Entre Ankara y Atenas, los negocios son más importantes que las disputas territoriales
de Marta Ottaviani

Después de 12 años, se reunió en la capital helénica el Comité Económico Conjunto y se firmó un memorando sobre sectores estratégicos, mientras los intercambios comerciales ya se triplicaron desde 2005. Pero las disputas históricas sobre Chipre y los yacimientos en el Mediterráneo siguen dividiendo a turcos y griegos, así como el problema de la gestión de los flujos de inmigrantes.

 


Milán (AsiaNews)- No es que se haya alcanzado la paz ni han cerrado las heridas abiertas desde hace siglos. Pero siguiendo la teoría de que más dinero puede traer al menos un poco más de estabilidad, en los papeles (por el momento sólo en estos) Turquía y Grecia parecen haber dado un paso adelante. El lunes 24 de enero, por primera vez en 12 años, se reunió en Atenas el JEC, el Comité Económico Conjunto. El encuentro tuvo lugar después de la reunión del JTC, el Comité Conjunto de Turismo, también en Atenas, en noviembre del año pasado, una vez más tras una pausa de 12 años.

Al menos a nivel teórico y práctico, la voluntad de buscar soluciones está allí y el programa es amplio. Las delegaciones de los dos países firmaron un memorando que contempla fomentar el comercio y las inversiones recíprocas, así como la promoción de joint venture entre empresarios turcos y griegos. El memorando también toca temas particularmente estratégicos, como la cooperación en el sector energético, la investigación y el desarrollo, y la protección del medio ambiente.

En fin, buenas intenciones y beneficios mutuos. Pero también es cierto que las principales cuestiones políticas siguen sobre la mesa y corren el riesgo de comprometer la aplicación del memorando.

"Las dos delegaciones -explica a AsiaNews Alexandra Voudouri, analista del think-tank Macropolis, especializada en Europa sudoriental- discutieron temas importantes como el turismo, la energía, el transporte y las condiciones para lllevar a la práctica el memorando. Por el momento sigue habiendo tensiones entre los dos países, pero muchas de ellas se mantienen a nivel retórico. El hecho de que haya cuestiones sin resolver de carácter nacional, político y estratégico no significa que no se pueda avanzar en una cooperación en los sectores económico, comercial, turístico, energético, etc... Para Atenas, el hecho de que exista un canal de comunicación con Ankara reviste cierta importancia. Fuentes diplomáticas también han subrayado que un clima positivo puede favorecer debates constructivos y desarrollos en la región”.

Sin embargo, los temas sobre la mesa siguen estando y son importantes. En primer lugar, Grecia y Turquía tienen una disputa que dura desde hace décadas sobre la delimitación de sus aguas territoriales. A diferencia de Ankara, Atenas suscribió en 1994, junto con otros 167 países, la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (UNCLOS). Este convenio internacional también sanciona la definición de Zona Económica Exclusiva (ZEE), es decir, un área marítima en la que el país en cuestión tiene derechos soberanos para la gestión de recursos naturales, incluyendo la energía, además del derecho a decidir dónde y cuándo instalar estructuras como plataformas petrolíferas. La extensión de la Zona Económica Exclusiva llega hasta las 200 millas náuticas y eso significa que Atenas tiene derecho a sondear gran parte de las aguas del Egeo. Siempre relacionada con las aguas territoriales está la cuestión de la reivindicación de algunas islas por parte de Turquía, en primer lugar Castellorizo, que con su ZEE crea una continuidad entre zonas helénicas y grecochipriotas que Turquía no reconoce. Y, directamente ligado a este tema, está la cuestión de la exploración en las aguas del Mediterráneo para buscar yacimientos de gas.

Desde 1974, además, existe el enorme problema de la isla de Chipre que, invadida por las tropas turcas, vive una situación paradójica desde 2004. La parte de habla griega es miembro de la UE, la parte de habla turca no es reconocido por la comunidad internacional. Aquí vuelven a plantearse todos los problemas relacionados con la explotación de las aguas, con Turquía actuando como garante de la KKTC, la República Turca del Norte de Chipre.

Para concluir, está el drama de los migrantes que cada año salen de Turquía para tratar de desembarcar en las islas griegas. En 2020 Ankara los acumuló en la frontera terrestre con Grecia y amenazó con dejarlos pasar a todos, usando su sufrimiento como arma de chantaje.

En definitiva, quedan muchos nudos por desatar, pero hasta ahora no han detenido los negocios. En 2021 el comercio entre Grecia y Turquía registró un incremento del 69,2% respecto al año anterior, y se ha triplicado desde 2005. “Creo que ambas partes se beneficiarán de este memorándum de forma equitativa -concluye Voudouri-. Hablando de manera realista, una Turquía económicamente inestable crearía problemas a muchos, no solo a Grecia, y en muchos niveles”.