El Papa y las ruinas de Mosul reconstruidas, un mensaje de esperanza para el mundo entero
de Bernardo Cervellera

En su viaje a Irak, el Papa Francisco mostró las señales de un renacimiento, que eran impensables hasta hace pocos años. La fuerza de la esperanza, que empuja a la población a colaborar, supera los impedimentos del Estado y de una política que sigue presa de las divisiones. El mensaje de esperanza de Irak se comunica a Myanmar, Hong Kong, Camboya, a todo el Oriente Medio y gran parte de África. En cualquier parte donde la gente idolatra el poder y el control. En un mundo azotado por el Covid y la crisis económica, la esperanza proviene de la coexistencia de las identidades, de la ayuda mutua y la fe.


Roma (AsiaNews) –  El Papa Francisco, ya anciano, que se inclina y pide perdón a Dios por la violencia desatada en la plaza de las cuatro iglesias de Mosul; la participación coral de musulmanes, cristianos, yazidíes y sabeos, todos vestidos de fiesta, todos sobrevivientes del desarraigo; los muros destrozados de las iglesias, en plena reconstrucción, y la bendición de los muros del monumento a los mártires y a los que murieron a merced de la furia asesina de matones sanguinarios. He quedado conmovido ante todas estas señales de renacimiento en un país y sobre todo en un pueblo que corría el riesgo de desintegrarse y desaparecer. Irak, al igual que Irán, influenciado por la tradición zoroastriana, celebra el año nuevo con la llegada de la primavera, el 21 de marzo. Este año, la primavera, lo nuevo, llega unas semanas antes: con el pontífice revelando a los ojos del mundo entero la resurrección de un pueblo que parecía condenado a ser devorado por el terrorismo, la emigración y la división.

He dicho "pueblo" y no "Estado": el Estado iraquí todavía debe lidiar con muchos problemas de divisiones y otras tantas acusaciones mutuas. Hay mucho por hacer para construir un equilibrio, pero en el pueblo se constata el anhelo de la convivencia y la esperanza en el futuro. En Mosul, la reconstrucción de mezquitas e iglesias por parte de jóvenes musulmanes y cristianos es algo que viene sucediendo desde hace tiempo. El Papa lo ha sacado a la luz mostrando el poder de la esperanza que vence la opresión; la resurrección que vence la muerte.

Lo que Francisco nos ha mostrado parece increíble. Hace años (en 2014), cuando lanzamos la campaña "Adopta un cristiano de Mosul", conocimos a personas destrozadas, empobrecidas, hambrientas, sedientas, sin vivienda, desesperadas. Hoy, sin embargo, vemos gente llena de júbilo por una reconstrucción que ya ha comenzado y por la tenacidad común. Una tenacidad que es más fuerte que las divisiones políticas, que todavía están teñidas de un exceso de partidismo y de corrupción.

Esta esperanza que surge de los escombros no se limita a Mosul e Irak. Ayer, el Papa dijo: "Hoy, a pesar de todo, reafirmamos nuestra convicción de que la fraternidad es más fuerte que el fratricidio, de que la esperanza es más fuerte que la muerte, de que la paz es más fuerte que la guerra. Esta convicción habla con una voz más elocuente que la del odio y la violencia; y nunca podrá ser acallada en la sangre derramada por aquellos que pervierten el nombre de Dios y caminan por senderos de destrucción."

Mientras seguía la voz del Papa Francisco, recibía mensajes de Myanmar, donde una Junta militar desesperada intenta frenar el deseo de una población de vivir en libertad, paz y convivencia, y lo hace incluso matando a la gente. Hace algunos días, en Hong Kong se debatía el juicio de 47 personalidades democráticas que, por su compromiso, son acusadas por China de "subversivas" y encarceladas como delincuentes. A esta lista podríamos añadir Tailandia, Camboya, todo el Oriente Medio, gran parte de África: en todos estos lugares, los Estados (o las oligarquías que los dominan) siguen sus proyectos de poder y violencia sin atender a las necesidades y demandas de la población. Cuando el Papa habla de "Pervertir el nombre de Dios" no se refiere solamente al terrorismo del ISIS, sino a cualquier proyecto que idolatra el poder y el control.

Ayer en Qaraqosh, el Papa Francisco dijo en un momento dado: "Hay momentos en los que la fe puede flaquear, cuando parece que Dios no ve y no actúa. Para ustedes, esto fue cierto en los días más oscuros de la guerra, y también lo es en estos días de crisis sanitaria mundial y de gran inseguridad. En estos momentos, recuerden que Jesús está a tu lado".  La alusión a la crisis desatada por el Covid y a la desesperación - cada vez más evidente en la gente afectada por la enfermedad y la miseria - nos dice que la esperanza de las ruinas de Mosul reconstruidas también es una promesa para ellos. En cuanto a la población de Irak, lo importante es la coexistencia de las identidades, la ayuda mutua, junto con la fe, a sabiendas de que en la historia, "quien tiene la última palabra es Dios y Su Hijo, que ha vencido el pecado y la muerte”.