Lucha contra el odio a los coreanos: la Corte Suprema aprueba las ordenanzas de Osaka
de Guido Alberto Casanova

La ciudad alberga una gran comunidad de zainichis -descendientes de inmigrantes coreanos durante la época colonial- y decidió adoptar estas medidas para reprimir los ataques. En los últimos meses se ha producido un nuevo aumento de este fenómeno, muy arraigado en Japón.


Tokio (AsiaNews) - El 15 de febrero, la Corte Suprema de Japón se pronunció por unanimidad sobre las ordenanzas publicadas por la ciudad de Osaka para combatir la incitación al odio. Según el máximo Tribunal, las disposiciones de la ciudad están en línea con los dictámenes de la Constitución y no infringen sustancialmente la libertad de expresión de los ciudadanos. Las restricciones son "racionales y se ajustan al mínimo necesario", afirma el veredicto, ya que fueron redactadas para contrarrestar "comportamientos racistas y discriminatorios altamente violentos". La sentencia confirma el dictamen de dos tribunales de Osaka, después de que un grupo de ciudadanos impugnara las ordenanzas por considerar que vulneraban el derecho a la expresión.

Japón tiene su propia ley contra la incitación al odio, que, sin embargo, no prevé sanciones contra los infractores, limitándose a establecer un cuadro normativo. La ley se aprobó en 2016 cuando se intensificaron en el país los ataques a la minoría zainichi, descendientes de inmigrantes coreanos de la época colonial cuya gran mayoría permanecen en el país pero no tienen la ciudadanía japonesa. Osaka, donde hay una importante comunidad zainichi, fue el primer gobierno local en tomar nota de la nueva ley: en 2016, tras una concentración en la que la extrema derecha pidió expulsar a los coreanos de Japón o matarlos, Osaka introdujo nuevas medidas para hacer públicos los nombres de quienes habían incitado al odio y poder retirar sus contenidos de Internet.

La sentencia de la Corte Suprema es una señal alentadora para los gobiernos locales japoneses. Como informa Asahi Shimbun, Osaka no es la única ciudad que ha tomado este tipo de medidas: Tokio ha impuesto restricciones en el uso de terrenos públicos a las personas halladas culpables de incitación al odio. En 2020, Kawasaki también introdujo multas para castigar este delito. Es posible que otras administraciones pronto sigan sus pasos. Tal es el caso de Hiroshima, donde la sociedad civil ya se ha movilizado con este fin.

De hecho, en los últimos meses se registra un nuevo aumento de episodios de violencia contra los Zainichis. En el segundo semestre de 2021 se produjeron al menos 3 atentados contra centros y edificios de la comunidad coreana en Japón. La extrema derecha, que ahora se reorganizó y funciona bajo la falsa apariencia de un partido, el Japan First Party, sigue actuando en el espacio público. El problema está muy instalado en el país y resulta difícil de erradicar. La cultura empresarial también desempeña un rol en la construcción del racismo anti-coreano, como demuestra el episodio de una empresa constructora de Osaka que distribuyó entre sus empleados material informativo fuertemente inspirado en la derecha xenófoba. Si bien es cierto que el racismo y la incitación al odio son un elemento habitual en muchas ciudades japonesas, la responsabilidad recae sin duda en una parte de la clase dirigente que tolera la existencia de grupos extremistas.