Putin impone la historia rusa por ley
de Vladimir Rozanskij

Se instituye una nueva comisión de interpretación histórica. En ella participan funcionarios del servicio secreto. Ni siquiera en la época soviética los oficiales se ocupaban de la historia. Cualquier violación de la memoria oficial debe ser sancionada. La oposición de los historiadores rusos: es necesario comparar los distintos relatos.


Moscú (AsiaNews) - A principios de agosto, el presidente ruso Vladimir Putin creó una nueva comisión interministerial para la interpretación de la historia, nombrando a su cabeza al ex ministro de cultura Vladímir Medinsky (ver foto), ahora miembro de la administración presidencial. La nueva comisión tiene la tarea de "garantizar un enfoque activo y sistemático en las cuestiones que atañen la defensa de los intereses nacionales de la Federación Rusa, relacionadas con la preservación de la memoria histórica y la divulgación en el ámbito de la historia".

La nueva estructura de "defensa" también tendrá que analizar la actividad de entidades extranjeras que puedan perjudicar los intereses y la dignidad de Rusia, y "organizar actos de contra-propaganda". La comisión incluye a funcionarios del Ministerio de Asuntos Exteriores, los servicios de seguridad, Interior y la Fiscalía General, la Sociedad Histórica Militar y otros organismos.

Continúa, por tanto, la lucha para imponer la ideología oficial del régimen. El año pasado, el gobierno introdujo enmiendas constitucionales, previendo la defensa de la "memoria gloriosa" de la victoria soviética sobre el nazismo. Ahora, la interpretación del Estado también podrá sancionar a quienes menosprecien o denigren otros grandes capítulos o personajes de la historia rusa, desde Alejandro Nevsky hasta Iván el Terrible. Pronto las escuelas contarán con un nuevo libro de texto, el único manual de historia a utilizar, preparado por el mismo Medinsky. Desde la época de Stalin que no se imponía una censura tan sistemática. 

Mientras se desempeñó como Ministro de Cultura, Medinsky se caracterizó por ser fiel al principio de "analizar y sopesar los hechos históricos y las creaciones artísticas en la balanza de los intereses nacionales de Rusia. Anteriormente fue miembro de la comisión "contra la falsificación histórica", que se creó en 2009 y se cerró tres años después sin tener que sancionar ningún tipo de violación de la memoria oficial. En la nueva estructura, sin embargo, destacan los miembros de la FSB y de los distintos servicios secretos, lo que hace que todo sea mucho más amenazante: ni siquiera en la época soviética los miembros de las fuerzas de seguridad se ocupaban de la historia.

El enfoque "activo" que se menciona en la fórmula de creación sugiere que la nueva comisión no se limitará a controlar libros y artículos. Se instará a todos los trabajadores del sector, desde profesores hasta periodistas, a mostrar su lealtad ideológica. Si se protege a los académicos de la verificación científica, indispensable para las publicaciones, la nueva censura recaerá en la publicidad en Internet, en la prensa y en la televisión.

El historiador Nikita Sokolov fue entrevistado por Radio Svoboda, comentó que "los historiadores tenemos los pelos de punta, porque no puede haber una única interpretación de la historia. En la compleja y plural sociedad de tipo europeo, a la que afortunadamente también se refiere Rusia, es necesario comparar los distintos relatos, que responden a los intereses de grupos y clases sociales de los más diverso".

En muchas partes se recuerda una máxima del conde Benkendorff, uno de los generales rusos de la victoria sobre Napoleón en 1812. Se convirtió en jefe de la Tercera Sección del Imperio, la encargada del orden público, y dictó los criterios para la enseñanza de la historia rusa: "El pasado de Rusia es maravilloso, el presente es más que espléndido y el futuro supera incluso la imaginación más viva".