Cardenal Sako: la Iglesia de Oriente, modelo para una sinodalidad renovada

El primado caldeo profundiza en los temas y modelos del nuevo sínodo trazado por el Papa Francisco. El deseo de que cada continente pueda tener una asamblea permanente formada por "un número reducido de obispos". Mayor autoridad a las conferencias individuales, para abordar los "exigentes desafíos" de la vida diaria. La experiencia de las Iglesias orientales.


Bagdad (AsiaNews) -  "Para apoyar el deseo del Santo Padre" es deseable que "cada continente pueda tener una especie de sínodo permanente, formado por un número reducido de obispos" del área geográfica. El card. Louis Raphael Sako, primado caldeo, se expresa de esta manera en un mensaje enviado a AsiaNews, en el que recoge las directrices que el Papa Francisco esbozó sobre la asamblea sinodal. "La Curia Romana es un valioso apoyo”, continúa el cardenal, “pero la burocracia es a veces agotadora y conlleva largos tiempos" que no se adaptan a la modernidad. 

Según el patriarca Sako, es igualmente importante "conceder una mayor autoridad" a las Conferencias Episcopales de los distintos países, para que puedan afrontar "los exigentes desafíos" que deben abordar en la vida diaria, "con un sentido de responsabilidad colegiada". Un planteamiento, advierte, que solo resulta útil  si se obra "en sintonía" con el Pontífice "y recordando el lazo que nos une al sucesor de Pedro". 

Como explica el primado caldeo, la Iglesia católica "está en vísperas de un viaje" que el Papa desea emprender para "redescubrir la sinodalidad" y fomentar "una maduración individual y comunitaria del pueblo de Dios". En las últimas semanas, de hecho, el pontífice trazó tres fases en el próximo Sínodo de los Obispos -a celebrarse entre octubre de 2021 y el mismo mes de 2023 en el Vaticano y en cada diócesis. El objetivo de la fase diocesana es escuchar al pueblo de Dios, mientras que la segunda y la tercera fase se centrarán en la Iglesia universal y en la Iglesia en salida, subrayando que el Sínodo no es un evento sino un proceso. 

El card. Sako exaltó el valor de la experiencia de las Iglesias orientales, cuyo sínodo es "una estructura canónica" que funciona "desde los primeros siglos". Se distingue entre un ámbito "permanente" de una Iglesia patriarcal y otro "general" de sus obispos, pero manteniendo "la colegialidad y la unidad". Es "un signo de la responsabilidad compartida" de los obispos con el patriarca y "refuerza la centralidad de la Iglesia, fortalece los lazos de las Eparquía individuales entre sí y con la Sede de San Pedro, respetando la diversidad en la unidad".

"La sinodalidad es también un rasgo distintivo del camino de toda la Iglesia universal”, continúa el patriarca caldeo. Con el sucesor de Pedro, la Iglesia actúa colegiadamente a pesar de la gran variedad" que la compone. Su propósito, explica card. Sako, es "constituir y formar la comunidad cristiana con sabiduría y cuidado, prestando especial atención a las generaciones futuras y permitiendo a cada fiel vivir su fe hic et nunc, difundiendo el amor y la esperanza por doquier". La unidad, advierte, no significa "uniformidad" y la renovación es una "necesidad que hay que afrontar" para ser "testigos del Resucitado".

“La invitación del Papa Francisco es una oportunidad para preparar el camino de la Iglesia de forma analítica, partiendo de la unidad más pequeña (involucrando a cada parroquia, cada diócesis, cada conferencia episcopal) para llegar a la Iglesia universal." El sínodo de 2023 podría ser la ocasión de reflexionar "sobre las orientaciones pastorales, los programas teológicos y los proyectos administrativos, a partir de las situaciones concretas en las que vive y trabaja la Iglesia". "Las Iglesias orientales -concluye el cardenal- pueden gozar de la espiritualidad que surge de la sinodalidad, así como de la metodología aplicada a la preparación de los temas", mientras que la Iglesia occidental puede "beneficiarse de la experiencia" antigua y consolidada de las Iglesias orientales.