Rangún: La Junta Militar encarcelará a quien utilice una VPN

Se trata del enésimo intento del ejército de reprimir la resistencia civil limitando el uso de las redes privadas individuales. Los enfrentamientos continúan, pero China ha pedido que se detengan las operaciones fronterizas durante los Juegos Olímpicos. El primer ministro camboyano Hun Sen condenó los últimos bombardeos, pero sólo porque quiere que Myanmar participe en las próximas cumbres de la ASEAN.


Rangún (AsiaNews/Agencias) – Será llevado a prisión quien utilice una VPN -una red privada individual que garantiza una conexión segura e imposible de rastrear en Internet. Es lo que establece un proyecto de ley redactado en los últimos días por el Consejo Administrativo del Estado (nombre adoptado por la junta birmana) para reprimir la resistencia antigolpista que se opone a los militares desde hace casi un año.

Desde el golpe de Estado del primero de febrero de 2021, el ejército ha reducido (cuando no impedido totalmente) el acceso a las redes sociales; el mes pasado se duplicó la tasa de navegación online. Según la información recogida por The Irrawaddy, el proyecto de ley, que se espera entre en vigor mañana y que también prohíbe el intercambio de criptodivisas, daría al Tatmadaw (el ejército birmano) la capacidad de acceder a los datos de los usuarios, restringir el servicio de Internet e interceptar y encarcelar a quienes critican al régimen. Un ex diputado de la Liga Nacional por la Democracia, el partido de Aung San Suu Kyi, dijo que "incriminar a quienes utilizan una VPN equivaldría a encarcelar a todo el país”.

Mientras tanto, las Fuerzas de Defensa del Pueblo, el brazo armado del gobierno de unidad nacional en el exilio, y las milicias étnicas antigolpistas se enfrentaban a diario con el ejército. Desde el 7 de enero, el Tatmadaw bombardea el Estado de Kayah, especialmente las ciudades de Loikaw y Demoso, generando una nueva ola de desplazados, que los cálculos más optimistas estiman en 60.000 personas.

La semana pasada, las tropas del ejército arrasaron un pueblo entero en la región central de Magway. Según los habitantes locales, los soldados entraron en la ciudad de Sann-myo y empezaron a disparar a la gente. Luego incendiaron alrededor de cien casas. Radio Free Asia (RFA) publicó fotos satelitales del pueblo tras el ataque del 18 de enero y las comparó con otras tomadas dos años antes: las imágenes muestran que la parte central del pueblo ha quedado completamente destruida, y unas pocas casas carbonizadas permanecen en pie justo a los campos que rodean la aldea.

En el norte, la situación es diferente: la Organización para la Independencia de Kachin (KIO), el brazo político del Ejército de Liberación de Kachin, emitió un comunicado en el que declara que los combates se suspenden a pedido de Beijing. Kachin linda con China, que no quiere que se produzcan disturbios en la frontera durante los Juegos Olímpicos de Invierno y las celebraciones del Año Nuevo Lunar. El enviado de paz de China se ha puesto en contacto con las milicias étnicas birmanas que luchan en la frontera y les ha pedido que detengan los enfrentamientos. Cabe destacar que desde principios de año, los combates no han sido particularmente intensos en el norte del país.

Tras visitar Myanmar los días 7 y 8 de enero, el primer ministro camboyano, Hun Sen, se dirigió al general birmano Min Aung Hlaing, jefe de la junta militar, instándole a mantener los acuerdos firmados con la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), actualmente presidida por Camboya. Hun Sen, el primer jefe de Estado que viajó a Myanmar tras el golpe, quiere invitar al general a la próxima cumbre de la organización, pero todos los demás miembros se oponen.

En base a las declaraciones conjuntas del día de ayer, Naipyidó y Phnom Penh se comprometen a aplicar el tratado de cinco puntos firmado en abril del año pasado por Myanmar para reducir la violencia y retomar la senda democrática. Sin embargo, los observadores internacionales dudan de que Min Aung Hlaing quiera cumplir sus promesas a la ASEAN: lo más probable es que la crisis política continúe y se traduzca en nuevos derramamientos de sangre. "Hun Sen solo quería limpiar su reputación luego de las críticas por su reciente viaje a Myanmar, que fue visto como una pérdida de tiempo", explicó a RFA el analista Em Sovannara.