Margaret Ng: ‘Soy una servidora de la ley, pero ante todo, del pueblo’
de Margaret Ng

Así es como la abogada y activista demócrata explica a los jueces por qué participó en una manifestación no autorizada. La libertad de expresión y de asamblea pacífica son los derechos más preciados para la población de Hong Kong. El llamado a defender el Estado de Derecho, incluso en las calles.


Hong Kong (AsiaNews) – La ex parlamentaria y jurista cristiana Margaret Ng fue condenada hoy a 12 meses de prisión por organizar o participar en una asamblea no autorizada el 18 de agosto de 2019. La sentencia contra ella está en suspenso. Además, fueron condenados ocho miembros más del Frente Democrático, entre ellos Jimmy Lai, Martin Lee y Lee Cheuk-yan. Antes de la lectura de la sentencia, Ng leyó una declaración, de la cual publicamos algunos extractos a continuación. Por gentileza de Apple Daily (Traducido al español por AsiaNews).

 

Su Señoría, mi generación trabajó para preservar las libertades y el modo de vida originales de Hong Kong, tras el cambio de soberanía. Esto era tan importante para todos nosotros que, una vez que me convertí en abogada, no empecé a ejercer de inmediato, sino que acepté un puesto de redactora en el Ming Pao Daily News, porque consideraba que para el futuro de la ciudad, era crucial tener una prensa libre fuerte. [...]

La ley debe proteger los derechos, no quitarlos, especialmente en Hong Kong, donde todavía no hay una democracia estructurada. El pueblo ha confiado en la ley para protegerse, y los tribunales son el último árbitro de la ley. Cuando un tribunal aplica una ley que elimina derechos fundamentales, la confianza en los tribunales y en la independencia judicial se tambalea, aunque eso sea culpa de la ley, no del juez que la aplica. [...]

Defender la independencia judicial no es en beneficio de los jueces, es para que ellos puedan defender el Estado de Derecho, sin miedo. [...]

He instado al gobierno a no rechazar el debate sobre las reformas, porque con su resistencia las autoridades podrían crear las condiciones para que la desobediencia civil se torne inevitable y justificable, y esto es algo que ninguno de nosotros desea ver. [...]

Defender el Estado de Derecho significa que nosotros debemos tomarnos en serio los derechos, y eso es un compromiso de por vida. Para el pueblo de Hong Kong, no hay ningún derecho tan valioso como la libertad de expresión y la libertad de asamblea pacífica. La libertad de decir la verdad no sólo es central para la dignidad humana, sino que también es la última válvula de seguridad en una sociedad democrática, como nuestros distinguidos jueces han observado reiteradamente. La defensa del Estado de Derecho también conlleva respetar estos derechos.

He aprendido que el Estado de Derecho no sólo debe defenderse en los tribunales, o en el LegCo (el Parlamento de la ciudad), sino también en las calles y en la comunidad. [...]

Cuando el pueblo, apelando a un último recurso, tuvo que dar expresión colectiva a su angustia e instar al gobierno a responder, amparado únicamente por su expectativa de que el Ejecutivo respetase sus derechos, me vi obligada a estar con los ciudadanos, a estar a su lado y a defenderlos. De lo contrario, todos mis compromisos y promesas serían meras palabras vacías.

El pueblo de Hong Kong es pacífico y disciplinado. Su decidido autocontrol, incluso en situaciones muy emotivas, ha quedado demostrado una y otra vez. En las horas críticas del traspaso de la soberanía [de Gran Bretaña a China], entre el 30 de junio y el primero de julio de 1997, el gran acontecimiento transcurrió sin contratiempos . El primero de julio de 2003, en la marcha a la que asistieron medio millón de personas, no se rompió ni un solo cristal. Lo mismo ocurrió en 2019, cuando más de un millón de ciudadanos marcharon el 9 de junio y más de 2 millones una semana después. La paz y el buen orden de las multitudes sorprendieron al mundo entero y se ganaron su admiración.

Y en la manifestación por la que ahora se me juzga, esto quedó nuevamente demostrado. Según los cálculos de los organizadores, más de 1,7 millones de personas participaron en la marcha. Pero sea cual sea la cifra exacta, la enorme y densa multitud, la resuelta paciencia con la que esperó bajo la lluvia torrencial, ambas quedaron plasmadas en imágenes para la posteridad.

El número y la perseverancia daban cuenta de la intensidad del sentimiento de la comunidad: sin embargo, el autocontrol estaba a la vista de todos. La fiscalía tampoco discute que el evento fue totalmente pacífico y ordenado y que no hubo ninguna situación desagradable. Los manifestantes se habían comprometido con los organizadores a ser "pacíficos, racionales y no violentos". En esos momentos no podemos abandonar al pueblo, sino que debemos estar a su lado con la esperanza de que la paz prevalezca.

Que la manifestación fue pacífica es algo que también fue reconocido dos días después por la Jefa del Ejecutivo, Carrie Lam, quien dijo que facilitó el diálogo entre el gobierno y el público. En realidad, el diálogo no se prolongó por mucho tiempo, pero fue un paso en la dirección correcta. [...]

Llegué tarde a la práctica jurídica. Maduré y envejecí al servicio del Estado de Derecho. Sé que Sir Thomas More es el santo patrono de los abogados y juristas. Fue juzgado por traición, por no haberse doblegado a la voluntad del rey. Respecto a sus últimas palabras, famosas y muy bien conocidas, quisiera adaptarlas ligeramente para hacerlas mías: "Soy un buen servidor de la ley, pero ante todo del pueblo. Porque la ley debe servir al pueblo, no el pueblo a la ley".