Ortodoxia y chamanismo en Siberia
de Vladimir Rozanskij

En el Extremo Oriente ruso, sigue habiendo una gran mezcla de cristianismo y paganismo. Los sacerdotes ortodoxos del campo se entregan a las prácticas chamánicas. El folclore pagano es visto como un espectáculo de "cultura popular". El clero ortodoxo y los chamanes se "alían" contra el Covid.


Moscú (AsiaNews) – Una investigación del sitio web Sibir.Realii reveló que en Siberia persiste una mezcla evidente entre el cristianismo y el paganismo. El territorio asiático fue conquistado por Rusia hace 400 años, en 1581, cuando el cosaco Ermak, enviado por Iván el Terrible, derrotó al ejército del Khan Kučuma. En los siglos posteriores, el territorio se extendió desde los Urales hasta el Océano Pacífico, llegando incluso a tocar las costas de Norteamérica.

Los pueblos nativos de Siberia se opusieron durante mucho tiempo a los conquistadores rusos, en una epopeya que recuerda a los indígenas del llamado Far West o a los de América Latina. Sin embargo, hasta la instauración del ateísmo soviético, los rusos no habían tratado de reprimir las religiones paganas de los lugareños, e incluso mostraban cierta benevolencia hacia el chamanismo como "camino al cielo". Mientras que en el norte de la Rusia europea los monjes lograron evangelizar a los komi y a otros pueblos, Siberia siempre mantuvo un espíritu de tolerancia interreligiosa.

Los rusos se trasladaron a Siberia de forma nada rápida y numerosa, muchas veces forzados al exilio o como castigo. Quien llegaba allí no tenía más remedio que adaptarse a condiciones extremas, debido al clima y a la hostilidad del entorno cultural y étnico. El mecanismo más eficaz para esta adaptación siempre fue el intercambio de experiencias entre las generaciones más antiguas, que llevó a los rusos a fusionar sus propias habilidades laborales -y sus creencias religiosas- con las de los locales.

En las gélidas noches siberianas, perdido en la taiga sin fronteras, "te conviertes en un pagano aunque no quieras", dice Sergei, un habitante de la región de Tomsk: "No todo el mundo está dispuesto a observar la virginidad de los principios, cuando se trata de la vida o la muerte". Ante la imprevisibilidad del mañana, el auxilio de los chamanes locales, -con sus rituales propiciatorios y calmantes- parecía ser la única salida para muchos.

Muchos representantes de la ortodoxia rusa, desde el famoso sacerdote cismático Avvakum en el siglo XVII hasta el monje Rasputín antes de la revolución, estaban fascinados por los ruidosos rituales paganos. Los chamanes gritaban en lenguas desconocidas mientras golpeaban enormes tambores y agitaban símbolos mágicos, en contraposición a las interminables letanías de la liturgia eslavo-bizantina. Muchos rusos se convirtieron en chamanes, como atestigua una lista de San Petersburgo de principios del siglo XVIII en la que al menos cuatro de los 30 chamanes siberianos más conocidos tenían nombres rusos.

Los sacerdotes ortodoxos del campo solían entregarse a las prácticas chamánicas, y este fenómeno aún se observa hoy en día. Los adornos florales y vegetales, las procesiones durante las fiestas invernales (el Carnaval ruso dura de diciembre a febrero), el uso de campanas y tambores paganos: todo esto ocurre incluso en parroquias y monasterios de las zonas más aisladas. Algunos sacerdotes llegan a acuerdos con los chamanes, coordinando las acciones sagradas y mágicas para luego repartirse las ofrendas de los fieles.

Las autoridades civiles, incluso en la época soviética, nunca desdeñaron las curaciones chamánicas, ya que el folclore pagano es y era visto como un espectáculo de "cultura popular" que hay que patrocinar y proteger. En Siberia se desarrolló una versión particular de la "dvoeverie", la "doble fe" típica de la antigua Rus de Kiev, con las variantes del "paganismo ortodoxo" y el "comunismo pagano", hasta el renacimiento religioso de las últimas décadas, en el que el sincretismo expresa la tendencia de estos territorios.

La emergencia por la pandemia de alguna manera fomenta la mezcla de religiones. En diálogo con un corresponsal de Izvestija, el flamante obispo de Yakutsk, Roman (Lunkin) dijo que fue bien recibido por los chamanes locales, y que le propusieron una alianza contra el Covid, recomendando a sus seguidores que acudan a las iglesias ortodoxas locales.