Enfrentamientos étnico-religiosos: georgianos y esvanos, contra los azeríes
de Vladimir Rozanskij

En la ciudad de Dmanisi, un simple desacuerdo se convirtió en reyerta y desencadenó una lucha entre las comunidades cristianas y musulmanas. La ciudad se encuentra sobre la carretera que conduce a Armenia y Azerbaiyán. La intervención del muftí de Georgia Oriental y del representante del Patriarcado de Georgia fue decisiva. Las luchas interétnicas, una herencia del pasado soviético.


Moscú (AsiaNews) – Desde hace más de dos días se libra un enfrentamiento étnico-religioso en la ciudad de Dmanisi. El conflicto se concentra principalmente en el distrito de Kvemo Kartli, con enfrentamientos entre georgianos, esvanos [grupo étnico de Svanetia, al noreste del país] y azeríes. Hace tres días el ministro del Interior, Vakhtang Gomelauri, visitó la ciudad donde ahora se asiste a un inmenso despliegue policial. La policía ha aislado el territorio en un intento de restablecer el orden público.

En la ciudad hay varios heridos y se efectuaron numerosos arrestos. La oposición y las organizaciones de derechos humanos critican al gobierno por su demora en intervenir.

La ciudad está conmocionada: se escuchan gritos en varios idiomas, la gente se insulta en las calles y desde las ventanas de las casas. Repentinamente se siente el estruendo de las golpizas. Además del choque entre los tres grupos étnicos, se producen enfrentamientos por acusaciones e insultos mutuos de carácter religioso, entre cristianos y musulmanes.

Todo comenzó con una simple riña callejera. El 16 de mayo, el propietario de un negocio se negó a fiar una cerveza a un grupo de jóvenes. Los jóvenes regresaron y descargaron su furia contra él con palos, garrotes y azadas.  Como muestran las cámaras de vigilancia, uno de ellos incluso blandía un mazo mecánico. Los asaltantes comenzaron a destruir los escaparates y las estanterías del negocio. Otro grupo acudió en ayuda del comerciante, y los enfrentamientos se extendieron por todo el barrio, con el uso de armas improvisadas. Fue "como una nevada repentina", según los testimonios de transeúntes recogidos por Ekho Kavkaza.

Por la noche, los medios de comunicación georgianos informaron que los jóvenes eran de etnia esvana y el dueño del negocio, azerbaiyano. Los azerbaiyanos llaman a los esvanos “eco migrantes”, ya que supuestamente las autoridades soviéticas los reubicaron en Dmanisi -una ciudad tradicional de etnia azerí- tras los desastres ecológicos ocurridos en Svanetia. Un testigo explicó que los georgianos acudieron "para socorrer a nuestros amigos de Svanetia... y defenderlos de estos musulmanes que nos arrojan piedras". La impresión general fue que las autoridades locales dejaron que los grupos se las arreglaran solos y recién intervinieron cuando estaba anocheciendo.

De hecho, incluso antes de que llegara la policía, intervinieron representantes del clero ortodoxo y musulmán. Ayer, 18 de mayo, el muftí de Georgia Oriental, Etibar Eminov, y el jefe de la oficina de comunicaciones del Patriarcado de Georgia, el protoierej Andrija Dzhagmaidze, se presentaron en la plaza de Kvemo Kartli. Junto a ellos estaba uno de los líderes de la mayoría gobernante, el diputado Sozar Subari. Aunque con cierta dificultad, lograron persuadir a los principales contendientes para que suspendieran las hostilidades e intercambiaran un apretón de manos.

Los comentaristas señalan que los enfrentamientos callejeros en Dmanisi son "un desbordamiento del pasado soviético", cuando estas hostilidades apenas estaban reguladas por los planes económicos y sociales del gobierno central. Dmanisi es una de las ciudades más pobladas de Georgia (tiene más de medio millón de habitantes). Además de los tres grupos étnicos principales, allí viven minorías de armenios y griegos, y miles de refugiados de Abjasia, la región donde se libra un conflicto armado con los rusos.

La “eco-migración” de los esvanos tuvo lugar a partir de 1987, al final del periodo soviético, después de que algunas nevadas extraordinarias provocaran avalanchas y aludes, que arrasaron con las viviendas y dejaron decenas de muertos. La migración continuó hasta la disolución del régimen soviético. Desde entonces, la zona es vista como un "territorio criminal", muy difícil de gestionar. Por la zona pasa la carretera que conduce a Armenia y Azerbaiyán, la cual quedó destruida tras el conflicto de Nagorno Karabaj pero próximamente sería reparada. En el lugar son muy frecuentes los asaltos de bandidos. 

Hasta ahora, ningún gobierno ha podido recuperar el control de la región, y los recientes conflictos entre armenios y azeríes han aislado aún más la zona. Estas escaramuzas periféricas dejan al descubierto la gran tensión que atraviesa todo el mundo postsoviético del Cáucaso, con sus numerosos grupos étnicos y su difícil pasado.