Moscú, arrestaron a la mujer que es el 'ángel de los refugiados'
de Vladimir Rozanskij

Ahora podría ser repatriada a Uzbekistán, de donde huyó tras la masacre de Andiyán, en 2005. La mujer es un punto de referencia para todos los migrantes de Asia Central. Acusó a los funcionarios rusos de corrupción. La representante de Putin en materia de derechos humanos interviene para ayudarla.


Moscú (AsiaNews) - El Servicio Federal de Seguridad de la Federación de Rusia (FSB) impidió el ingreso de la activista de derechos humanos Valentina Čupik al aeropuerto moscovita de Sheremétievo. Esta abogada uzbeka de 48 años es la fundadora de la organización sin fines de lucro Tong Žakhony ("La mañana del mundo"), que ayuda a los migrantes de Asia Central que viven en Rusia. El 25 de septiembre, a su regreso de un viaje a Armenia, los agentes del FSB le informaron de que se le había retirado el estatus de refugiada otorgado en 2009, y que no se le permitiría regresar a Rusia durante los próximos 30 años.

Las autoridades secuestraron los documentos de Čupik.  Antes de ser encerrada en una celda de seguridad del aeropuerto, la activista consiguió comunicarse por teléfono con algunos periodistas. Ahora podría ser repatriada a Uzbekistán, de donde huyó hace muchos años. Allí, según dice, la encerrarán "en el sótano de las cárceles de los servicios uzbekos".  Valentina había llegado a Rusia en 2005, tras la masacre de Andiyán, cuando las autoridades abrieron fuego contra la multitud reunida frente a los tribunales para protestar contra el juicio de un grupo de musulmanes acusados de ser peligrosos extremistas.

Los familiares de los detenidos afirmaron que eran simples fieles, sin ninguna tendencia al terrorismo, pero el tiroteo culminó con más de 500 muertos. Desde entonces, Čupik se dedicó a la causa de los perseguidos y los migrantes, a los que ofrece asesoramiento gratuito noche y día. No sólo asesora a los uzbekos, sino también a todos los migrantes de los países de Asia Central, que conocen su número de teléfono y se benefician de su labor. 

Las autoridades rusas no revelaron los motivos de las medidas adoptadas contra la activista. Se limitaron a informar que el estatus de refugiada había sido revocado en base al artículo que condena "la presentación de testimonios falsos o documentos alterados" en los expedientes de los migrantes. La mujer afirma que es víctima de "una venganza de las fuerzas de seguridad".

Ayer, Valentina consiguió ponerse en contacto nuevamente con los periodistas de Currentime.tv, y expresó su agradecimiento porque "gracias a su insistencia, anoche apagaron la luz durante unas horas y pude dormir un poco". La activista no logra estar en paz tras la acusación de falsificación, "como todo el mundo sabe, soy fanática de las normas y no soy capaz de ocultar o mentir de ninguna manera, odio todas las formas de engaño". Durante el interrogatorio con un miembro del FSB, le dijeron que "no debería hablar de la corrupción entre los funcionarios, ahora todos tienen veneno entre dientes”. En marzo de este año, la Sra. Čupik tuvo un altercado con funcionarios en una plaza pública, hecho que también tuvo cierta resonancia en los medios.

El FSB no permitió a Čupik reunirse con su abogado, que intentó en vano acceder a la celda del aeropuerto. En caso de ser deportada a Uzbekistán, Valentina teme por su seguridad, ya que se negó a pagar sobornos en su país, cuando ya se dedicaba a su obra por los migrantes , y por ello fue detenida y amenazada. Tras el cambio de régimen en Taskent en 2015, Čupik esperaba volver a su patria. Sin embargo, tras saber que su vida correría peligro, decidió quedarse en Rusia. 

Se espera que Valentina pueda ser enviada a otro país más seguro, pero ella no sabría qué hacer fuera de Rusia y Uzbekistán, donde los migrantes necesitan de su ayuda. La representante presidencial en materia de derechos humanos, Tatjana Moskalkova, intervino para ayudar a la activista. Ha decidido poner en riesgo su cargo y su libertad, y espera la solidaridad de la opinión pública nacional e internacional.