Canberra cierra el capítulo de Manus, pero no recibe ningún migrante

Se firmó un acuerdo con Port Moresby para concluir el 31 de diciembre de 2021 el Acuerdo de Reasentamiento Regional que desviaba a los solicitantes de asilo a la isla. Pero las fronteras de Australia también quedarán cerradas para el centenar de personas que desde hace ocho se encuentran "estacionadas" en Papúa Nueva Guinea. Y las eventuales nuevas barcazas seguirán siendo desviadas a la otra isla de Nauru.

 


Port Moresby (AsiaNews) - Los gobiernos de Australia y Papúa Nueva Guinea han firmado un acuerdo para concluir el 31 de diciembre de 2021 el Acuerdo de Reasentamiento Regional, el mecanismo de 2013 por el cual los solicitantes de asilo que intentaban llegar a Australia por mar eran "desviados" a campos especiales en Manus, una isla de Papúa Nueva Guinea en medio del Océano Pacífico. Por lo tanto, Australia ya no enviará a ningún migrante rechazado a Papúa Nueva Guinea, pero tampoco abrirá sus puertas a ninguno de los cerca de 100 solicitantes de asilo (la gran mayoría de ellos asiáticos y también algunos afganos) que desde hace ocho años se encuentran "estacionados” en el país vecino. Según el nuevo acuerdo, si así lo desean, estas personas pueden establecerse en Papúa Nueva Guinea y obtener el estatus de migrantes permanentes, ser acogidas en un tercer país o trasladarse a Nauru, la otra isla del Pacífico que Canberra ha utilizado para aplicar su política de “cero migrantes". Y de esa manera seguirá vigente el Acuerdo Regional de Reasentamiento.

El epílogo deja un sabor amargo en la boca de la Iglesia Católica de Papúa Nueva Guinea y de todas las organizaciones que en los últimos años se han movilizado para denunciar la falta de humanidad del "sistema australiano". En el comunicado conjunto en el que se anuncia el acuerdo, Canberra especifica con claridad que “las políticas australianas de fuerte protección de las fronteras - incluyendo los procedimientos regionales - no han cambiado. Cualquiera que intente entrar en Australia ilegalmente por barco será rechazado o trasladado a Nauru”.

Según las cifras publicadas por el Consejo de Refugiados de Australia, el pasado mes de julio, aniversario de la entrada en vigor del Acuerdo de Reasentamiento Regional, en estos ocho años se interceptaron en el mar 3.127 solicitantes de asilo antes de que desembarcaran en el país. De estos, más de 200 permanecen entre Papúa Nueva Guinea (donde cerraron los centros en la isla Manus y las personas fueron transferidas a Port Moresby) y la isla de Nauru. Solo se encontró una solución duradera para 1,000 personas, casi todas ellas reubicadas en los Estados Unidos. Más de 750 solicitantes de asilo fueron devueltos a sus países de origen, ya sea de forma voluntaria o por la fuerza. Por último, murieron al menos 14 personas, una de ellas a consecuencia de la violencia ejercida por los guardias de detención y seis por suicidio.

En julio los obispos de Papúa Nueva Guinea pidieron públicamente al parlamento australiano que aceptaran por lo menos "a aquellos que se encuentran detenidos en Manus y Nauru desde el 19 de julio de 2013 y no tienen ninguna posibilidad, ahora o en el futuro, de ser reubicados en un tercer país". “Según la legislación vigente - agregaban - no tienen derecho a reasentarse en Australia. Pero tampoco tienen el deber de vivir en Papúa Nueva Guinea, salvo por su propia y libre elección. El hecho de que Australia los obligue a permanecer indefinidamente en suelo papú, en contra de su voluntad, contradice el espíritu de autodeterminación de Papúa Nueva Guinea. Creemos que ha llegado el momento de que Australia borre todo rastro de las exigencias de su pasado colonial y asuma plenamente un nuevo estilo de liderazgo compasivo y participativo en el Pacífico”. Un pedido que el acuerdo firmado por Canberra con el gobierno de Port Moresby demuestra no haber aceptado.