Obispos japoneses y coreanos: no descargar en el mar las aguas de Fukushima

Las comisiones de Justicia, Paz y Medio Ambiente de ambas conferencias episcopales enviaron una carta al primer ministro japonés Suga sobre el agua de refrigeración almacenada en el lugar del desastre nuclear de 2011, que Tokio quiere descargar en el océano: "Tenemos una responsabilidad con las generaciones futuras"

 


Tokio (AsiaNews) - Las Conferencias Episcopales de Japón y Corea del Sur se han opuesto públicamente a la hipótesis planteada por el gobierno japonés de descargar en el mar 1 millón de toneladas de agua de refrigeración almacenada en inmensos depósitos alrededor de la central nuclear de Fukushima, la planta gravemente dañada por el accidente del 11 de marzo de 2011. En una carta dirigida al Primer Ministro japonés Yoshihide Suga, los presidentes de las Comisiones de Justicia, Paz y Medio Ambiente de los obispos de los dos países manifestaron su oposición a que se descargue en el océano "aguas que contienen tritio radiactivo incluso después de haber sido filtradas en la central nuclear que opera la  Tokyo Electric Power Company".

La gestión del agua de refrigeración es uno de los problemas que siguen abiertos diez años después del accidente nuclear de Fukushima. Mientras se lleva a cabo el desmantelamiento de los reactores, que avanza lentamente debido a los elevados niveles de radiactividad que persisten en el interior de la planta, el área en crisis se mantiene bajo control mediante el vertido continuo de agua nueva. Hasta ahora, para evitar cualquier riesgo de contaminación, el agua se ha almacenado en un complejo sistema de tanques. Sin embargo, todos los días se suman 100 toneladas de agua y se calcula que la capacidad se agotará a mediados de 2022. Por eso el gobierno japonés ha manifestado su intención de descargar estas aguas al mar, afirmando que después del filtrado los residuos de tritio ya no constituyen un peligro.

Los obispos de Japón y Corea cuestionan ese argumento en su carta, citando estudios según los cuales los residuos de litio pueden causar muertes fetales, leucemia y síndrome de Down. Añaden que las garantías ofrecidas por las autoridades japonesas sobre las bajas concentraciones de la sustancia radiactiva se basan en pruebas aún incompletas. También critican el hecho de que no se haya dicho nada sobre los posibles efectos a largo plazo en el medio ambiente marino, un tema que preocupa mucho a los pescadores de toda la franja de mar entre Japón y Corea. A la luz de todo esto, las dos Conferencias Episcopales piden que se consideren otras opciones que no sean el vertido en el océano para la gestión del agua de refrigeración.

“Tenemos la responsabilidad de entregar a las generaciones futuras un medio ambiente en el que realmente se pueda vivir de manera segura”, afirman los obispos en la carta, citando la encíclica Laudato Sì del Papa Francisco. “Si la tierra nos es donada, ya no podemos pensar sólo desde un criterio utilitarista de eficiencia y productividad para el beneficio individual. No estamos hablando de una actitud opcional, sino de una cuestión básica de justicia, ya que la tierra que recibimos pertenece también a los que vendrán”