Bombay, la escuela de los últimos que resistió a la pandemia
de Nirmala Carvalho

El Instituto Santa Catalina de Siena de Bandra proporcionó smartphones a sus alumnos y comidas diarias a las familias más necesitadas. Alerta de la UNESCO sobre la situación de la educación: "En la India, el 19% de los cargos de enseñanza están sin cubrir y muchos docentes están subcalificados".


Bombay (AsiaNews) - El reporte de la UNESCO "Sin docentes no hay clase", resalta el impacto que ha tenido el coronavirus en la educación india en 2021. Según el informe, más de un millón de puestos de enseñanza en las escuelas de todo el país siguen vacantes, es decir, el 19% del total; si solo se consideran las zonas rurales, el porcentaje de cargos vacantes trepa al 69%. A esto se añaden las conclusiones del gobierno indio sobre los pobres resultados en el aprendizaje. Por tanto, el panorama del sistema educativo indio no es nada halagüeño. “La actual pandemia de Covid-19", escribe la UNESCO, "resalta aún más el papel crucial que desempeñan los docentes para garantizar una formación significativa y unos sistemas educativos resilientes".

El Hermano Joseph es director de la Escuela y Orfanato Santa Catalina de Siena, en Bandra, en el distrito de Bombay (estado de Maharashtra, costa oeste de la India). Frente a esta situación, se aboca a garantizar una instrucción de calidad y constante a los niños pobres de los barrios marginales.

"En nuestra escuela estudian niños de familias económica y socialmente frágiles", explica a AsiaNews, "Ellos han sufrido mucho las consecuencias de la pandemia. La mayoría de los centros educativos de la ciudad cuentan con todas las facilidades para impartir las clases en línea”. La situación es diferente allí: “nuestros alumnos han tenido muchas dificultades para conectarse; muchos de nuestros niños no pueden permitirse ni siquiera el teléfono más barato. La mayoría de las familias con las que trabajamos sólo tienen un smartphone, que comparten entre muchos hermanos". En promedio, hay un smartphone por cada cuatro alumnos, y normalmente el hijo mayor tiene prioridad sobre los demás. De modo que los  más pequeños no tienen posibilidades de seguir las lecciones online”.

Fundada en 1957 por el padre Anthony Elenjimittam (este año se cumple el décimo aniversario de su muerte), la escuela de Santa Catalina surgió con el objetivo de proporcionar una educación a los niños pobres, independientemente de su casta, credo o condición social.

Fiel a este compromiso, el año pasado este centro escolar adquirió 72 teléfonos móviles nuevos -con aplicaciones para acceder a la educación en línea- y los entregó a los padres para facilitar el acceso al aprendizaje online. Gracias a esta iniciativa, la mayoría de los alumnos pueden participar en las clases. “Visitamos a muchas familias de nuestro barrio durante la pandemia", explicó el Hermano Joseph, "y nos dimos cuenta de que muchísimos padres tenían dificultades para alimentar a sus hijos. Entendimos que en ese momento, la prioridad no era tanto proporcionar teléfonos móviles, sino garantizar una comida para esos niños". La escuela de Santa Catalina comenzó entonces a distribuir comidas calientes y desayunos a las familias más necesitadas: "Tengo que agradecer a nuestros docentes que fueron más allá del deber en esta tarea, asegurándose de que los alumnos más pobres recibieran sus raciones de comida cada día".