Asjabad anticipa la cosecha de algodón por el Día de la Independencia
de Vladimir Rozanskij

El Presidente Berdymukhamedov quiere concluir la cosecha el 27 de septiembre en lugar de a finales de octubre. El control soviético de la producción. La población es explotada, incluso los niños. La censura y el silencio de la oposición, en la patria y en el extranjero. El apoyo de Turquía al régimen turkmeno.


Moscú (AsiaNews) - Para celebrar el trigésimo aniversario de la independencia de la república con grandes "victorias laborales", el presidente de Turkmenistán, Gurbanguly Berdymukhamedov, ha ordenado la recolección temprana del algodón. La preciada fibra tendrá que estar lista para la cosecha un mes antes de lo habitual, para poder presentarla en el altar de la fiesta del 27 de septiembre.

La decisión presidencial se dio a conocer a principios de agosto durante una reunión extraordinaria con los jefes de las regiones y las distintas administraciones locales. Las autoridades deberán rendir cuentas al Presidente por el trabajo realizado hasta ahora en el cultivo de algodón, patatas y otros productos agrícolas, pero también por la eficacia de las tecnologías empleadas.

Para hacer realidad el objetivo de "independencia" o autosuficiencia nacional, Berdymukhamedov ha dado instrucciones a sus funcionarios para que garanticen a la población el suministro necesario de verduras y todo tipo de productos autóctonos durante el año . Sobre todo, el presidente destacó la importancia estratégica del algodón.

Como informa Khronika Turmenistana, en realidad la cosecha de algodón suele comenzar a principios de septiembre. A finales de octubre o principios de noviembre, se presenta el balance del algodón al arkadag (“el Protector”, título reservado a Berdymukhamedov). En él se rinde cuentas sobre la ejecución de los planes de gobierno . En este año jubilar especial, los agricultores tienen que hacer frente, entre otras cosas, a las sequías, y a una maquinaria insuficiente.

Todo esto recuerda mucho a la época soviética, cuando las repúblicas de Asia Central eran explotadas como "graneros de algodón" para cumplir con las disposiciones del todopoderoso Gosplan, el instituto central de planificación económica. El organismo lanzaba programas megalómanos para demostrar la superioridad del sistema en todo el mundo. Esto llevó a la falsificación de los presupuestos y a la "doble contabilidad", con la corrupción y la delincuencia clandestina prosperando en medio de estas contradicciones.

En cambio, el arkadag turkmeno insiste en la primacía del algodón, a pesar de que muchos observadores y activistas humanitarios acusan al país de practicar la "esclavitud del algodón". Para aumentar la producción, los trabajadores de las empresas estatales son enviados a la fuerza a trabajar en los campos, junto con sus esposas e hijos. Por ello, muchas empresas occidentales se niegan ahora a comprar algodón turkmeno, para no arruinar la reputación de su marca.

Los turkmenos no se atreven a protestar, por miedo a atraer la ira del presidente y de su corte, formada en gran parte por sus parientes y fieles servidores. Según las agencias internacionales, la libertad de expresión en Turkmenistán es apenas superior a la de Siria y Corea del Norte. Por no mencionar que en el año de la pandemia, el gobierno utilizó el virus como pretexto para reducir aún más la información sobre el estado real del país.

Lo cierto es que en Turkmenistán la epidemia se está propagando y el país atraviesa una crisis económica tremenda, aunque Berdymukhamedov siga hablando de la "patria de la prosperidad", donde no hay ni rastros del Covid-19. Las escasas protestas de los turkmenos en el extranjero no alteran en lo más mínimo la tranquilidad del arkadag. Cuenta con la protección y el activismo de Turquía, que se ocupa de entregar a los "jóvenes de origen turkmeno" detenidos en las protestas callejeras en Estambul. Esto, sin mencionar las duras represalias del gobierno de Asjabad contra las familias de los opositores que viven en el exterior.