Belt and Road: los países pobres tienen deudas por cientos de miles de millones con Beijing (INFOGRAFÍA)

Según un estudio de AidData, China concede 85 mil millones de dólares por año en ayudas y préstamos. Los chinos piden intereses más elevados que sus competidores occidentales. La deuda de 42 países con Beijing supera el 10% de su PIB. Es difícil que los socios de la Belt and Road consideren las alternativas que proponen EE. UU. y la UE.

 


Beijing (AsiaNews) - Los países de renta media y baja tienen deudas con China por cientos de miles de millones de dólares. Así lo que revela un estudio publicado hoy por AidData, un centro de análisis de datos de la Universidad estadounidense William & Mary. La investigación analiza la financiación exterior de Beijing incluida la Belt and Road Initiative, el plan de infraestructura global lanzado en 2013 por Xi Jinping para incrementar la centralidad comercial (y por lo tanto geopolítica) del país.

El estudio encontró 13.427 proyectos realizados entre 2000 y 2017 en 165 países con el apoyo de préstamos y ayudas chinas, por un valor de 843 mil millones de dólares. Al menos 300 instituciones bancarias estatales han financiado el programa, que ha convertido a China en el principal acreedor de muchos países en vías de desarrollo.

Se desprende un escenario opaco, cubierto en muchos casos por un velo de secreto, factor que ha impedido a varios países pobres sopesar los costos y beneficios de unirse a la Belt and Road. Si antes de la puesta en marcha de las "nuevas Rutas de la Seda" China y Estados Unidos gastaban cantidades similares de dinero en ayudas y préstamos internacionales, a partir de 2013 la brecha se fue ensanchando. Para sus proyectos de desarrollo en el exterior, Beijing compromete ahora un promedio de 85 mil millones de dólares al año; Washington solo destina 37 mil millones. La mayoría de los financiamientos son préstamos, con una proporción de 30 a 1 respecto a las ayudas gratuitas. Cabe destacar que con 58,3 mil millones de dólares al año, la Unión Europea es el primer donante mundial a los Estados más desfavorecidos.

Para los socios de la BRI se habla desde hace tiempo de una "trampa de la deuda": el riesgo de tener que ceder sus activos a China, sobre todo infraestructuras como los puertos, en caso de no pagar los préstamos y los intereses correspondientes. Según AidData, 40 de los 50 mayores préstamos otorgados por acreedores estatales chinos han recibido garantías "colaterales" de gobiernos clientes.

La ayuda china es más cara que la ofrecida por los países "occidentales": en promedio, los préstamos de Beijing tienen un interés del 4,2% y son reembolsables en 10 años; los que ofrecen Alemania, Japón y Francia tienen una tasa del 1,1%, a devolver en 28 años.

El informe AidData señala que la deuda de 42 países con China es superior al 10% de su PIB. Con una exposición del 29,4%, Laos es el que tiene el mayor pasivo, seguido de Sri Lanka, Kenia, Etiopía, Venezuela, Djibouti, Maldivas, Camboya, Mongolia, Senegal y Bielorrusia.

A la deuda "oficial" con los chinos se debe añadir además una cuota "oculta", no declarada por los gobiernos interesados ​​- ni por Beijing - al sistema de control de la deuda del Banco Mundial. En total ronda los 350 mil millones de dólares. Por ejemplo, las obligaciones ocultas de Laos corresponden al 35,4% del PIB nacional.

AidData también observa que el 35% de los proyectos de la Belt and Road han tenido problemas de ejecución, con escándalos de corrupción, violaciones de los derechos sindicales, problemas de contaminación y protestas públicas..

Estados Unidos y la UE lanzaron recientemente sus alternativas a la Belt and Road: Build Back Better World, con el auspicio de Washington, y la Global Gateway Initiative europea. Deberían ser planes "sostenibles" desde el punto de vista financiero, medioambiental y de los derechos de los trabajadores, estándares cuya ausencia está en la base de las críticas occidentales a las nuevas Rutas de la Seda.

La de Estados Unidos y la UE es una respuesta al desafío global de Pekín. El problema para estadounidenses y europeos es desmontar una relación que se ha estructurado a lo largo del tiempo entre China y sus deudores. Como ya explicaron algunos expertos a AsiaNews, muchos países en desarrollo privilegian los préstamos y proyectos chinos porque Beijing no les impone condiciones fiscales y financieras, restricciones ambientales y humanitarias o complejos controles de gestión y transparencia.