Con la guerra en Ucrania, Abe replantea en Tokio las ojivas nucleares
de Guido Alberto Casanova

En un debate por televisión, el ex primer ministro japonés afirmó que, a la luz de la situación mundial, sería necesario un acuerdo con Estados Unidos para compartir sus armas nucleares. El actual primer ministro Fumio Kishida se declaró en contra, pero hay posiciones enfrentadas dentro del partido al que ambos pertenecen. La protesta de los hibakusha, los supervivientes de las explosiones de Hiroshima y Nagasaki.

 


Tokio (AsiaNews)- Se inflama en Japón el debate sobre la posesión de armas nucleares. El fin de semana pasado el ex primer ministro Shinzo Abe fue invitado a un programa de televisión para hablar sobre el panorama internacional y las amenazas a la seguridad de Japón a la luz de la invasión rusa de Ucrania. El ex primer ministro señaló que, tras la caída de la Unión Soviética, Kiev había decidido renunciar a su arsenal nuclear, y dio a entender que si no lo hubiera hecho, probablemente Ucrania no se enfrentaría hoy a la agresión de Moscú.

Al trazar ese paralelo Abe ha sugerido, por lo tanto, que Tokio debería plantearse la conveniencia de llegar a un acuerdo con Estados Unidos para compartir sus armas nucleares. “Hay que entender cómo se mantiene la seguridad global. No deberíamos imponer tabúes en el debate sobre las circunstancias que tenemos que enfrentar”, dijo el ex primer ministro, refiriéndose implícitamente a los desafíos que plantea la creciente asertividad de China y el programa nuclear de Corea del Norte.

La propuesta fue inmediatamente rechazada por el actual primer ministro Fumio Kishida, quien declaró inaceptable la hipótesis sugerida porque estaría en contradicción con los tres principios antinucleares que han guiado la política exterior japonesa desde la década de 1960: no a la producción, no a la posesión y no a la introducción de armas nucleares en su territorio.

Sin embargo, a pesar de la actitud terminante de Kishida, el debate político no se detuvo. Abe dejó el cargo de primer ministro en 2020, pero sigue siendo una voz muy escuchada dentro del Partido Liberal Democrático (PLD), ya que lidera la facción más grande del mismo. Concretamente, Abe es el principal referente del ala derecha del partido, la que tiende a ser más nacionalista y donde los halcones de la defensa se sienten en casa.

La influencia en el debate público de la que todavía goza Abe se refleja de manera clara en la agitación política que siguió a sus declaraciones. Matsui Ichiro, líder del partido opositor Nippon Ishin no Kai, se hizo eco de Abe, afirmando que Tokio no puede manejar su política según los principios de una época pasada y anunciando que quiere dar a conocer sus propias propuestas. Tamaki Yuichiro, quien encabeza el DPP, puso en duda que la disuasión nuclear efectiva pueda funcionar con una interpretación demasiado estricta de los tres principios no nucleares. El Partido Comunista, en cambio, adoptó la opinión contraria, condenando la posición del ex primer ministro: “los tres principios antinucleares no son sólo una política sino también una causa nacional”. Más cauteloso en cambio fue el CDP, primer partido de la oposición, que criticó sobre todo la conveniencia de abrir un debate sobre el tema de improviso. Komeito, único aliado en el gobierno del PLD, declaró que era esencial seguir adhiriéndose a los tres principios.

Sin embargo, ante la ira de los sobrevivientes de las bombas nucleares de Hiroshima y Nagasaki, los hibakusha, algunos han dado un paso atrás. Las organizaciones de víctimas convocaron una conferencia de prensa el 2 de marzo para condenar públicamente la propuesta de llevar armas nucleares a Japón. “Debemos hacer entender a toda costa a las personas que no han vivido la guerra cuál es la realidad de las armas nucleares”, dijo un representante de los hibakusha. Al día siguiente, Nippon Ishin eliminó de sus propuestas la revisión de los tres principios antinucleares.

Pero Abe no se da por vencido. En una reunión de su propia facción que se realizó ayer, reiteró su posición, que tiene muchos partidarios dentro de la derecha. Aunque el gobierno liderado por el PLD se ha pronunciado en contra, la batalla decisiva sigue siendo la de la opinión dentro del partido, al que pertenecen tanto Kishida como Abe.