como la fruta y la carne, que solo son una ilusión para la gran mayoría”. El bloque occidental, en primer lugar Estados Unidos, se dio cuenta de que “no podía ganar la guerra en el plano militar, por eso optó por destruir económicamente a Siria. Pero eso -acusa- es un crimen de lesa humanidad, porque el pueblo no tiene la culpa. Y no es verdad que los enfrentamientos hayan terminado, pero sí es cierto el aumento de la pobreza y la falta de medicamentos, doblemente grave en este momento de pandemia”.

Monseñor Abou Khazen recuerda que Siria es una nación "rica en trigo, recursos minerales, petróleo y gas, al que se le impide utilizarlo, especialmente el del noreste controlado por los estadounidenses, ni siquiera para calefaccionar las viviendas particulares".

En este contexto, “el coronavirus, a diferencia de muchos otros países, no es 'el' problema sino uno de los muchos con los que tenemos que lidiar”. Una de las pocas voces que se elevan a favor de Siria es la del Papa Francisco, con sus reiterados llamamientos a la paz. El último de ellos fue el 11 de diciembre en un encuentro de 50 agencias católicas. "El Papa - subraya - siempre habla a favor del pueblo sirio, y la decisión, fuerte y valiente, de visitar Irak puede tener implicaciones positivas para nosotros también, porque envía un mensaje fuerte al mundo, especialmente a los que quieren separar Estado y sociedad" . "El mejor regalo de Navidad -concluye- sería la cancelación de las sanciones contra el pueblo sirio".