JMJ: una ocasión para que los jóvenes se sientan en el centro de la Iglesia

Hoy se presentaron las Orientaciones Pastorales para la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud en las Iglesias particulares. "Todos deben sentirse 'especialmente invitados'", incluso aquellos jóvenes "que quizás están buscando su lugar en la Iglesia y que aún no lo han encontrado".


Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – Una "fiesta de la fe", una "experiencia de Iglesia y al mismo tiempo, misionera, una ocasión para el discernimiento vocacional y una llamada a la santidad", que se celebrará en la solemnidad de Cristo Rey y que será "una ocasión propicia para estimular y acoger a todos aquellos jóvenes que quizás están buscando su lugar en la Iglesia y que aún no lo han encontrado". Esta es la celebración diocesana de la Jornada Mundial de la Juventud, tal como se describe en las Orientaciones Pastorales para la celebración de la JMJ en las Iglesias particulares, que fueron publicadas hoy por el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida.

La elección del día de la celebración es en sí misma significativa: nace del "deseo del Santo Padre” de que en este día, la Iglesia universal ponga a los jóvenes en el centro de su atención pastoral, rece por ellos, realice gestos que hagan a los jóvenes protagonistas, promueva campañas de comunicación, etc”. "Debemos tener la valentía -dice el documento- de implicar y confiar papeles activos a los jóvenes, tanto a los que provienen de las distintas realidades pastorales presentes en la diócesis como a los que no pertenecen a ninguna comunidad, grupo juvenil, asociación o movimiento”.

En la presentación del documento, el padre João Chagas, Jefe de la Oficina para los Jóvenes del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, dijo: “En este día, toda la Iglesia está llamada a reunirse en torno a sus jóvenes, en torno a todos los jóvenes, para hacerles llegar este gran mensaje: ‘Jesús los ama y ustedes están en el corazón de la Iglesia. La Iglesia tiene un mensaje para ustedes y también ustedes tienen mucho que decir a la Iglesia. Hoy ella quiere conocerlos, escucharlos, quiere rezar con ustedes y por ustedes Quiere celebrarlos".

Como se recuerda en las Orientaciones, la JMJ se celebra cada tres años, y "ha demostrado ser una excelente oportunidad para que los jóvenes vivan una experiencia misionera. Así también debe ser para la celebración diocesana/eparquial de la JMJ”. 

“En algunas Iglesias particulares -constata el documento- después de su participación en las JMJ internacionales o de la organización de iniciativas dirigidas a los jóvenes a nivel nacional y diocesano/eparquial, los jóvenes, “veteranos” de tales experiencias emocionantes, se han implicado en la creación de equipos de pastoral juvenil en los más diversos ámbitos: parroquial, diocesano/eparquial, nacional, etc.”. “La JMJ diocesana/eparquial puede ser una hermosa oportunidad para resaltar la riqueza de la Iglesia local, evitando que los jóvenes menos presentes y menos ‘activos’ en las estructuras pastorales establecidas se sientan excluidos. Todos deben sentirse “especialmente invitados”, incluso “aquellos jóvenes que quizás están buscando su lugar en la Iglesia y que aún no lo han encontrado”. En efecto, se espera que la JMJ sea una “experiencia de fraternidad universal”, es decir, “una ocasión de encuentro para los jóvenes, no solo para los jóvenes católicos”, para fomentar «una pastoral juvenil capaz de crear espacios inclusivos, donde haya lugar para todo tipo de jóvenes y donde se manifieste realmente que somos una Iglesia de puertas abiertas».

Desde esta perspectiva, el documento presenta “las motivaciones ideales y las posibles realizaciones prácticas, para que la JMJ diocesana/eparquial se convierta en una oportunidad que haga aflorar el potencial de bien, la generosidad, la sed de valores auténticos y los grandes ideales que cada joven lleva dentro”.

Recordando que “los jóvenes, en efecto, quieren participar y ser apreciados, sentirse coprotagonistas de la vida y la misión de la Iglesia”, una de las propuestas del documento es “organizar misiones en las que se invite a los jóvenes a visitar a las personas en sus casas, llevándoles un mensaje de esperanza, una palabra de consuelo o simplemente ofreciéndoles su escucha”. Además, los jóvenes “pueden ser también protagonistas de momentos de evangelización pública, con cantos, oración y testimonios, en aquellas calles y plazas de la ciudad donde se reúnen sus coetáneos, porque los jóvenes son los mejores evangelizadores de los jóvenes”. “También hay que fomentar las actividades en las que los jóvenes experimentan el voluntariado, el servicio gratuito y la entrega de sí”.