Cardenal Sako: El Papa y al-Sistani, base para la reconciliación de un Irak dividido

Grupos guerrilleros atacan las centrales eléctricas provocando desastrosos apagones. A pesar de los esfuerzos del primer ministro, la clase política está atada al poder y al dinero, y la corrupción sigue siendo alta. El cambio de gobierno en Teherán y sus efectos en el país. Turismo religioso y fraternidad para acercar a cristianos y musulmanes. Una misa por el pontífice, que se recupera luego de una cirugía.


Bagdad (AsiaNews) -  La última situación crítica en orden de tiempo es "la energía, con repetidos y prolongados cortes del suministro eléctrico, que afectaron la ciudad de Bagdad y otras localidades del país durante días. Hay grupos guerrilleros que atacan las centrales eléctricas, pero aún no se sabe de dónde vienen ni quién los orquesta". Es un Irak de luces y sombras el que aparece en el relato del Patriarca caldeo, el card. Louis Raphael Sako, en diálogo con AsiaNews. En el país prosigue el diálogo interreligioso, reforzado por la visita apostólica del Papa Francisco en marzo pasado y por la visita del Primer Ministro Mustafa Al-Kadhimi al Vaticano el 2 de julio. Sin embargo, estos pasos adelante no alcanzan para calmar las tensiones, mientras se aguardan las repercusiones de la victoria del ultraconservador Ebrahim Raisi en las elecciones presidenciales de Irán. 

"La falta de electricidad es un problema grave -explica el cardenal- porque la temperatura es muy alta, entre 43 y 45 grados con picos de 50 en algunas ciudades y todo está parado. Sin electricidad, ni siquiera hay agua potable, los frigoríficos -o un simple ventilador- no funcionan. El colapso del suministro está relacionado con los ataques de las milicias a las centrales eléctricas, que acaban "alimentando la ansiedad, la inseguridad y la inestabilidad para el futuro". Las mismas elecciones generales previstas para octubre siguen siendo una incógnita. Hasta que no haya una visión, un horizonte común, y se suavicen las tensiones entre Washington y Teherán, el futuro de Irak también estará en peligro". 

La visita del Papa alivió en parte el sufrimiento de una población que se enfrenta a numerosos problemas, que también surgieron la semana pasada durante la reunión con el primer ministro iraquí en el Vaticano. "Son ocasiones para la paz y la reconciliación”, comenta card. Sako. “El jefe de gobierno muestra buena voluntad, quiere un Estado fuerte, en el que rijan la ley y el derecho, pero se necesita más que eso. Los enfrentamientos entre las milicias crean una gran tensión, los partidos políticos actúan cada uno según su propio interés y no muestran una estrategia que esté al servicio del país. Lo único que tienen en mente es el poder y el dinero y, en esta situación, la corrupción sigue siendo alta".

Para el primado caldeo es necesario insistir en los temas del diálogo, en la confrontación entre los distintos sectores que componen la nación. Y "no todas quieren el bien de Irak". Por otra parte, los ciudadanos "han perdido la confianza en una clase dirigente que resulta cada vez menos creíble". El encuentro cara a cara entre el Papa y el gran ayatolá al-Sistani resultó ser "importante, pero se necesita tiempo". Para eso están las reuniones de los últimos meses con figuras chiitas y sunitas, con líderes religiosos que han venido a visitar el Patriarcado para continuar el proceso". Un primer elemento "puede ser el turismo religioso, con la organización de peregrinaciones a Ur de los Caldeos, la patria de Abraham, nuestro padre común, y un centro de meditación, diálogo y vida" que une a cristianos, musulmanes y judíos, explica el cardenal.

En cuanto a los cristianos, desde la invasión estadounidense de 2003 hasta hoy "no hay ninguna iniciativa concreta para ayudarles a mantener su presencia". He preguntado a las autoridades qué planes hay para los lugares de culto, las escuelas y los hogares de Mosul y la llanura de Nínive" destruidos por la guerra y la violencia confesional. Pero no obtuve ninguna respuesta. La Iglesia es la única que ha emprendido la restauración y la reconstrucción", explica, "con la ayuda de las conferencias episcopales, las agencias internacionales de caridad y nuestras diócesis en la diáspora. Para que retornen los cristianos, lo que se necesita son ideas, perspectivas y, ante todo, dignidad".

Y para que esto ocurra es necesario resolver las tensiones internacionales y aplacar la presión del vecino, Irán, y las milicias pro chiíes que operan en el territorio, cada vez más activas en el norte, en la llanura de Nínive, el que supo ser su bastión cristiano. "La violencia perjudica a ambos países”, sostiene el primado caldeo. “Espero que se produzca un cambio positivo, especialmente en lo que respecta a un mayor respeto de la soberanía tanto de Irak como de Irán. Espero que se refuerce la colaboración, empezando por el comercio y el turismo religioso, pero hay muchos aspectos que mejorar”.

Ciertamente, la visita del Papa ha garantizado una mayor visibilidad a los cristianos porque aún hoy "hay programas de televisión que hablan de ella y se pueden ver carteles en las calles con el Pontífice y al-Sistani, o frases del Papa alabando la fraternidad". "Esto ayuda a los cristianos a ser más valientes - confirma el primado caldeo - y a gozar de mayor respeto.

En lo que respecta a la población, la llegada del pontífice ha cambiado la mentalidad. La mayoría de la gente ya no ve a los cristianos como unos infieles, sino como hermanos. El Papa ha preparado el terreno, ahora hay que sembrar y dar más pasos para fortalecer la fraternidad". En una última reflexión, el cardenal Sako dirigió su pensamiento al pontífice argentino, que se recupera de una cirugía: "En las misas -concluyó- rezamos por su salud, porque el mundo necesita su espíritu profético, su apertura, su sencillez. Su voz siempre llega allí donde hay necesidad, desde el Líbano hasta Palestina, desde Siria hasta Myanmar".