Kalimantan Occidental celebró los 75 años de la Congregación de la Pasión
de Mathias Hariyadi

Hace unos días se celebró una misa y se proyectó una película que repasa la historia de la presencia misionera en el país. Mons. Mencuccini: "Gracias al espíritu de San Pablo de la Cruz hemos afrontado todas las vicisitudes".


Yakarta (AsiaNews) - Hace pocos días, en Sekadau (Kalimantan Occidental) se celebró el 75º aniversario de la presencia de la Congregación de la Pasión en Indonesia. Los días 19 y 20 de octubre, los sacerdotes pasionistas se reunieron para celebrar una misa presidida por el obispo de Sanggau, Mons. Giulio Mencuccini. La ocasión también marcó el 25º aniversario del sacerdocio del P. Gabriel Asun, nativo de Dayak..

"Nuestra obra en el mundo nació hace 300 años. Llevamos 75 años en Indonesia y hemos tenido muchos altibajos", dijo Mons. Mencuccini durante la homilía. "Pero con el espíritu de San Pablo de la Cruz hemos podido llevar adelante nuestro servicio en este país". El jefe del distrito local también elogió la labor de los religiosos.

Durante los festejos se proyectó una película que repasa la historia de la presencia misionera en el país. 

Los primeros padres de la Congregación de la Pasión eran oriundos de los Países Bajos y llegaron a Ketapang en 1946. En aquella época, a las remotas zonas de Kalimantan Occidental -donde viven los nativos dayaks- sólo se podía llegar en barco desde la ciudad de Pontianak. La presencia de los misioneros comenzó gracias al impulso del nuncio apostólico del Borneo holandés, ya que los capuchinos de Pontianak ya no podían llevar a cabo su servicio pastoral en Ketapang. En 1952 dos misioneros se ahogaron al cruzar el río Pesaguhan. Al año siguiente, P. Sillekens, llegó para sustituirlos

En 1949 llegaron cinco religiosas agustinas para desarrollar la misión en el campo de la educación junto con los sacerdotes pasionistas. En los años posteriores a la independencia de los Países Bajos, el presidente indonesio Sukarno obligó a los misioneros a renunciar a su ciudadanía holandesa. Caso contrario, debían abandonar Indonesia. En los años sesenta llegaron los primeros misioneros italianos, entre ellos monseñor Giulio Mencuccini, el único obispo extranjero en Indonesia.