Crisis humanitaria en Afganistán: ahora la gente muere de sarampión

Las reservas del Banco Central afgano siguen bloqueadas en Estados Unidos: los talibanes escriben al Congreso. La mitad de la población ya sufre de desnutrición y se avecina otro invierno con sequías. Fuentes locales de AsiaNews instan a invertir en proyectos de desarrollo para no tener que gastar el doble en un año de ayudas por la emergencia. Pero los donantes internacionales temen las sanciones de la ONU.


Kabul (AsiaNews) -  Al menos 87 niños han muerto en Afganistán a causa de una epidemia de sarampión. Así lo afirmó una vocero de la Organización Mundial de la Salud, Margaret Harris, precisando que faltan vacunas y que "para los niños desnutridos, el sarampión es una sentencia de muerte". El director ejecutivo del World Food Programme, David Beasley, ya había alertado sobre la situación a finales de octubre, cuando advirtió que más de 22 millones de personas -la mitad de la población de Afganistán- incluidos 3,2 millones de niños, podrían sufrir desnutrición aguda. No es posible saber cuánto se ha propagado el coronavirus. Y a pesar de que la población de Afganistán es muy joven, con un sistema sanitario colapsado y una malnutrición galopante, el número de muertes promete aumentar, advierten fuentes de AsiaNews en el país. En este momento, las personas que corren más riesgo son los desplazados internos: son 3,5 millones de personas que huyeron de sus hogares durante los meses del avance talibán. Las muertes son más frecuentes entre ellos, ya sea en los campos de refugiados o en sus desplazamientos.

Los llamamientos que las organizaciones internacionales han hecho en los últimos días no son genéricos, con miras a ayudar a la población afgana. La situación humanitaria es realmente dramática y está estrechamente ligada al bloqueo diplomático y económico. Ayer, el ministro de Asuntos Exteriores del Emirato Islámico, Amir Khan Muttaqi, envió una carta al Congreso estadounidense en la que pedía disponer de las reservas del Banco Central Afgano, bloqueadas en bancos estadounidenses -unos 9.000 millones de dólares. Muttaqi escribió que si la ayuda extranjera no llega, el invierno será catastrófico. El gobierno estadounidense no sabe qué hacer: colaborar con los talibanes para que ayuden a la población significaría financiar a un gobierno de fanáticos que no tienen la más remota idea de cómo administrar un país tan grande y complejo como Afganistán. Al prohibir que las mujeres trabajen y las transacciones en moneda extranjera, los talibanes no han hecho más que complicar la situación económica y financiera. Y, como demostró el enésimo atentado de ayer en el barrio chiíta de la capital, los "estudiantes del Corán" ni siquiera son capaces de contener el problema del Estado Islámico.

Ninguna otra nación quiere invertir en proyectos de desarrollo en este momento: los donantes temen las sanciones de la ONU porque los nuevos ministros del Emirato Islámico son buscados por terrorismo o tienen lazos con Al Qaeda. Actualmente, los grandes donantes financian las intervenciones de urgencia y la distribución de la ayuda alimentaria (como corresponde en este momento). “Sin embargo, si nos olvidamos de salvaguardar los medios de subsistencia de las poblaciones locales y la producción de alimentos en el país, en un año tendremos el doble de personas necesitando ayuda alimentaria”, dicen las fuentes de AsiaNews en el territorio. Se anticipa otro invierno seco, lo que supone un gran problema para la producción de alimentos. En la primavera, el riego de la pastura depende de la acumulación de nieve en los glaciares durante el invierno: si nieva poco ahora, no habrá agua para cultivar los campos en primavera. Las empresas agrícolas corren el riesgo de cerrar: al menos el 70% dependía del dinero del gobierno afgano y del Banco Mundial. Por tanto, los avances logrados durante 20 años de trabajo podrían desaparecer en poco más de un año.

Además de la catástrofe humanitaria, es muy probable que la crisis económica fomente el terrorismo, dijo ayer la enviada de la ONU a Afganistán, Deborah Lyons: "Con la actual parálisis del sector bancario, una parte del sistema financiero se verá empujada a favorecer las operaciones monetarias informales, que a su vez facilitan el terrorismo y el contrabando de drogas", advirtió Lyons. "Estos problemas afectarán a Afganistán pero luego se extenderán a la región".