Yakarta, aumentan las presiones y los ataques a las mujeres que no usan velo

En las escuelas, en los lugares de trabajo y en las oficinas públicas, hay cada vez más  casos de violaciones y abusos. Desde 2001 hay por lo menos 60 normativas o leyes nacionales y locales de carácter discriminatorio en cuanto al "código de vestimenta". Alissa Wahid: transformación de un "paradigma inclusivo" en una concepción "exclusiva" que permite "una sola interpretación del Islam".


Yakarta (AsiaNews / Agencias) - Cada vez es más frecuente que las mujeres, más o menos jóvenes, sean sometidas a presiones, intimidaciones, amenazas o concreta violencia física porque no siguen las reglas impuestas por el Islam en materia de indumentaria y "código de vestimenta". Según activistas de Human Rights Watch (HRW), los ataques tienen lugar en las escuelas (como ocurrió hace poco en Padang), en los lugar de trabajo y dentro de los edificios gubernamentales de la nación musulmana más poblada del mundo.

Desde 2001 han entrado en vigor en el país asiático más de 60 leyes o reglamentos a nivel nacional, regional o provincial que son de carácter discriminatorio en materia de vestuario. Activistas de derechos humanos y ONG subrayan que el "código de vestimenta" es una señal de la creciente intolerancia y la actitud conservadora en el ámbito religioso, en una nación que, al menos oficialmente, reconoce seis confesiones religiosas (incluido el catolicismo) pero más del 85% de los 270 millones de habitantes profesan el Islam sunita.

Elaine Pearson, responsable regional de HRW, explica que muchas regencias y provincias consideran "obligatoria" una directiva de 2014 que en realidad solo ofrece algunas orientaciones sobre vestimenta, especialmente en instituciones educativas. En este contexto se encuentra la nota sobre el velo islámico (hijab o jilbab) que formaría parte del uniforme escolar. "Esto ha creado situaciones - continúa - en las que algunos funcionarios escolares han reescrito las normas e impuesto la obligación del velo".

Las imposiciones se han aplicado con mayor fuerza en las regiones donde prevalece el conservadurismo religioso, como Sumatra Occidental y Java Central, donde las reglas también se aplican a los no cristianos. Un tema aparte es la provincia de Aceh, la única del archipiélago donde está en vigor la sharia, la ley islámica.

La Comisión Nacional de Violencia contra la Mujer ha identificado al menos 32 regencias y provincias en las que existen normativas que imponen el velo en escuelas, instituciones y oficinas gubernamentales y otros espacios públicos. Hay casos de niñas a quienes les cortaron el cabello como castigo por violar las disposiciones, otras fueron expulsadas de instituciones educativas o sancionadas en su trayectoria escolar. Y también hay casos de mujeres despedidas por no respetar una norma que, por otra parte, no debería tener carácter vinculante.

Alissa Wahid, hija del ex presidente de Indonesia Abdurrahman Wahid, una de las más activas en la protección de las minorías a través del movimiento Gus Dur y coordinadora de la Red Gusdurian, explica que las normas sobre la vestimenta son parte de una visión conservadora más amplia que también es mayoritaria en algunas partes del país. Es la transformación de un "paradigma inclusivo" en una concepción "exclusiva" que solo permite "una única interpretación del Islam".  Por eso las normas están cada vez más marcadas por la Sharia".

La activista también dice que si bien la decisión del presidente Joko Widodo de prohibir el uso obligatorio del hijab en las escuelas públicas es un "paso positivo", queda mucho por hacer para contrarrestar el creciente fundamentalismo religioso y garantizar la protección y los derechos de las mujeres. Y de la imposición del velo se podría pasar a otros límites sociales para el universo rosa, como los toques de queda o los matrimonios precoces. A largo plazo, concluye, tales límites podrían llevar a la "pérdida de la capacidad de autodeterminación" de las mujeres y tener un impacto mayor que las normas sobre el hiyab.