El fondo saudita PIF, en manos de bin Salman, ha adquirido el 80% del equipo inglés. Una versión actualizada de la guerra del fútbol para destacarse en la región. Críticas de Amnistía Internacional y de la viuda Khashoggi. Para los aficionados, lo que cuentan son los resultados en la cancha. El silencio de la política que comercia armas por 10 mil millones con el reino wahabita.
Riad (AsiaNews) - Del espacio a las finanzas, de la economía a la innovación, pasando por los grandes eventos, la competencia entre Riad, Abu Dhabi y Doha también se desarrolla en las canchas de fútbol, dando como resultado una versión actualizada de la "guerra", o diplomacia, del fútbol. Si un fondo catarí es dueño del Paris St Germain (Francia) desde 2011 y el Manchester City ha estado en manos de Abu Dhabi United Group (Emiratos) desde 2008, ahora le toca a Arabia Saudita, que ha adquirido la mayoría de Newcastle, club histórico del Reino Unido. La noticia fue recibida con satisfacción por los aficionados, para los cuales se aplica el lema “el dinero no tiene mal olor”, con la esperanza de obtener mejores resultados que en el pasado reciente (una sola clasificación en los campeonatos europeos en los últimos 14 años con los viejos directivos). Las críticas llegan en cambio de ONG y activistas de derechos humanos, entre ellos la esposa del disidente Jamal Khashoggi, que según la ONU fue asesinado por orden del reino wahabita.
Tras largas negociaciones que se estancaron en 2020, entre otras cosas por conflictos de intereses, esta semana el Fondo de Inversión Pública de Arabia Saudita (PIF), en manos del príncipe heredero Mohammed bin Salman (MBS) del que es presidente, adquirió el 80% de la propiedad. Las acciones restantes del Newcastle United quedan en manos, por partes iguales, del PCP Capital Partners de Amanda Staveley y de Reuben Brothers.
Los responsables del PIF han asegurado la máxima independencia del Estado, tratando de disipar todas las sombras referidas a piratería o violaciones de los derechos humanos. Sin embargo, dado que el fondo está, de hecho, en manos del número dos del reino, resulta muy claro el vínculo con Riad y el uso - incluso político - que los sauditas querrán hacer de esta adquisición que sin duda no se basa en el aspecto económico. En efecto, a diferencia de las inversiones en Disney (unos 900 millones de euros), Live Nation y Carnival Cruiselines, la empresa de fútbol registró pérdidas de 30 millones de euros el año pasado.
"[La casa real] está utilizando el poder blando del fútbol, que tiene un atractivo global, para tratar de cambiar la narrativa en torno a Arabia Saudita - explica Kristian Ulrichsen, experta en el Golfo del Instituto Baker de la Rice University, a Foreign Policy-. Ahora se habla del país por algo que no es Yemen, derechos humanos o Khashoggi… ”. También confirma el estrecho vínculo entre Riad y el fondo PIF, que de hecho es "la parte más significativa del Estado, porque es el medio que usa MBS para implementar su visión y convertirla en realidad".
A juzgar por los festejos de los miles de hinchas del equipo cerca del famoso St. James 'Park (el estadio) y en las redes sociales, el objetivo en esta primera fase parece haberse logrado. "Sólo nos interesa el fútbol —declaró Ray Sproul, de 80 años, al Guardian— porque somos hinchas comunes y corrientes, eso es lo único importante para nosotros". Los comentarios de los principales periódicos británicos tienen otro tono, comenzando por el Telegraph que afirma que "ni Qatar ni los Emiratos han autorizado jamás el asesinato y desmembramiento de un periodista". The Guardian califica a Arabia Saudita como Estado "asesino" y el deporte como vehículo para el "reciclaje internacional de imágenes". El Times es más pragmático y se pregunta por qué un equipo de fútbol debería estar sujeto a valores morales cuando el país al que pertenece "comercia armas con los sauditas" por 10 mil millones de euros al año. Es por eso que desde la política, laborista y torie, no hay cruzadas anti-saudíes sino solo pedidos genéricos de intervención de "organismos independientes" del mundo del fútbol. En resumen, una forma elegante de driblar el asunto.
Pero también hay voces críticas, como la de Amnistía Internacional que pide a la Premier League que mantenga alto el nivel de atención sobre los derechos humanos y no permita que el fútbol se utilice para lavar las manos y las conciencias, como en el caso del Newcastle "saudita". Obviamente no hay respuestas ni comentarios oficiales de los directivos de la liga de fútbol inglesa. La esposa de Khashoggi, Hatice Cengiz, también ha protestado enérgicamente en las últimas horas, afirmando que está “consternada" por una noticia que "le rompe el corazón". "Desde su muerte - dice la mujer - lo único que he hecho es ir a todas partes en busca de justicia para Jamal, todos los días". Mirando a los hinchas del Newcastle, concluye, es como si “no les importara Jamal, solo les interesa el futuro económico del club. Muestren respeto por su alma, porque pagó un precio muy alto por la libertad de pensamiento”.