La Crimea ‘rusa’: ¿una victoria pírrica?
de Vladimir Rozanskij

Los siete años transcurridos desde la anexión de la península de Crimea se celebran con gran gasto de energía. En el estadio Luzniki, en el centro de Moscú, se congregan 80.000 espectadores, casi todos sin mascarilla. Las normas de seguridad contra el Covid se suspendieron temporalmente para "reanimar a la población", deprimida por el Covid y la crisis económica.  En las encuestas, los habitantes de Crimea dicen que estaban mejor con Ucrania. Faltan tuberías de agua.


Moscú (AsiaNews) – Hace siete años, gracias a un plebiscito celebrado el 18 de marzo de 2014, la Federación Rusa se anexionó Crimea. Este año, el aniversario en Rusia se celebró con un gran gasto de energía, con la intención de reavivar un entusiasmo nacionalista que ha ido decayendo. Por suerte para Putin, el ataque del presidente de Estados Unidos Joe Biden le ha devuelto el ánimo popular. Si bien ya no se equipara al nivel del triunfo de Crimea, al menos restablece el orgullo de la "gran potencia" de la memoria soviética.

El más creativo de los entusiastas fue Sergej Nosov, gobernador de Magadan, una ciudad de la costa del Pacífico. Creó un poema ad hoc para responder a los insultos de Biden: "Queridos vecinos de ultramar / Saciados e imponentes como pequeños dioses / No despertéis al oso ruso para que se agite / Dejadle dormir en sus mausoleos... La región oriental que gobierna sigue, de hecho, poblada de osos blancos, y la amenaza parece muy eficaz”.

En presencia del Presidente Putin, se celebró un imponente evento en el estadio Luzniki, en el centro de Moscú, con un gran concierto que reunió a las mayores estrellas rusas del espectáculo de variedades. Los 80.000 espectadores iban casi todos sin máscaras, a pesar de las disposiciones vigentes para combatir la pandemia.

En la península de Crimea también se llevaron a cabo numerosos actos de celebración, bajo el título La primavera de Crimea. Siete años en casa. En Sebastopol, a primera hora de la mañana, se colocaron flores en el Fuego Eterno, en presencia de varios diputados de la Duma Estatal elegidos en Crimea, y por la noche se celebró un gran concierto.

La decisión de suspender las normas de distanciamiento estuvo motivada por la necesidad de "reanimar a la población", deprimida no sólo por el año de Covid, sino también por los siete años post-crimeos, que sumieron a Rusia en una grave crisis económica. ¡La ideología super soberanista de Krym Naš! ("¡Crimea es nuestra!"), el grito de victoria de Putin en la noche del 18 de marzo de 2014, se ha desvanecido bastante, y la devolución de la "tierra santa" en el Mar Negro ya ha pasado a las crónicas de la historia, aunque este retorno no sea reconocido ni por Ucrania ni por la comunidad internacional.

Un hecho curioso: los "diputados de la oposición", reunidos en Moscú el 14 de marzo, ¡fueron detenidos por no respetar las normas sanitarias!

Así todo, un grupo de diputados, seguidores del ex primer ministro Mijail Kasyanov, trataron de reunirse nuevamente el 20 de marzo, en el mismo hotel de Ismailovo que el domingo anterior, pero dos de ellos fueron detenidos en Moscú: Galina Filchenko y Sergei Tsukasov, uno de los organizadores. Los dos diputados fueron detenidos frente a su domicilio, uno mientras sacaba la basura y el otro cuando se dirigía al trabajo, acusados, una vez más, de "violación de las normas sanitarias" y "peligro para el orden público".

En la celebración, Putin trató de mantener un tono sacral, aunque tuvo que admitir los problemas que se han producido en Crimea en los años transcurridos desde la anexión. El problema más dramático es el de la sequía, debido a la falta de tuberías de agua potable. El presidente ha prometido que "tras la realización de los proyectos más grandes y prioritarios", como la construcción del puente de Kerč, el Krymskij Most entre Crimea y la costa rusa del Mar Negro, la nueva autopista Tavrida ("Tauride") y el aeropuerto de Simferopoli, "para el 2024 el problema del agua estará resuelto".

Hay un descontento generalizado entre los habitantes de Crimea. En todas las encuestas manifiestan que viven mucho peor que cuando estaban bajo el régimen de Ucrania. Los grandes proyectos tampoco han aportado beneficios reales al turismo: los rusos también iban a los balnearios de Crimea en la época ucraniana, pero todo era mucho más barato. Y aparte de la gran financiación estatal, no hay ninguna empresa privada que invierta actualmente en Crimea, ni rusa ni extranjera.