Los hijos y nietos de los que llegaron a Sudamérica durante la Segunda Guerra Mundial se movilizan para darles refugio y asistencia, a pesar de estar a 13.000 kilómetros de Kiev. El gobierno argentino y el gobierno brasileño acordaron otorgar visas humanitarias. El presbítero Miraz Piczaka, de la parroquia ortodoxa de Berisso cuenta que están organizando: "oraciones y colectas ecuménicas para las personas que huyen de la guerra".
Buenos Aires (AsiaNews). Ante el desastre humanitario provocado por la guerra en Ucrania, los primeros países de América Latina que ofrecieron facilidades para recibir refugiados son Brasil y Argentina cuyos gobiernos, sin embargo, hacen equilibrio entre la condena y la neutralidad con respecto a la invasión rusa a Ucrania. Si bien aún no se organizaron los procedimientos para la recepción y alojamiento de los refugiados, se prevé que serán recibidos por las comunidades de descendientes ucranianos que, en ambos países, tienen una historia centenaria.
A pedido de la embajada de Ucrania en Buenos Aires, el Gobierno argentino dispuso esta semana que se otorguen visas humanitarias, sin costo alguno, a ciudadanos ucranianos que deseen ingresar al país en condición de refugiados. Tales permisos de ingreso y permanencia tendrán un plazo de tres años, cumplido los cuales se podrá solicitar la residencia definitiva. La medida alcanza a migrantes ucranianos y sus familiares directos, independientemente de la nacionalidad de éstos últimos. En los primeros días de marzo se anunció una medida similar en Brasil, aunque por una permanencia de dos años.
En tanto, en el Congreso argentino se analizaría la próxima semana un pedido al Presidente de la Nación para que disponga un programa denominado “Puente de fraternidad Argentina-Ucrania”. Además de facilitar la llegada y radicación en la Argentina de refugiados ucranianos, tal proyecto solicita que el Estado asuma los traslados desde Ucrania, distante a unos 13.000 km de Buenos Aires, a través de la empresa aérea estatal, y ofrezca una ayuda económica transitoria para quienes lo requieran. También se propone implementar un sistema de “padrinazgos” a través del cual distintas organizaciones, públicas o privadas, se harían cargo de la recepción y acompañamiento de los refugiados en el proceso de adaptación. En este caso el pedido a los legisladores fue formulado por ucranianos residentes en la Argentina. “Traer al país a sus familiares les resulta muy costoso, no sólo por el pasaje aéreo, sino también por las tasas que se cobran al ingresar”, dijo a AsiaNews la diputada Graciela Lena, autora del proyecto de resolución que cuenta con el apoyo de unos cuarenta legisladores.
El presbítero Gabriel Miraz Piczaka, de la parroquia cristiano ortodoxa unida ucraniana en Berisso, provincia de Buenos Aires, cuenta a AsiaNews que en esa localidad viven unos tres mil ucranianos, el 98% de los cuales son argentinos de padres o abuelos ucranianos. “Mi madre es ucraniana y tenía siete años cuando vino a la Argentina con mis abuelos y otros seis refugiados de la segunda guerra mundial”, cuenta Miraz Piczaka, quien conserva recuerdos de cuando en su juventud la parroquia que ahora conduce alojó a víctimas del desastre nuclear de Chernobyl.
La recepción de las familias que puedan llegar a la Argentina “seguramente descansará en las comunidades ucranianas locales”, dice Miraz Piczaka, quien también integra la comisión directiva de la Asociación Ucraniana “Renacimiento”, fundada en 1933 y que tiene a unos tres mil socios. Y agrega: “Más allá de mis diferencias con la política de estado de Argentina frente a Rusia, no puedo dejar de observar que es un gesto humanitario del gobierno que se basa en el concepto muy arraigado de que la Argentina es un crisol de razas”.
Mientras menciona que tiene familiares en Ucrania, Miraz Piczaka comenta que con la comunidad han compartido misas y espacios de oración ecuménica, además de las colectas de distintos objetos -frazadas, ropa de abrigo, elementos de primeros auxilios y otros-, cuyo traslado a los centros de refugiados en Ucrania o Polonia, correrá por cuenta de la embajada ucraniana en la Argentina.
Otra recolección de donaciones en Buenos Aires es llevada adelante por la Representación Central Ucrania en la República Argentina, una federación integrada por unas treinta asociaciones de inmigrantes ucranianos. El primer envío de ayuda humanitaria de ellos se hará la próxima semana y será trasladado los Cascos Blancos argentinos hasta Varsovia, desde donde serán distribuidos. Entre los miembros de esta federación están analizando las posibilidades de ayudar a los eventuales refugiados que llegarán al país.