Jueza israelí autoriza la oración (silenciosa) de los judíos en Al-Aqsa

Se reconoce el derecho a rezar, luego de la denuncia presentada por el rabino Aryeh Lippo. Para Jordania, es una "grave violación" del statu quo. El ministro palestino ataca la decisión "sin precedentes", una "agresión flagrante". Creciente presión de la extrema derecha israelí para ocupar el lugar de culto.


Jerusalén(AsiaNews/Agencias) - Con una decisión histórica (y controvertida) en muchos aspectos, un tribunal israelí dictaminó ayer que la "oración silenciosa" de los judíos en el complejo de la mezquita de al-Aqsa en Jerusalén (para los judíos, el Monte del Templo) no constituye "un acto criminal". Así lo informó el canal israelí Channel 7, cercano a la derecha nacionalista judía, según el cual la jueza Bilha Yahalom, de la Fiscalía de la ciudad santa, dictaminó que una oración silenciosa no constituye una violación de la ley ni contraviene las órdenes de la policía. Por tanto, no puede considerarse un delito. 

La sentencia surge tras la denuncia presentada por el rabino Aryeh Lippo, quien impugnó la prohibición -impuesta por la policía- de visitar y rezar en el complejo disputado por judíos y musulmanes, considerado el tercer lugar sagrado más importante del Islam. La jueza dictaminó que el rabino podía volver al lugar y rezar regularmente sus oraciones.

A los fieles judíos se les permite acceder al complejo de al-Aqsa -para ellos, el Monte del Templo- pero no pueden detenerse a rezar. Jordania, custodio del lugar a través del grupo Waqf desde 1948, condenó enérgicamente la decisión, subrayando que solo los miembros de la fundación musulmana tienen autoridad legal para administrar y decidir las disputas relacionadas con Al-Aqsa. "La sentencia", subrayó una nota del vocero del Ministerio de Asuntos Exteriores jordano, "es una grave violación del estatus histórico y legal de la mezquita de Al Aqsa". La contraparte palestina cuestionó la "decisión sin precedentes [que] constituye una agresión flagrante".

En los últimos años, ha aumentado el número de fieles judíos que rezan en silencio en la zona, a pesar del acuerdo de larga data entre las autoridades jordanas (que supervisan el complejo) y el gobierno israelí que prohíbe esta práctica. Al mismo tiempo, crece la presión de los grupos de la extrema derecha, que exigen que el gobierno israelí tome el control total de Al Aqsa, porque consideran que es un lugar sagrado exclusivo del mundo judío. En reiteradas ocasiones han marchado de forma provocativa en la zona, alimentando la tensión y desencadenando violentas protestas de los musulmanes, a los que las fuerzas de seguridad israelíes suelen impedir la entrada.

Durante la última Pascua judía, hubo una serie de incidentes y violaciones del statu quo en el complejo, como la lectura de la Torá en voz alta. Los incidentes y enfrentamientos alimentaron las tensiones entre ambas partes, lo que dio lugar a la sangrienta guerra relámpago de 11 días en Gaza, que dejó cientos de víctimas. En septiembre, miles de israelíes irrumpieron en el complejo tras el fin de la fiesta judía de Sucot. A los activistas se unieron figuras prominentes de los medios de comunicación israelíes, ministros, miembros de la Knesset (el parlamento israelí) y altos funcionarios del gobierno israelí.