Monseñor Chow: ‘Mi Hong Kong tiene esperanza en los jóvenes’

En su primera entrevista con la revista del PIME “Mondo e Missione”, Mons. Stephen Chow Sau-yan cuenta cuáles son los desafíos de su ministerio en la ciudad que lucha con las presiones de Beijing, cada vez más duras: “Estamos aquí como profetas, pero con la humildad del diálogo. Nuestro trabajo es proteger a los estudiantes. La cultura puede ser subversiva”.


Milán (AsiaNews) - "Me parece inaceptable que se ignore, se pisotee o se quite la dignidad humana. Dios nos dio esta dignidad cuando nos creó a su imagen y semejanza. Y, por tanto, es universal porque proviene del amor de Dios". Así se expresa sobre los derechos humanos el nuevo obispo de Hong Kong, monseñor Stephen Chow Sau-yan,en su primera entrevista desde el inicio de su ministerio al frente de la Iglesia de la ex colonia británica. El reportaje saldrá publicado en el número de febrero de 2022 de Mondo e Missione, la revista de los misioneros del PIME, presentes en Hong Kong desde hace casi 165 años.

Mientras dialoga con el padre Gianni Criveller, misionero y sinólogo del PIME, monseñor Chow cuenta cómo es su estado de ánimo mientras desarrolla su tarea -reemplazó a mons. Michael Yeung Ming-cheung, fallecido en 2019, y fue consagrado obispo el 4 de diciembre pasado en la Catedral de la Inmaculada Concepción. Una misión que hoy se ha vuelto particularmente difícil por las profundas divisiones que genera el control -cada vez más estricto- de Beijing sobre Hong Kong, con arrestos y otras formas de represión de las libertades democráticas en nombre de la "seguridad nacional". “Yo no vivo de la opinión pública”, comenta el prelado jesuita de 62 años, “si no, no sería libre para poder discernir la voluntad de Dios y tener libertad interior. Me ejercito en un equilibrio y veo que esto es estimulante. Yo no soy un diplomático; el obispo no lo es. Claro que a veces tenemos que ser diplomáticos, pero mi principal preocupación es discernir la voluntad de Dios".

La entrevista se centra en el tema de la educación y el compromiso con los derechos humanos que han caracterizado el camino humano del p. Stephen Chow desde su juventud. “Me incorporé a Amnesty International antes de 1989 -recuerda el prelado- aunque ya no formo parte de ella. Los incidentes de 1989 me afectaron mucho (se refiere al movimiento de la plaza de Tiananmen y su violenta represión). Me pusieron en contacto con mi identidad como chino. Mi historia personal y la del pueblo chino quedaron unidas por ese evento”.

“Permanecí muchos años en el extranjero – continúa el prelado, que completó sus estudios en Irlanda y en los Estados Unidos – y en este tiempo he aprendido la importancia de la cultura. Especialmente en Harvard, entendí cómo impacta ella en nuestras vidas. Por eso ahora le doy mucha importancia a lo que estamos creando. La cultura puede ser subversiva. Y luego está la idea de que la realidad no es un hecho, sino que se está construyendo, y la construimos juntos. Los educadores, en particular, somos 'co-constructores', junto a los jóvenes. La Iglesia también debe ser así: trabajar con las nuevas generaciones para construir juntos el futuro".

Frente a la pregunta sobre las dificultades y desafíos para la educación de los jóvenes en Hong Kong luego de la introducción de la Ley de Seguridad Nacional, el primero de julio de 2020, monseñor Chow responde: "Estamos en una fase diferente. Tenemos que estar atentos para no meter en problemas a nuestros hijos, a nuestros estudiantes y a la escuela. Nuestra principal tarea es proteger a los estudiantes. Como educadores, esperamos que puedan desarrollar un pensamiento independiente y no solo dentro de un esquema preestablecido. Esperamos que puedan tener más perspectivas, para que aprecien las diferencias y se reconcilien con la realidad. Necesitamos entender qué es legal y qué no. Es nuestro deber ayudarlos a entender la situación y al mismo tiempo, a pensar. Algunas personas del mundo académico  no son equilibradas. O son rígidamente conservadores o neuróticamente liberales. Estos extremos no son saludables”. Por otro lado, dice, “muchos docentes expertos han emigrado. No es una tarea fácil contratar a docentes y directivos. También se han ido varios profesionales, como los trabajadores sociales y psicólogos. Esa es otra realidad a la que tenemos que hacer frente".

Cuando habla de los jóvenes decepcionados por la situación política actual, el nuevo obispo de Hong Kong les extiende una invitación: "Me gustaría decirles: 'Sean una jirafa con los pies en la tierra y una visión del futuro'. Pero no se puede tener todos los pies en el suelo al mismo tiempo: cuando la jirafa se mueve, uno está en el aire. Se necesita una visión. Y entender el presente y el contexto. No mires los muros, mira el futuro. También les digo a los jóvenes que se imaginen cómo quieren que sea la Iglesia, el mundo, nuestro Hong Kong, y que compartan su visión con los demás, no solo escuchando a los que piensan como ellos. Esto significaría acabar en los mismos callejones sin salida. Se requiere escuchar también a personas diversas, e incluso a aquellas con las que no se está de acuerdo. Solo de esta manera es posible tener más perspectivas”. 

Por último, al referirse a los extranjeros que abandonan Hong Kong, preocupados por el futuro y la incertidumbre que sienten los propios misioneros, Mons. Chow comentó: "Hong Kong debe seguir siendo una ciudad internacional. No podemos deshacernos de los expatriados. Como religiosos, debemos aprender a trabajar con el gobierno y encontrar todo el espacio que podamos. Pero esto no significa dejar se ser críticos. Estamos aquí como profetas, pero con la humildad del diálogo. Creo sinceramente que los misioneros tienen un lugar en la Iglesia de Hong Kong. Apreciamos su rol y lo que han hecho, y haremos todo lo posible para que sigan aquí".

 

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