Es lo que denuncia un vocero de Unicef a su regreso de una misión en el país del Golfo. A ello se suman más muertos o heridos que no entran en las estadísticas oficiales. Al menos 11 millones de menores de edad necesitan asistencia humanitaria. Los niños a los que se les niega la escolaridad y la infancia. El país sigue siendo "el lugar más difícil del mundo" para crecer.
Ginebra (AsiaNews) - "Un hito vergonzoso". Así describió James Elder, vocero de Unicef, a los 10.000 niños que "han muerto o han quedado mutilados" desde marzo de 2015 a raíz del conflicto en Yemen. Fue durante un informe presentado ayer en el edificio de Naciones Unidas en Ginebra. Elder acaba de regresar de una misión diplomática en el país del Golfo. El experto subrayó que "la cifra equivale a cuatro niños [muertos o mutilados] por día" desde que la coalición árabe liderada por Arabia Saudita entró en el conflicto.
A estas cifras oficiales hay que añadir un número indeterminado e incuantificable de menores de edad muertos o gravemente heridos como consecuencia de la guerra y la violencia.
Además, cuatro de cada cinco niños -sobre un total de casi 11 millones- necesitan ayuda humanitaria urgente, mientras que otros 400.000 -según las estadísticas oficiales- sufren desnutrición grave. A dos millones de ellos se les niega el derecho a la educación y no pueden asistir a la escuela: la mitad de los establecimientos han quedado destruidos o dañados por las bombas. Cuatro millones más podrían verse privados del acceso a la educación en un futuro próximo.
“Regresé ayer [el 18 de octubre, ed.] de una misión que me llevó tanto al norte como al sur de Yemen", dijo Elder. “Conocí a docenas de niños, y muchos de ellos fueron una verdadera inspiración; todos sufren profundamente. También conocí a pediatras, profesores, enfermeras y compartieron historias personales que reflejan el [drama de] su país. Todos están al borde del colapso total”.
La guerra en Yemen estalló en 2014 como un enfrentamiento interno entre el gobierno pro-saudí y los rebeldes hutíes -chiíes y más cercanos a Teherán. En marzo de 2015 el conflicto degeneró tras la intervención directa de Riad, y ya se ha cobrado más de 130.000 vidas. Según la ONU, la guerra provocó la "peor crisis humanitaria del mundo", sobre la cual el Covid-19 tiene efectos "devastadores". Millones de personas están al borde de la inanición y se estima que los niños sufrirán las consecuencias durante los próximos 20 años.
Fábricas, escuelas, hospitales y empresas públicas y privadas han quedado destruídas, provocando un derrumbe de la economía. En tanto, no se sale del estancamiento que atraviesan los coloquios entre emisarios saudíes y representantes hutíes para un alto el fuego nacional. En las últimas semanas, los combates se han concentrado en torno a Marib, el último bastión del gobierno en el norte del país, controlado por los rebeldes. En una región estratégica, rica en gas natural, la violencia ha culminado con más de 10.000 desplazados en poco tiempo.
"La crisis humanitaria en Yemen, la peor del mundo", subraya el vocero de Unicef, "representa la trágica convergencia de cuatro amenazas: un conflicto violento y prolongado; una devastación económica; los servicios destrozados en todos los ámbitos: salud, nutrición, saneamiento, protección y educación; y una respuesta de la ONU insuficiente y pobremente financiada". Entre los ejemplos cita el de los docentes: dos tercios de los maestros y profesores (al menos 170.000) no reciben un salario regular desde hace cuatro años. Además, 15 millones de personas -de las cuales más de la mitad son niños (8,5 millones)- no tienen acceso a agua potable, higiene y saneamiento.
Elder concluye: "Los niños de Yemen no se mueren de hambre por falta de alimentos, sino porque sus familias no pueden comprarlos. Se mueren de hambre porque los adultos siguen librando una guerra en la que los niños son los grandes perdedores. Yemen es el lugar más difícil del mundo para ser niño. Y la situación está empeorando”