Papa: el trabajo infantil es explotación de niños y privación de su derecho al juego

"Resulta absolutamente sorprendente y perturbador que en las economías actuales - cuyas actividades productivas hacen uso de las innovaciones tecnológicas, hasta el punto de que se habla de la "cuarta revolución industrial"- persista en todo el mundo el empleo de niños en actividades laborales. Esto pone en riesgo su salud y bienestar psicofísico y les priva del derecho a la educación y a vivir su infancia con alegría y serenidad".


Ciudad del Vaticano (AsiaNews) –  El trabajo infantil es "explotación de niños", "privación" de su derecho "a la salud, a la educación, al crecimiento armonioso, incluyendo la posibilidad de jugar y soñar". Es robar a los niños su futuro y, por tanto, a la humanidad misma. Es una violación de la dignidad humana". Con palabras muy duras, el Papa Francisco hoy expresó la condena de la Iglesia a una práctica que aún sigue extendida.

Francisco hizo estas declaraciones con ocasión de una audiencia con los participantes en la conferencia internacional "Erradicar el trabajo infantil, construir un futuro mejor", promovida por la Comisión COVID-19 del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral del Vaticano, con la colaboración de la Misión Permanente de la Santa Sede ante la FAO, que se celebra hoy.

En el origen del "flagelo de la explotación laboral infantil", señaló Francisco, están en primer lugar "las distorsiones del sistema económico actual, que centraliza la riqueza en manos de unos pocos". Y junto a ello, "la extrema pobreza, la falta de trabajo y la consiguiente desesperación de las familias". Estos son "los factores que más exponen a los niños a la explotación laboral", agravada por la pandemia.

“Resulta absolutamente sorprendente y perturbador”, dijo Francisco, “el hecho de que en las economías contemporáneas -cuyas actividades productivas se sirven de las innovaciones tecnológicas, hasta el punto de que se habla de la "cuarta revolución industrial"- persista el empleo de niños en actividades laborales en todas las partes del mundo. Esto pone en peligro su salud, su bienestar psicofísico y les priva del derecho a la educación y a vivir su infancia con alegría y serenidad".

"El trabajo infantil no debe confundirse con las pequeñas tareas domésticas que los niños, en su tiempo libre y según su edad, pueden realizar como parte de la vida familiar, para ayudar a los padres, hermanos y abuelos u otros miembros de la comunidad. Estas 

actividades suelen ser beneficiosas para su desarrollo, ya que les permiten poner a prueba sus habilidades y crecer en conciencia y responsabilidad. El trabajo infantil es algo totalmente distinto. Es la explotación de los niños en los procesos de producción de la economía globalizada para el beneficio y la ganancia de otros. Es la negación del derecho de los niños a la salud, la educación y el crecimiento armonioso, incluida la posibilidad de jugar y soñar. Está robando a los niños su futuro, y por tanto a la humanidad misma. Es una violación de la dignidad humana”.

“Si queremos erradicar el flagelo del trabajo infantil", advirtió, "debemos trabajar juntos para erradicar la pobreza, para corregir las distorsiones del sistema económico actual, que concentra la riqueza en manos de unos pocos". Debemos animar a los Estados y a los agentes empresariales a crear oportunidades de trabajo decente con salarios justos, para que las necesidades de las familias puedan ser satisfechas sin que sus hijos se vean obligados a trabajar. Debemos aunar esfuerzos para promover una educación de calidad y gratuita para todos en todos los países, así como un sistema de salud al que puedan acceder todos, sin distinción. Todos los actores sociales están llamados a combatir el trabajo infantil y sus causas. En este sentido, dijo, “es un signo de gran esperanza la participación de representantes de organizaciones internacionales, de la sociedad civil, de las empresas y de la Iglesia en esta conferencia".