Hariri archivado, Najib Miqati a cargo de formar gobierno

Tras 10 meses de infructuosos intentos, el primer ministro encargado renunció al mandato. Con 72 votos a favor, el Parlamento ha encomendado la tarea al empresario y multimillonario, que ya fue primer ministro en dos oportunidades. Promete un ejecutivo "en interés" del país. Con el apoyo de Hezbollah, debe conquistar los votos del campo cristiano.


Beirut (AsiaNews) - Tras meses de profunda crisis institucional y el fracaso del ex primer ministro Saad Hariri en formar un ejecutivo, el Parlamento libanés ha confiado el mandato exploratorio al empresario de 65 años, multimillonario y político de larga trayectoria Najib Miqati. La Cámara dio el visto bueno ayer con 72 votos a favor y 42 abstenciones, mientras que el diputado independiente Fouad Makhzoumi votó por el ex embajador Nawwaf Salam. Hoy deberían comenzar las consultas con los distintos bandos políticos para formar el equipo de gobierno.

Nacido en Trípoli en el norte del país, Miqati está considerado el hombre más rico del Líbano y uno de los más ricos de Oriente Medio, con un patrimonio personal de 2.700 millones de dólares según Forbes. Ya ha dirigido el País de los Cedros como Primer Ministro en dos ocasiones: de abril a julio de 2005 tras el asesinato del entonces primer ministro Rafic Hariri, y de junio de 2011 a marzo de 2013, en la primera fase del sangriento conflicto en la vecina Siria. .

"Quiero la confianza de la población, no solo de los parlamentarios", dijo el primer ministro a cargo en un discurso que pronunció poco después de que se oficializara el nombramiento. "Para detener este infierno - agregó - hace falta la colaboración de todos los libaneses". Luego aclaró que no tiene "la varita mágica" y que el nuevo ejecutivo será "en interés del Líbano y su economía". "Si no hubiera recibido garantías específicas del exterior - concluyó - ciertamente no habría dado este paso".

La esperanza, débil, es que el nombramiento del multimillonario dirigente ponga fin a meses de fracasos y tensiones, incluso personales, sobre todo entre Hariri y el presidente Michel Aoun, que impidieron la formación de un ejecutivo y agravaron aún más una crisis financiera sin precedentes. El primero en intentarlo, en esta última turbulenta fase de la vida política libanesa tras la doble explosión en el puerto de Beirut el 4 de agosto pasado, fue el ex embajador en Alemania Mustafa Adib, que renunció en septiembre. Después ocupó su lugar Hariri, quien dimitió al cabo de 10 meses de vanos intentos, con un país cada vez más al borde del colapso.

En los últimos días, Miqati ha recibido el apoyo de varias facciones, entre ellas las milicias chiítas pro iraníes de Hezbolá y, del lado sunita, tres ex primeros ministros, incluido el propio Hariri. Sin embargo, el primer ministro a cargo - que en el pasado fue acusado de malversación de fondos públicos - todavía no cuenta con el apoyo de una parte del mundo cristiano, en particular el Movimiento Patriótico Libre (fundado por el presidente Aoun) y las Fuerzas Libanesas.

Una fuente institucional libanesa consultada por L'Orient-Le Jour (LOJ), bajo el anonimato, definió a Miqati como "el agua que fluye entre los dedos de una mano y que nunca se puede recoger". Esta observación resume la trayectoria política de "aquel a quien volvemos de manera sistemática" cuando "no hay otras alternativas". Un hombre "difícil de clasificar" políticamente y que se asegura de "mantener relaciones cordiales con todos".