Obispos filipinos: acoger en Manila a los refugiados ucranianos
de Stefano Vecchia

Respaldo de la Conferencia Episcopal a la orden ejecutiva de Duterte que abre la posibilidad de acoger a los prófugos del conflicto en Europa. Mientras tanto, crece el descontento en la sociedad civil por la falta de condena a Moscú, en nombre de la neutralidad proclamada por el gobierno de Manila. La disputa con China sobre las fronteras marítimas también alimenta la preocupación.

 


Manila (AsiaNews) - La Iglesia filipina también se dispone a colaborar en la solidaridad internacional y acoger a los prófugos del conflicto en Ucrania. Tras el llamamiento que hizo en estos días la Conferencia de Obispos Católicos de Filipinas (CBCP) para que se abnadonen las armas y comience un diálogo que ponga fin al sufrimiento de la población ucraniana, y el lanzamiento de iniciativas concretas de oración, el vicepresidente de la Comisión de Migrantes e Itinerantes de la CBCP, Mons. Ruperto Cruz Santos, obispo de Balanga, expresó el apoyo de la Iglesia a iniciativas concretas de hospitalidad. En un diálogo con Radio Veritas, el prelado se refirió al Decreto 163 firmado por el presidente Rodrigo Duterte - para la acogida de prófugos ucranianos - como “nuestro regalo para el mundo entero”, que la Conferencia Episcopal y el Centro Stella Maris están dispuestos a apoyar .

Otras dos voces autorizadas también se han sumado a las muchas que reclaman un papel más incisivo del país en esta emergencia. El ex magistrado de la Corte Suprema Antonio Carpio pidió al gobierno que se sume a la presión internacional sobre Moscú, porque considera que "una política de defensa recíproca con otros Estados que permita el equilibrio de fuerzas" es "el único antídoto que un Estado débil puede utilizar contra la invasión o anexión de un Estado vecino poderoso”. Una referencia cercana a China, con la que Manila tiene una larga disputa sobre los mares soberanos.

Richard Heydarian, experto en geopolítica y asesor del gobierno, habló del "deplorable caso de neutralidad tóxica" de Manila. El blanco de la crítica es la política de neutralidad que adoptó el presidente Rodrigo Duterte, quien también es hostil a estrechar relaciones estratégicas con su tradicional aliado, Estados Unidos. Se pide una mayor implicación, en base a "una postura moral" que muchos sugieren con respecto a la invasión, y que se programen iniciativas humanitarias en el territorio filipino, que en el pasado acogió a un gran número de prófugos del conflicto de Indochina.

Esta línea también está ganando consenso entre las fuerzas políticas y la sociedad civil filipina, que observa atentamente la situación de sus compatriotas residentes en Ucrania y se solidariza con las dificultades que hoy comparte con el pueblo ucraniano. Según el Departamento de Relaciones Exteriores de Filipinas, hasta el momento se han evacuado de Ucrania 199 ciudadanos del archipiélago, pero otros todavía se encuentran en el país o se están trasladando a un lugar seguro.