Obispo de Legazpi: el Sínodo también debería escuchar a los presos

En el domingo dedicado a la pastoral de los detenidos, monseñor Joel Baylon hace un llamamiento en nombre de la Conferencia Episcopal. Actualmente hay más de 165.000 personas encarceladas en Filipinas, un país que tiene uno de los sistemas penitenciarios más superpoblados del mundo.


Manila (AsiaNews) - En el camino sinodal que el Papa Francisco pide a la Iglesia recorrer en los próximos dos años también deben participar los presos. Esta es la esperanza expresada por los obispos de Filipinas en un mensaje publicado con motivo del domingo dedicado a la pastoral carcelaria, que se celebra en el país el 31 de octubre.

El obispo de Legazpi, monseñor Joel Baylon, presidente de la Comisión para la Pastoral Penitenciaria de la Conferencia Episcopal de Filipinas, escribe que la jornada es una oportunidad para reafirmar los valores que sostienen la tarea de los capellanes, religiosas y laicos que prestan su servicio en las cárceles: "La defensa de la vida", enumera, "el respeto a la dignidad de la persona y a los derechos humanos de las personas privadas de libertad, ayudándoles a defenderse ante los tribunales mientras esperan el juicio, promoviendo la confianza de que cuando se les ofrezca una nueva oportunidad podrán sentirse nuevamente acogidos en la sociedad".

Actualmente hay más de 165.000 personas en las cárceles filipinas, de las cuales el 63,9% cumple prisión preventiva. Sigue siendo uno de los sistemas penitenciarios más superpoblados del mundo, a pesar de que decenas de miles de reclusos fueron liberados durante la emergencia de Covid-19. Para monseñor Baylon, el compromiso de la Iglesia de servir a los presos es también "una respuesta a la invitación del Papa Francisco en este Sínodo sobre la sinodalidad". Un camino para reconocerse en la Iglesia, sobre todo los que se encuentran en situaciones especiales: los relegados a los márgenes de la sociedad, los olvidados o juzgados por los errores cometidos con los demás y la comunidad. Y esto vale de manera especial para quien se encuentra en prisión", comenta el prelado.

“Asegurémonos de ofrecerles la experiencia de la solidaridad y la sinodalidad, reconociendo como Iglesia su dignidad de seres humanos, defendiendo sus vidas, sus sueños, sus esperanzas”, concluye el obispo de Legazpi. “Y que el Espíritu Santo nos apoye en estos esfuerzos y los haga fructíferos y significativos".