El impuesto a las multinacionales asusta a Singapur
de Steve Suwannarat

La ciudad-estado ha basado su economía en la atracción de capitales gracias a condiciones favorables. La tasa impositiva global del 15% hacia la que avanza el G20 podría tener graves repercusiones. Incluyendo un mayor acercamiento a China por parte de algunos países de la región.

 


Singapur (AsiaNews) - Singapur está preocupada por la introducción del nuevo impuesto a las grandes multinacionales que decidieron los ministros de finanzas del G20 en su última cumbre. En efecto, la medida podría limitar la competitividad del país y la atracción que hasta ahora ejerce uno de los sistemas fiscales más favorables del mundo, asociado a la calidad de los servicios y de su burocracia. El sector financiero siempre ha sido uno de los puntos fuertes de la ciudad-estado, lo que el año pasado volvió a garantizarle el noveno puesto en el ranking de los "paraísos fiscales". Ni siquiera la pandemia ha frenado la afluencia de capitales y profesionales extranjeros.

Podrían pasar años antes de que entre en vigor el nuevo impuesto global del 15%, sobre el que debería llegarse a un acuerdo definitivo en octubre. Sin embargo, la planificación cuidadosa de los recursos, el personal cualificado (sobre todo inmigrante) y los servicios, es el punto fuerte de Singapur, y la incertidumbre en este aspecto conlleva un alto grado de riesgo.

Hasta que comenzó la crisis pandémica, países de la región como Tailandia y Malasia podían contar con una fuerte apertura de crédito a nivel internacional y con beneficios que superaban los riesgos que imponen las normas, la burocracia y prácticas no siempre favorables. A diferencia de sus dos socios regionales, Singapur tiene una población de 5,7 millones de habitantes en una superficie equivalente a la mitad de la provincia de Milán. Por lo tanto, la ciudad-estado no puede contar con un mercado interno que pueda compensar una presencia menor en los mercados del exterior ni con una mano de obra abundante y barata para evitar fuertes repercusiones en su economía. Según fuentes de la ONU, en 2020 Singapur sufrió una caída del 21% en las inversiones del exterior e incluso de un 80% en las inversiones en actividades productivas.

Normalmente la tasa que impone Singapur a las empresas es del 17%, aunque la alícuota real es incluso más baja gracias a una serie de desgravaciones y beneficios. Pero este panorama cambiaría con la tasa impuesta a nivel internacional; el riesgo de una migración hacia otros destinos de una parte de la producción y las inversiones que actualmente benefician al país es concreto. A eso se añade el hecho de que incluso una mínima sacudida en la estabilidad de su sistema económico y financiero podría abrir el camino a un mayor acercamiento a China por parte de algunos países que en este momento son socios importantes tanto para Beijing como para la misma Singapur.