La ONU, a Ankara: liberen a los estudiantes y activistas LGBTI+ arrestados

El Alto Comisionado de la ONU por los Derechos Humanos recuerda que las protestas son de carácter pacífico, mientras que la policía hace un uso "excesivo de la fuerza". Los estudiantes protestan contra el nombramiento de un hombre leal a Erdogan como rector de la Universidad de Boğaziçi. Los agentes detuvieron a 250 personas y decenas quedaron arrestadas.

 


Estambul (AsiaNews/Agencias) - El Alto Comisionado de las Naciones Unidas por los Derechos Humanos hace un llamamiento al gobierno turco y al presidente Recep Tayyip Erdogan para que liberen a decenas de estudiantes y activistas de los derechos LGBTI+ arrestados en las últimas semanas. En un mensaje difundido en las redes sociales, la oficina dirigida por Michelle Bachelet afirma: "Pedimos la inmediata liberación de los estudiantes y manifestantes detenidos por participar en manifestaciones pacíficas e instamos a la policía a que deje de utilizar una fuerza excesiva."

Hace aproximadamente un mes, los jóvenes y los grupos pro derechos humanos salieron a las calles para protestar contra el nombramiento de Melih Bulu como rector de la Universidad de Boğaziçi, una de las principales instituciones educativas de Turquía. Su nombramiento fue cuestionado por tratarse de una persona carente de las competencias adecuadas y elegida por su lealtad a Erdogan. Las manifestaciones se intensificaron en los últimos días, tras la detención de más de 250 personas por parte de la policía dentro de la universidad y en otras partes del país, como Ankara y Esmirna

En este momento hay decenas de estudiantes arrestados que deberán comparecer en un juicio y podrían ir a la cárcel. 

"Condenamos los comentarios homófobos y transfóbicos de los funcionarios públicos", continúa la nota del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, "que fomentan el odio y la discriminación contra las personas LGBT". Se trata de comentarios y mensajes difundidos en las redes sociales - algunos de los cuales fueron bloqueados o denunciados por los administradores de las plataformas -  difundidos por destacadas personalidades, entre ellas el propio presidente turco, Erdogan y su ministro del Interior, Süleyman Soylu.

El 2 de febrero, los agentes con equipo antidisturbios dispersaron por la fuerza a cientos de jóvenes reunidos en el marco de una protesta en el barrio de Kadiköy, en la orilla asiática de Estambul. Por la noche, al menos 104 personas fueron interrogadas en Kadiköy, Sariyer y Besiktas, en la parte europea de la capital económica y comercial de Turquía. Varios residentes de los tres barrios se unieron a los estudiantes universitarios y a los activistas, tocando el claxon y golpeando ollas, cacerolas entre ellos. En respuesta, Erdogan echó leña al fuego: tachó a los manifestantes de "vándalos" y pidió una férrea intervención de las fuerzas del orden.

Las manifestaciones universitarias representan uno de los pocos desafíos que el Presidente Erdogan ha tenido que afrontar en los últimos años. Desde aquella noche de verano de 2016, en la que el intento golpista culminó con 250 muertos y el poder se tambaleó durante unas horas, el Gobierno ha lanzado una caza de brujas a todo trapo. Ataques selectivos contra decenas de miles de opositores, intelectuales, activistas, personalidades del país y del extranjero, militares y jueces, profesores e intelectuales. Personas unidas por una sola matriz: la pertenencia, real o presunta, a la red del predicador islámico Fethullah Gülen, acusado de ser el cerebro del golpe (fallido).

Desde el inicio de las protestas, en varias ocasiones el presidente dijo que no quiere jóvenes simpatizantes del  colectivo LGBTI en el país, y ensalzó los valores "nacionales y espirituales" vinculados al Islam. Fahrettin Altun, director de Comunicaciones de Erdogan, al referirse a los activistas de los derechos de los homosexuales y transexuales, los calificó como una "minoría salvaje" que promueve "la inmoralidad como libertad".