Papa: la Iglesia escucha, acompaña y bendice el camino de las familias

Mensaje de Francisco a los participantes del encuentro online "Nuestro amor cotidiano" convocado en el quinto aniversario de la publicación de la Exhortación Apostólica Amoris Laetitia, con motivo de la apertura del Año "Familia Amoris Laetitia", que concluirá el 26 de junio de 2022 con el X Encuentro Mundial de las Familias en Roma.


Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - La Iglesia no sólo quiere indicar caminos, sino que se siente llamada a "acompañar, a escuchar, a bendecir el camino de las familias", a "hacer el camino con ellas; a entrar en los hogares con discreción y con amor, a decir a los esposos: la Iglesia está con ustedes, el Señor está cerca de ustedes, queremos ayudarlos a custodiar el don que han recibido". Así lo afirmó el Papa Francisco en el mensaje enviado a los participantes en el encuentro online "Nuestro amor cotidiano" convocado en el quinto aniversario de la publicación de la Exhortación Apostólica Amoris Laetitia, con motivo de la apertura del Año "Familia Amoris Laetitia", que concluirá el 26 de junio de 2022 con el X Encuentro Mundial de las Familias en Roma.

La intención principal de "Amoris laetitia", escribe Francisco, "es comunicar, en un tiempo y una cultura que han cambiado profundamente, que hoy la Iglesia necesita tener una nueva mirada sobre la familia: no basta con reiterar el valor y la importancia de la doctrina, si no nos convertimos en custodios de la belleza de la familia y si no cuidamos con compasión sus fragilidades y heridas. Estos dos aspectos están en el corazón de toda la pastoral familiar: la franqueza del anuncio del Evangelio y la ternura del acompañamiento".

Frente a las dificultades creadas por "la exaltación de lo provisional que desalienta el compromiso para toda la vida, el predominio del individualismo, el miedo al futuro", la Iglesia "reafirma a los esposos cristianos el valor del matrimonio como proyecto de Dios, como fruto de su Gracia y como llamada a ser vivida con totalidad, fidelidad y gratuidad". Esta es la vía para que las relaciones, incluso a través de un camino marcado por los fracasos, las caídas y los cambios, se abran a la plenitud de la alegría y la realización humana y se conviertan en un fermento de fraternidad y amor en la sociedad".

Sin embargo,"este anuncio no puede ni debe darse nunca desde arriba o desde fuera. La Iglesia está encarnada en la realidad histórica como lo estuvo su Maestro, e incluso cuando anuncia el Evangelio de la familia lo hace sumergiéndose en la vida real, conociendo de cerca las fatigas cotidianas de los esposos y de los padres, sus problemas, sus sufrimientos, todas esas pequeñas y grandes situaciones que pesan y a veces obstaculizan su camino."

"Anunciar el Evangelio acompañando a las personas y poniéndonos al servicio de su felicidad: es así cómo podemos ayudar a las familias a caminar de una manera que responda a su vocación y misión, conscientes de la belleza de los vínculos y de su fundamento en el amor de Dios Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

"Cuando la familia vive en el signo de esta Comunión divina, que he querido detallar en sus aspectos existenciales en Amoris laetitia, entonces se convierte en palabra viva del Dios Amor, dicha al mundo y para el mundo. En efecto, la gramática de las relaciones familiares -es decir, de la conyugalidad, de la maternidad, de la paternidad, de la de la filiación y de la fraternidad- es el modo en que se transmite el lenguaje del amor, que da sentido a la vida y brinda calidad humana a toda relación. Es un lenguaje hecho no sólo de palabras, sino también de formas de ser, de cómo hablamos, de las miradas, gestos, tiempos y espacios de nuestra relación con los demás. Los matrimonios lo saben bien, los padres y los hijos lo aprenden a diario en esta escuela de amor que es la familia".

Y es en dicho ámbito donde tiene lugar la transmisión de la fe entre generaciones: pasa precisamente a través del lenguaje de las buenas y sanas relaciones que se viven en la familia cada día, especialmente al afrontar juntos los conflictos y las dificultades. En esta época de pandemia, en medio de tantos malestares de tipo psicológico, económico y sanitario, todo esto se ha puesto de manifiesto: los lazos familiares han sido y siguen siendo duramente probados, pero al mismo tiempo siguen siendo el punto de referencia más firme, el apoyo más fuerte, la contención insustituible para la estabilidad de toda la comunidad humana y social".

"¡Apoyemos, pues, a la familia! Defendámosla de lo que compromete su belleza. Acerquémonos a este misterio del amor con asombro, discreción y ternura. Y comprometámonos a salvaguardar sus preciosos y delicados lazos: hijos, padres, abuelos... Necesitamos estos lazos para vivir y vivir bien, para que la humanidad sea más fraterna".